El Presidente Piñera ha convocado una comisión para analizar la posibilidad de extender la licencia post natal para las madres hasta alcanzar los 6 meses. Las razones son múltiples. Entre otras, la conciencia creciente de la importancia de favorecer la lactancia materna, el estimular el apego madre-hijo, eliminar la necesidad de recurrir a diversas trampas para permitir a las madres acompañar a sus hijos en sus primeros meses de vida.
Las razones en contra siempre se encontrarán en el plano de los costos. El argumento es simple: si contratar mujeres es más caro que contratar hombres, entonces se contratan menos mujeres, o se les contrata con menores salarios.
Con todo, mi impresión es que la discusión está ocultando problemas de fondo.
No son pocos los que hacen gárgaras defendiendo la importancia de la familia como “núcleo fundamental de la sociedad”. Pero si tener familia es finalmente sólo responsabilidad de la mujer, quien deberá en la práctica asumir en solitario los deberes de la crianza sacrificando dimensiones fundamentales de su vida, ¿de qué defensa de la familia hablamos? ¿Cuál es el rol para los padres? ¿No es razonable sostener que existen dimensiones centrales del cuidado de los menores que pueden ser asumidos por éstos? Es decir ¿por nosotros? ¿Qué ocurre cuando la mujer quiere compatibilizar trabajo y maternidad? ¿Qué ocurre cuando esa compatibilidad no es (sólo) una opción sino que una necesidad? ¿No son posibles fórmulas más flexibles que a la vez reconozcan que las familias de hoy no son las de hace tan sólo un par de décadas atrás?
Porque finalmente esta discusión no es sólo sobre el derecho de la mujer a acompañar a sus hijos recién nacidos y el derecho de éstos a contar con su madre cerca. Es, también, sobre el derecho que la sociedad reconoce efectivamente a la mujer para desarrollarse plenamente como persona, combinando maternidad y trabajo. Es sobre la discusión pendiente sobre el rol que los hombres tendremos en la vida cotidiana de esas familias que todos declaramos defender y que ya es tiempo de la ley reconozca como corresponde.
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Foto: Ana y Chuc – Altamira
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sergioespejo
Enzo, comparto contigo que el mayor costo de una medida como ésta no puede ser asumido por las trabajadoras y profesionales de ingresos medios y bajos. Aquí hay una cuestión de Estado, porque lo que estamos haciendo es poner la billetera donde ponemos la boca: cuidar a las familias. Por otra parte, me parece que el impacto financiero de esta medida puede verse aliviado tanto por la eventual disminución de licencias maternales asociadas a enfermedades de los pequeños (como bien plantea en otro comentario Amparo Bravo), como por la posibilidad de distribuir mejor este costo entre padres y madres otorgando alguna posibilidad a ambos de escoger quien y cuando va asumiendo el cuidado del niño.
amparo
Bueno, si se quiere asumir en conjunto los «costos» de la maternidad… un buen punto de partida sería igualar los montos de los planes de salud. Las mujeres pagamos en promedio 100% más, o sea, el doble que un hombre en edad fértil, y algunos dicen que algunas de nosotras podemos llegar a pagar hasta 4 veces más que un hombre por el mismo plan! Si a eso se suma que, a pesar de las leyes, seguimos ganando menos que un hombre por hacer el mismo trabajo bueno… saquen sus cuentas.
En cuanto a posnatal compartido, sí, creo que es necesario incluir al padre, pero parto de la base de que lo que tenemos actualmente es tremendamente insuficiente. Abogamos por 6 meses como mínimo, pero de ningún modo es lo óptimo. De que si se decide una fórmula que permita a los padres decidir cuál de los dos se queda cuidando al bebé, es una posibilidad, pero me inclino más por 6 meses para la madre y otros tantos, adicionales, para el padre a riesgo de perderlos si no los usa. Si la idea es incorporar realmente al padre en la crianza, creo que esta fórmula funciona mucho mejor a nivel general. Si se dejan únicamente los 6 meses a decisión de los padres, en la gran mayoría de los casos (eso es casi seguro) la responsabilidad seguirá asumiéndola la madre, ya sea por manifestar una necesidad más imperiosa de estar con el recién nacido o por dificultad de mantener la lactancia de otro modo. Si esto se diera en la mayoría de los casos (que la madre asumiera la responsabilidad del posnatal, al existir la opción de que el padre o la madre hicieran uso del mismo), entonces no se estaría cumpliendo con el “objetivo” de “incorporar activamente al padre en la crianza de sus hijos”. Creo que es mejor la opción de un tiempo determinado para la madre (6 meses) y otro tanto para el padre, a riesgo de perderlo si no hace uso de él. De ese modo, “se apela directamente a ellos” respecto de hacerse cargo, asumir su parte como padres. No como una opción entre padre o madre en la cual, en la mayoría de los casos, ellas asumirán la responsabilidad, sino como un tiempo exclusivo para que ellos estén con sus hijos. En ese caso, creo que serían muchos más (más que si debieran optar entre los 6 meses entre el padre o la madre) los que asumirían la “responsabilidad”, sobre todo ante la opción de “perder esa oportunidad” si no hacen uso de ella. (Bueno, en ese caso, y a fin de no crear situaciones de inequidad, también habría que ver cuál sería la solución en situaciones donde el padre está ausente).
Actualmente los padres tienen 5 días de posnatal, pero no hay estudios que indiquen cuál es el porcentaje de padres que ha hecho uso de este beneficio desde que se instauró. Sería un buen indicador para ver cuál es el actual nivel de participación del padre en el período posnatal.
