En Chile se vive una extraña atmósfera conservadora, que no tiene relación con pertenecer a determinados sectores políticos o religiosos, sino más bien con un modo de debatir dogmático.
Una sociedad abierta es aquella donde existe pluralismo en todo sentido, con una constante actitud crítica y abierta a puntos de vista diversos, donde se parte de la premisa de que el conocimiento humano es falible y provisional y que, por tanto, no hay una verdad absoluta, lo que implica el respeto mutuo y la tolerancia.
En Chile, la sociedad parece más abierta, pues los individuos exigen mayores espacios para tomar decisiones personales, la mayoría se declara tolerante, y discuten temas diversos antes considerados tabúes. No obstante, si se analiza el modo en que esos temas se discuten, más bien parece seguir siendo una sociedad cerrada y conservadora.
La atmósfera conservadora se aprecia en la mayoría de los individuos, los cuales argumentan como si fueran a priori poseedores de una verdad absoluta, no en términos lógicos, sino en términos dogmáticos.
En base a eso, no argumentan en términos individuales, sino que siempre apelando a entelequias colectivas, como la patria, el pueblo, la nación, los hijos de dios, los creyentes, las minorías sexuales. Como si los respaldara una racionalidad colectiva infalible.
Siempre creen que sus ideas son “más colectivas”, y por tanto más válidas que otras, por lo que también se presumen moralmente superiores al resto y se tornan intolerantes.
Así, surgen sectarismos de diversas índole, siempre autoritarios, ya sea de la mano de prejuicios, intereses, o privilegios, que suprimen el diálogo de manera imperceptible.
En lo anterior radica el problema esencial. Esa atmósfera conservadora transversal a nivel de ciudadanos, se puede traducir irremediablemente en una excesiva confianza en la autoridad y el poder. La sociedad abierta entonces tiene el riesgo de comenzar a cerrarse.
Surge una especie de religión política, una mentalidad de feligrés en torno a gobernantes afines, a los cuales se les concede una confianza prácticamente ciega para imponer valores. En este sentido, el culto a la personalidad (o las personalidades) no es exclusivo de las izquierdas, y se encuentra muy latente en las derechas también.
Esa fe ciega puede dar paso rápidamente al autoritarismo camuflado de diversas formas, como el orden, vigilancia, protección, igualitarismo. Siempre traducido en poderes discrecionales según los objetivos supuestamente defendidos por el gobernante.
Cualquiera sea el caso, bajo la atmósfera conservadora, a las personas les importa más quién gobierna, y no qué limitaciones deben existir para el ejercicio de ese gobierno, sea quien sea.
Lo anterior implica claramente que algunos -que se dicen tolerantes, pluralistas o demócratas- acepten y justifiquen de forma soterrada y peligrosa la imposición -por fuerza o ley- de determinadas valoraciones, en base a algún dogma, moral, religioso o ideológico.
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Foto: Prejuicio – Nit / Licencia CC
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gabmarin
Excelente reflexión. También he notado esa incapacidad creciente en nuestra sociedad de sentarse a contrastar puntos de vista desde los argumentos y no desde la creencia de estar en posesión de la verdad. Solemos achacar a nuestra clase política su incapacidad de dialogar, pero nosotros, la ciudadanía, tendemos a ser más viscerales.
También espero, como señalan en el comentarista anterior, una aclaración del uso de una imagen religiosa para encabezar esta columna. Soy atea, pero creo que la foto de la Virgen tiende a prejuiciar la lectura.
jorge1812
Tampoco estoy de acuerdo con la foto, porque el artículo plantea que la atmósfera conservadora es transversal a credos…el riesgo es creer que sólo los creyentes son dogmáticos y conservadores.
sergioroa
Creo que lo que paso es que la Administracion del sitio , cambian las fotos, creo que para hacerlas mas entretenidas, cambiaron la mia ( se los agradesco)
jorge1812
Refiriendo al tema expuesto, podemos ver ejemplos de este dogmatismo en varias discusiones en torno a artículos publicados acá en El quinto poder.
marceleau
No entiendo porque se recurre a una imagen de la virgen María para introducir el tema. Supongo que no se insinuará que, ipso facto, la adhesión al cristianismo es la certificación de una visión del mundo conservadora.
Agradecería una aclaración.