Abro mi computador y lo segundo que veo, después de ingresar la contraseña, es la página de Comisaría Virtual: hace unos días saqué un permiso para salir a realizar un trámite y quedó abierta. Creo que fue visionario mi computador al indicarme sobre la institución que hoy se encuentra sin brújula ni destino claro, que es la de Carabineros.
Y claro, en este tiempo, darle a la policía uniformada es muy fácil, sabiendo el sinnúmero de casos de violaciones a los derechos humanos que tiene a sus espaldas. El lector de hecho solamente debe hacerse eco del asesinato -o muerte por arma de servicio- del joven malabarista en una comuna del sur del país. Sin embargo, a ello se suma la seguidilla de episodios que desde el Estallido Social se han sumado, por lo que hablar de hechos aislados es incorrecto y casi una broma; hay una sistematización -en el último tiempo- de correr y desconocer la línea de los derechos fundamentales de la persona bajo el criterio propio de algún agente de Estado, porque querámoslo o no, en ciertas ocasiones, a todos nos ha pasado, que entre lo que dice el manual y hacer lo que creemos que está correcto, elegimos lo segundo.
Pues bien, en medio de esta crisis muchos personeros políticos y sociales han salido a pedir de forma urgente la refundación de Carabineros por una policía sometida al control civil. El problema de esta solicitud es que para que se lleve a cabo se necesita un liderazgo fuerte, ecuánime, claro, con el que no contamos en el presente.
¿Puede en las postreras horas del presente mandato hacer frente a una tarea tan magna y titánica como reformular una policía desde cero?
Y es que este gobierno, con todas las peripecias, imperfecciones, vientos en contra, problemas, desafíos y crisis que ha tenido por delante no ha sabido enfrentarlas del mejor modo. Sin ir más lejos; de entre sus filas han salido al menos tres candidatos presidenciales, dejando al Presidente en una posición incómoda ante la opinión pública por dejarlos partir para correr una carrera para sucederlo. Y sucederlo significa que ya pasó su tiempo y que se viene el recambio. ¿Puede en las postreras horas del presente mandato hacer frente a una tarea tan magna y titánica como reformular una policía desde cero? La verdad, es que creo que no. Esa será una tarea del gobierno que siga.
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