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Sí se puede terminar con la delincuencia

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La CONFECH advirtió la imperiosa necesidad de acentuar la participación ciudadana en aquellos temas país, especialmente el rol que compete a las Universidades. Al paso que todos meditan pido disculpas, porque es inevitable revivir los recuentos:

En esta coyuntura, angustiados conocemos de enfrentamiento entre poderes del Estado. El 68% de la población está cansada de abusos y desigualdades y ve profundizar políticas que agudizan la situación de inseguridad. Este mismo 68% opina que la delincuencia debe ser controlada, se reduzca y que sea abordada desde todos los puntos de vista.

Desde una perspectiva economicista, veo a la delincuencia con mirada campesina: cosechamos delincuentes y los envasamos en cárceles contaminadas, al mismo tranco disponemos de grandes semilleros de pobreza, violencia intrafamiliar, deserción escolar, consumo de drogas, enriqueciendo el proceso con el mejor abono “mal distribución del ingreso” que es la madre de todas las lacras, sementera de ultrajes. Así hemos creado la fórmula infinita ¿No será un negocio, o es el modelo?

Allá por los ’60, nuestro país enfrentaba otro problema, también de carácter social, era la cesantía, en la discusión y debate surgió un distinguido senador que a la sazón rompió los esquemas, nos sorprendió: a mí a los políticos y a los medios con una propuesta que por sencillo y evidente nos refrescó a todos.

Cuando la discusión, dos años, llegó a su clímax, la respuesta fue contundente, categórica, NO, porque aún siendo una buena idea lamentaron la escasez de dinero para su implementación. Para aquellos años la respuesta era irrebatible. Se terminó la discusión.

50 años pasaron, ahora estamos en el mismo problema social de antaño, al parecer hemos avanzado un  poquito. Al igual que vasos comunicantes hoy ha brotado el problema de la delincuencia cada vez más creciente.
La delincuencia es lo que me motiva para actualizar aquella propuesta, además, porque aquel año 60 convenció a todo el Congreso y gran mayoría de la ciudadanía. Estoy convencido que aquel senador enfoco certeramente. A mi juicio la propuesta difiere de todas las que están en discusión, incluyendo esa vieja idea de la isla Santa María, que fue rechazada por su alto costo logístico.

Pero hay algunas premisas que debemos considerar:
– La solución es de país, debe ser una política integral de estado, si existe algo similar en marcha, este es local. Si el problema es nacional, la propuesta debe ser nacional. No hay que andar con futilidad.
– El dinero definitivamente no es problema, conforme a información de los medios, hoy Chile podría reconstruirse 6 veces, disponemos de muchísimo ahorros.
– Al mismo tranco la escasez de mano de obra en labores agrícolas es un problema que va creciendo. No debe extrañar alguna cooperación privada.
– El  gasto de los medios, diarios, televisión, redes, etc. informando los desaguisados ya es obsceno.
– Chile es un país policíaco. Todos estamos detectados, los delincuentes hasta sus preferencias y número de calzado.
– Sabido es que medidas restrictivas de fuerza daña nuestra imagen país, colisionamos con los derechos humanos, la comunidad  internacional y con todo, al parecer no soluciona el problema.
– Un artesano: albañil, pintor, mueblista etc. Por alguna eventualidad es encarcelado, corre el riesgo con altísimas probabilidades, de perder interés en sus habilidades, desorientado es fácil presa de tentaciones aprendidas en su reclusión.
– Estándares internacionales son un gendarme por 5 reclusos. En Chile tenemos un gendarme por 180 reclusos.
– A que nuestra sociedad, por una parte y el modelo por otra, es parte del problema, donde la desigualdad con segregación se comportan como semillero infinito dónde emerge el flagelo. Consecuentemente estamos en deuda.

Ahora bien, creo que ha llegado el momento de generar un programa integral que centralice la solución al problema.

El programa ofrecerá trabajo a personas seleccionadas correctamente. Por asunto de acostumbramiento debe ser trabajo liviano, remunerado, el lugar de trabajo será a  elección de cada cual, donde más les acomode el clima: sur, norte, costa, precordillera. No es cárcel.

Estamos hablando de un clásico caso de tragedia de los comunes. Todos estamos consciente del problema, más vale no olvidar, la historia ha sido elocuente, es obvio además, que las sociedades excluyentes, o de grandes diferencias sociales, también llevan a penosos enfrentamientos entre hermanos.

