En la comunidad científica se ha propuesto la denominación de Antropoceno para definir nuestra época geológica que irrumpe en el Holoceno abriendo una marca profunda en los ecosistemas terrestres. El traspaso de poderes de la naturaleza a la humanidad ha llegado a niveles que marcan un punto de inflexión en la evolución de la vida en la Tierra.
Con los nuevos poderes, los Sapiens empiezan a abandonar el nicho orgánico seguro para entrar a espacios de riesgosa incertidumbre. La naturaleza abre sus secretos a niveles que arriesgan una de sus mayores conquistas: la creación y evolución de la vida y de su especie superior en la Tierra. La evolución biológica abre paso a una revolución tecnológica. También es cierto que de conjurarse los riesgos del tránsito se posibilita la propagación de la vida y de nuestra civilización en el universo, lo que significa un salto gigante en su historia.
Al parecer no ha habido un camino menos riesgoso para esta conquista trascendente. Ha sido necesario el empoderamiento potente de al menos una especie para este gran salto. Entramos en una vía posible que podríamos consolidar tomando algunas medidas claves para conjurar los peores riesgos.Nuestra fortaleza cognitiva y tecnológica nos habilita para iniciar la conquista del espacio, pero también autodestruirnos si no logramos controlarlos a tiempo. Es nuestro actual desafío: una gran promesa que involucra altos riesgos.Nuestra fortaleza cognitiva y tecnológica nos habilita para iniciar la conquista del espacio, pero también autodestruirnos si no logramos controlarlos a tiempo
Se visualizan distintos escenarios posibles de la evolución:
- La etapa que llega hasta nosotros en que la naturaleza guarda con celo sus principales secretos, mantiene para sí el control y asegura la evolución de la vida en la Tierra.
- La etapa actual en que accedemos a poderes que nos permiten tomar el control de la evolución e iniciar la conquista del espacio extraterrestre; momento en que surgen también riesgos existenciales de origen antrópico que podrían abortar todo el proceso.
- La etapa actual también incluye la creación de la inteligencia artificial, cuyas capacidades podrían permitirle independizarse de nosotros y asegurar la continuidad de la evolución de la vida en el universo, aun en lucha con los Sapiens.
- La etapa actual también puede evolucionar a una situación híbrida es que, sin perder el control de esa herramienta, aseguramos su servicio para nuestros intereses dando continuidad al proceso evolutivo y su propagación más allá de los límites terrestres.
Estamos obligados a asegurar el camino correcto en un escenario extremadamente complejo, con pocas opciones para llegar al punto deseado y muchas para perdernos. Esto no lo imponen circunstancias externas sino nuestras propias decisiones y preferencias. Basta comparar los presupuestos de los Estados más poderosos en defensa e industria bélica con lo asignado a investigación y desarrollo. Hay grandes descubrimientos en ciencia y tecnología que son parte de nuestro mundo habitual que fueron un rebote casual aunque bien aprovechado de la industria bélica.
Cambiar esas preferencias y decisiones es cuestión crítica y estratégica. No hay conocimiento suficiente y masivo sobre la encrucijada que vivimos y los riesgos existenciales son parte de su esencia. Muchas de nuestras mayores conquistas entran en zonas de alto riesgo, abriendo espacios tanto de creación como de destrucción de alto poder.
Hay un cambio sustancial en la historia de la humanidad: con la edición genética y otras tecnologías empezamos a tomar el control del proceso evolutivo. Nos alegramos de sus ventajas, pero no medimos bien sus riesgos. Los Sapiens estamos marcados aún por limitaciones, debilidades y conflictos que ponen severas interrogantes sobre nuestra capacidad de manejo seguro de los poderes que vamos abriendo. Pese a ello seguimos nuestro recorrido con toda soltura y gran desaprensión en áreas claves para nuestra sobrevivencia.
Hay algunas particularmente difíciles como son la inteligencia artificial, la ingeniería genética, la nanotecnología, la electrónica, la geoingeniería, el poder atómico, la carrera espacial, las armas autónomas, y procesos como el cambio climático que constituyen graves amenazas, pero aún escapan a nuestro control.
Son problemas de gran complejidad, científicos y técnicos, por una parte, pero también económicos, políticos y geopolíticos. El equilibrio global de todos los sistemas, donde se combinan y se ensamblan según leyes precisas los más distintos factores y componentes, en dinámicas sutiles cuyo contenido sólo parcialmente conocemos, es de por sí un gran desafío, y además se agrava por nuestra creciente intervención en ellos.
La naturaleza nos abre sus secretos, empoderándonos, pero al mismo tiempo transfiriéndonos la responsabilidad de su manejo en esferas cada vez más amplias y difíciles de controlar con acierto. Tenemos severos problemas de gobierno en áreas críticas.
Tenemos cada vez mayor necesidad de inteligencia y de conocimientos; también de revisar los criterios para mejorar la asignación de recursos en función de nuestras necesidades estratégicas. Mientras mayores responsabilidades caen sobre nosotros más altos son los costos de nuestros errores, debilidades y deficiencias.
La eficacia de la maquinaria capitalista, la velocidad de su avance y su penetración en nuevos territorios y esferas, la aceleración que le imprime a los avances en ciencia y tecnología, obliga a leerlos como llamados de atención sobre los riesgos y desafíos imprevisibles que podríamos enfrentar a futuro. Su dinámica da prioridad a la apertura de mercados y nuevos negocios, minimizando costos y saltando barreras. Los riesgos existenciales no están en sus radares ni en la lógica del sistema. Tenemos que salirnos de ellos para tematizarlos y buscar recursos para resolverlos.
Hay fuerzas volcánicas contenidas en las combinaciones y ensamblajes de las nuevas tecnologías. Su sinergia puede ser explosiva. El contexto de guerra comercial y tensiones geopolíticas aumenta la velocidad y la potencia de su combinatoria. La física y la química de estos procesos, en el marco de un capitalismo en expansión fuera de todo riesgo, dibujan escenarios de inéditos poderes para la raza humana pero también de riesgos que desconocemos. Esto no significa que carezcamos en principio de las capacidades para controlarlos, pero es un llamado a prestarles mayor atención.
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