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¿Qué habría dicho Felipe?

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Nunca lo sabremos.

Nunca porque insensata, imposible de responder, es la pregunta que corona este artículo.  Porque inútil es intentar aventurar el pensamiento de quien ya no está y sólo sus más íntimos podrían pretender tal empresa, cuales portadores de su legado, pero no así quienes sólo conocimos su sombra proyectada por los focos de la TV.  No obstante, lo que sí podemos hacer es recuperar sus reflexiones de cuando aún nos acompañaba. 

Aclarado este punto, dilucidemos un segundo más pedestre.  ¿Cuál Felipe?  ¿El del matinal Buenos Días a Todos? ¿El de la iniciativa Levantemos Chile? Aunque no lo parezca, la distinción es necesaria al saber que, aunque se les intente igualar, Cubillos y Camiroaga pensaban distinto, y no decían ni representaban lo mismo.

Gracias a los medios y al afán de ambos de comunicar su verdad podemos hoy conocer sus paradigmas, esas nociones de mundo que escurren junto a los pequeños actos, que destilan con simples frases dicha al pasar.

Sus opiniones sobre la dictadura de Pinochet, HidroAysén y la movilización social frente el mercado son hoy como esas hendijas por las cuales fisgoneamos el corazón de una persona. De estos dos Felipe que, viviendo una misma realidad, ponían sus énfasis, sus almas, en dos Chile distintos.

Cubillos no tenía problemas con Pinochet. Hernán, su padre, fue su Canciller, siendo removido el 80 cuando –paradojas del destino- el avión en que el dictador volaba a Filipinas no pudo aterrizar y debió regresar en vuelo porque el anfitrión Ferdinand Marcos se arrepintió de recibir a tan oscuro e ilustre colega. Más aún, hoy recorre la web una columna en la cual se recuerda que Cubillos hijo “ironizó a principios de los noventa con los restos de detenidos desaparecidos arrojados al mar”. En cambio Camiroaga, como recordara La Tercera, en alguna ocasión dijo “yo soy antidictadura, pero no desde un punto de vista político, sino humano nomás". Y en una Qué Pasa de 2009 reconoció que, aunque provenía de una familia de derecha, no se sentía cómodo en ese sector.

El empresario prefería la transformación social mediante el mercado a la que se logra con la movilización. Como cuando en 2000 cuestionó en El Mercurio, como presidente de los exportadores, a gremios y sindicatos que -a su entender- amenazaban la competitividad del país. O cuando contrastó en su última columna de La Segunda su loable esfuerzo en la reconstrucción con el paro estudiantil.  Se manifestó “indignado” porque “trabajamos sin descanso para que ningún niño chileno perdiera su año escolar en 2010 y, junto a mucha gente, lo logramos. Pero, un año después, vemos que miles de nuestros jóvenes están a punto de perderlo”. Para el animador el énfasis era otro: “Quiero dar todo mi apoyo, desde mi cabeza, desde mi corazón, desde mi alma, a los estudiantes chilenos, que han dado una lucha impecable… de verdad como chileno siento un orgullo gigante. La educación no puede ser un negocio para nadie y cambia este mundo de raíz”.

HidroAysén tampoco los unía. Post protestas de mayo contra las represas en la Patagonia, Cubillos escribiósoy de aquéllos que creen que, más temprano que tarde, vamos a necesitar mucha más energía. Hace rato dejé de creer que existían ‘expertos’ capaces de predecir el futuro y mostrarnos con sesudos estudios que ello no es necesario…   Es más, de aquí a cinco años sueño con ver Santiago con aire limpio y con autos eléctricos en nuestras calles. ¿Se imaginan cuánta energía nueva vamos a necesitar?  Sólo les diré que si eso ocurre, HidroAysén nos queda chica”. Al contrario, Camiroaga señalaba en 2009 en Hora 25 que “me interesa opinar porque estuve en Coyhaique y conocí la belleza, el entorno, el lugar y me parece una aberración poner una central hidroeléctrica y todo el cableado”, agregando que “encantadísimo” sería rostro de la campaña Patagonia sin Represas y reflexionaba sobre el impulso que Chile debía dar a las energías renovables no convencionales.

Hay contraposición en lo que pensaban ambos Felipe. El empresario un hombre hecho a sí mismo, que creía en el emprendimiento individual (mercantil, en su acepción más técnica) como motor de la sociedad. El animador un humanista convencido de la importancia de la colaboración entre iguales para construir una mejor sociedad.

La solidaridad versus el bien común. La primera, expresión del amor individual por el otro, donde el ser solidario se dignifica en la acción. En la segunda, la injusticia no se combate desde el yo sino a través del pacto social colectivo. Muy cristiana, la primera se sustenta en el altruismo del que da. Muy socialista, la segunda en el derecho garantizado del que recibe. Y aunque la sociedad debe ser una combinación de ambas, personalmente sigo inclinándome hacia la segunda.

Difícil ha sido en este artículo no demonizar a uno y beatificar al otro, no siendo la existencia un continuo blanco y negro, sino más bien una suma de matices. Pero aún así es necesario dar luces sobre ambos personajes, hoy más que nunca, cuando los medios intentan en pro del espectáculo homologar –y santificar- ambas existencias. Dos hombres que, aunque cuando partieron realizaban con otros una labor que muchos agradecemos, definitivamente no sentían a Chile de la misma manera.

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Imagen:  White and dark stones form ying and yang symbol (Todd Davidson – Stock Illustration Source)

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1 Comentario

glo

Oooh… que bien retratados los dos, que buen perfil de cada uno. ¿Le hago una confidencia dn. Patricio? yo también me inclino hacia la segunda, o sea, hacia la izquierda y como el Pipe Camiroaga, tampoco me siento cómoda en el sector de la derecha, para nada. También leí la columna de F. Cubillos. Pero lo hice engañada por el título y picándome la curiosidad, terminé leyéndola; que decepción me llevé y con que rabia quedé… ni le cuento. No entendía porqué este hombre que se veía tan inteligente, no era capaz de comprender que no se trata de un año, ni de perderlo, sino que, se trata de todos los años que vendrán… en fin… creo que ya no.sirve hablar sobre lo que escribió, porque el hombre ya no está para que pueda explicar bien su punto. Así que, me quedo con el mensaje que le escribió el Pipe Camiroaga a los estudiantes, que me llega y llena más.