Ahora bien, por la variedad de provechos que recompensaría tal proyecto, de trabajo masivo, estoy pensando en la reforestación trabajo liviano para el acostumbramiento, a la vez enfrentamos el avance de los desiertos, ilustrado como una inmensa catástrofe que nos espera, por tal razón me atrevería a proponer principalmente la reforestación siempre que el Estado actúe acorde con el entorno y la comunidad en general.

Obviamente esta propuesta no es la solución única y definitiva, pero sí constituye el centro de un paquete de otras medidas complementarias. También es necesario utilizar técnica y métodos científicos de gestión y planificación apropiados para implementar esta parte de la solución.

Alternativa: Aumentar la cultura de la violencia, seguir encabezando las estadísticas, más delincuencia, más personas afectadas otras sobresaltadas, negocios, pasajes enjauladas, más cárceles, más diálogo sobre la pena de muerte, más noticias rojas, más crecimiento de 26,3% semestral, más de lo mismo… Y poderes del Estado enredándose en entreveros.

Estamos hablando de un clásico caso de tragedia de los comunes. Todos estamos consciente del problema, más vale no olvidar, la historia ha sido elocuente, es obvio además, que las sociedades excluyentes, o de grandes diferencias sociales, también llevan a penosos enfrentamientos entre hermanos.

En alguna parte del continente africano para decir ayer o mañana se ocupa la misma palabra, ¿no será la existencia de algún gen africano que nos hace chutar los problemas para después. En su momento fue el dinero, ¿ahora el modelo?, ¿o qué?


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2 Comentarios

vasilia

vasilia

Delincuente no es solo el tipo que roba carteras en Patronato. Es tambien el tipo que estafa a sus clientes en las comisiones de la tarjeta de credito.

Castigamos al carterista, ¿por que no castigamos al estafador aunque tenga apellido rimbombante?

Es increible que si yo no pago impuestos puedo ir a la carcel, pero el dueño de una megaindustria que no paga megaimpuestos lo mas que tiene que hacer es ir a un curso de etica… que le enseñara a como hacer sus megaestafas sin ser pillado.

Creo que es hora de redefinir que es un delincuente, olvidando el cuento de que es el pobre que tiene necesidad y que la malvada sociedad no le da oportunidad. Porque tenemos delincuentes que tienen millones de pesos en sus cuentas bancarias y delinquen porque quieren tener mas millones de pesos en sus cuentas bancarias. ¿A estos tambien los vamos a condenar a que cosechen uvas? No ¿verdad?

Hay que redefinir que es un delincuente y separar: los que cometen un delito pero no son en sí delincuentes (que por ejemplo robo un computador pero fue mas por la oportunidad que algo planificado); el delincuente habitual y reiterado (ahi recien hay que entrar en la discusion de cuan culpable es la sociedad, porque tampoco es tanta la culpa que tenemos), y el delincuente que no solo sabe lo que esta haciendo sino que ademas se organiza bien para hacerlo (por ejemplo los dueños del retail que acumulan y acumulan condenas en su contra por diversas ilegalidades) Y tener penas distintas, porque el primero fue un idiota, asi que con una leccion evitara volver a caer en tentacion, pero el tercero es un delincuente organizado y es un peligro para la sociedad.

Creo que antes de hablar de penas, tenemos que ordenar un poquito la definicion que tenemos sobre el delincuente, porque realmente no se puede entender que un pedofilo probado y confeso tenga mas garantias y menos probabilidad de ser encarcelado que una persona que comete un error en su declaracion de impuestos. Una persona normal, no cuando se es dueño de Johnson que se le condona.

Alberto Guzmán Meza

Estimada Marcela, me encantó tu interés por clasificar la base del problema, antaño nos mofábamos con la “casa del jabonero, el que resbala cae”, efectivamente por eso la propuesta sugiere efectuar una correcta selección para ingresar al programa. Lo que pides está muy bien, pero no desconozcas que vivimos en nuestro amado país.
La clasificación de las clases sociales es un chiste
Las Pimes para muchos no está tan claro: todo es según como te ve la junta de vecinos, tu municipalidad, el Banco, ProChile, algún Ministerio. En la misma medida que subes de nivel tu presuntuosa mediana empresa más se va pareciendo a un sucucho de compra y venta.
Pasé cuatro años intentando renovar mi camioneta, recién creo saber quién contamina menos… no me atrevo a decirlo.
¿Será el armagedón?