Las últimas elecciones en Chile han dejado un panorama complejo en materia de equilibrio de las fuerzas políticas. En la elección de los Gobernadores Regionales, la balanza se inclinó mayoritariamente hacia la Centro-Izquierda; en la Convención Constituyente y en la elección de esos Constituyentes fue ampliamente favorable para la Izquierda, la mayoría de los miembros electos son de esa tendencia algunos muy radicalizados; en la elección Parlamentaria la ciudadanía equilibró el poder político, las leyes requerirán de acuerdos.
En la lectura del resultado de la Primera Vuelta Presidencial, hay un claro mandato de cambio. Pero en la elección presidencial desaparecieron las fuerzas tradicionales de la Izquierda, el Centro y la Derecha. El mandato refundacional de las nuevas fuerzas políticas es desde una ultraderecha y ultraizquierda, con enfoques más polares y radicales, aunque sabiamente la ciudadanía reclama ponderación y equilibrio, diálogo y no imposiciones abusivas. Es una oportunidad para que esas posiciones más radicales se empapen de la moderación, flexibilizando posiciones en pro de un ambiente de integración y acuerdos políticos. Si no lo hacen ahora, en la siguiente elección la ciudadanía tiene la alternativa del PDG o Partido de la Gente, con Parisi a la cabeza, los que convocarán y volcarán a la unidad de los chilenos.El 19 de diciembre culmina el ciclo de este modelo sociopolítico y comenzará uno nuevo, en el que se inaugurará un escenario distinto, debutarán -forzadamente- nuevas coaliciones políticas, no por iniciativa de los políticos sino fruto de la imposición ciudadana
El 19 de diciembre culmina el ciclo de este modelo sociopolítico y comenzará uno nuevo, en el que se inaugurará un escenario distinto, debutarán -forzadamente- nuevas coaliciones políticas, no por iniciativa de los políticos sino fruto de la imposición ciudadana, cuyo gran desafío será la integración y moderación. Las señales esperadas en esta Segunda Vuelta son de flexibilidad, amplitud y buen criterio. Es imperioso leer a la ciudadanía en su demanda de sentido social, de crecimiento económico, pero con equidad.
Las señales muestran una ciudadanía empoderada y pragmática. En el norte del país, donde el Gobierno lo ha hecho muy mal, el repudio se transformó en votos líquidos (de castigo) que beneficiaron a Parisi, en la Araucanía la señal fue de profundo repudio a la violencia y el terrorismo y favoreció a la Centro-derecha. El mensaje de la ciudadanía es claro, la gente quiere el poder distribuido, equilibrado y ponderado. Están en la retina de la gente los responsables del desorden, la violencia, la destrucción, el terror y el desgobierno. La gente tiene muy presente los procesos de polarización que se viven en Perú, Argentina, Venezuela, Cuba, Nicaragua, también lo que ocurre en Brasil. Hay temor a la radicalización que subyace al entorno Kast y también a los comunistas manipulando las políticas públicas si gana Boric. Si estos ganan podrán avanzar en los cambios a la Constitución, pero, no habrá contrapeso dada su hegemonía en la Convención Constituyente.
Estamos siendo testigos de la refundación tanto en la Coalición de Izquierda, como en la Nueva Derecha. En ambos lados emergen los nuevos liderazgos y se anuncian nuevos equilibrios. El cambio tiene que ver con la sensibilidad y equidad social, con la implementación de valores republicanos, ciudadanos, laicos, con adecuado equilibrio Estado-mercado, con amplia participación de la sociedad civil y la amplificación de los bienes públicos. Kast aparece comprometido con la paz, el orden y el progreso; y, Boric con libertad, la igualdad y la justicia. La ciudadanía definirá el 19 de diciembre.
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