En cuanto a la viabilidad de estas propuestas, los estudios que se han hecho dicen que, de extenderse el posnatal a 6 meses (así, tal cual, sin las “fórmulas flexibles” que se están mencionando en los medios), 2/3 se costearían sólo por el ahorro en licencias por enfermedad grave del niño menor de un año. Es decir, lo que realmente habría que “costear” sería 1/3 del beneficio. Y eso, sin considerar lo que se ahorraría, a futuro, en enfermedades de los menores, en el sistema de salud de urgencia, etc. Sí, es claro que habrá un costo asociado, pero es necesario mirar este proyecto A LARGO PLAZO. En ese sentido, los beneficios serán, sin duda, muchísimo mayores a los costos en los que se pueda incurrir… para las familias en general.
sergioespejo
Comparto contigo la idea de que estamos frente a un debate que debiera considerar la extensión del actual beneficio para las madres. En todo caso, más que pensar en la ISAPRE, yo pensaría en un esquema como el que propone el AUGE. Es decir, los mayores costos de una polìtica pública son también asumidos con una mejor distribución. Por último, precisamente escuchando a una mujer opinar sobre este tema, tiendo más todavía a creer en la necesidad de fórmulas flexibles. Tanto para que la madre pueda tomar decisiones que finalmente la involucran como actor central, como para que la opción de mayor presencia paternal exista. Si esa opción no existe, el cambio cultural que promovemos tampoco se hará realidad.
sebastianr
Creo que es fundamental en materia de equidad laboral, traspasar al padre, lo que el mercado laboral entiende como mayores costos financieros o de oportunidad en la contratación de mujeres, lo que finalmente se traduce en menores rentas y/o discriminaciones profundas en las respectivas costos de salud. Sería interesante, por lo tanto, plantear la posibilidad de que la extensión del postnatal que se discute (84 días a 6 meses), sea, en ese mismo intervalo, flexibile, en el sentido de que pueda ser utilizado ya sea por la madre, o bien, por el padre, en el cuidado del hijo menor. Esto permitiría, incluso, tomar decisiones económicamente más eficientes para las familias. Algo similar debiese ocurrir con el fuero maternal. En definitiva, en la medida que se logren distribuir entre padre y madre más equitativamente ciertos derechos que se instalaron para la protección de los niños recién nacidos, se logrará terminar con ciertas distorsiones del mercado del trabajo que por año han afectado las condiciones laborales de las mujeres.
sergioespejo
Sebastián, totalmente de acuerdo. De hecho, una de los puntos difíciles es encontrar una modalidad que permita distribuir los costos de un post natal extendido de manera más equitativa entre hombres y mujeres. El mercado hoy castiga el mayor costo que representa contratar una mujer en edad fértil. Sin embargo, al hacerlo no reconoce que ese mayor costo tiene origen en decisiones que no son exclusivas de las mujeres y que ademàs tiene impactos positivos sobre el conjunto de la sociedad. Si vamos a defender la familia, entonces repartamos bien los costos.
rlagos
100% de acuerdo con Amparo Bravo. ¿Por qué no intentamos que no se discrimine a la mujer en edad fértil y estos «costos de la maternidad» sean compartidos? Después de todo, aceptemos que si hay maternidad es porque hay varones incluidos y en consecuencia establecer que esos costos no pueden implicar un aumento sólo para la mujer. El mayor costo comencemos por repartirlo entre todos. Ello apunta en la misma dirección que la extensión del post natal.
En estos dos ámbitos el Estado debiera, al final, hacerse cargo. Pero claro, para eso volvemos a los ingresos tributarios y es lamentable que esta reforma implique en la práctica una rebaja tributaria.
Estos dos temas, como muchos otros, implican a repensar el tipo de sistema tributario que tenemos para las necesidades de nuestra población, que afortunadamente hoy está más empoderada. ¿Será posible pensar en algunas acciones concretas respecto a estos dos temas? Invito a comentar y proponer cursos de acción.
sergioespejo
Tiendo a pensar que, junto con la discusión de política tributaria, laboral o social que pueda ser necesaria, durante los próximos años tendremos que discutir mucho más sobre lo que consideramos un nivel de vida razonable para las personas. En un país de desarrollo moderado como el nuestro, pero con mucha riqueza distribuida desigualmente, debemos instalar que llega la hora de generar niveles superiores de justicia distribuitiva. Que el piso desde el cual las personas están construyendo sus vidas es insuficiente, cuando no indigno e inhabilitante, y que parte de eso queda expresado al momento de constituir o desarrollar familias.
Gracias por comentar.
iristos
EL ARTICULO LO ENCUENTRO FUERTE. YA QUE NO SOLO EXPONES UNA VERDAD, SINO QUE AL MISMO TIEMPO DENTRO DE UN VELO ESTA POR EXPONERSE OTRA ¿TENIAN CLARO AQUELLOS QUE VOTARON POR PIÑERA QUE SIGNIFICA UN GOBIERNO ULTRADERECHISTA?.
CUANDO EL SER HUMANO SE TRANSFORMA EN UNA VARIABLE CUANTIFICABLE Y EVALUABLE, OCURRE LO QUE HOY TENEMOS. ¿NOS PREOCUPAMOS DEL GASTO A EJERCER PARA QUE UAN MUJER ESTE ACOMPAÑANDO A SU HIJO HASTA LOS 6 MESES, O EVALUAMOS CUANTO GANA LA SOCIEDAD CHILENA AL TENER A UN NIÑO EQUILIBRADO PSICOLOGICAMENTE?
EL GRAN PERO PARA LA EVALUACION DEL PROYECTO, CONSISTE EN UN TEMA DE FONDOS. PERO NADIE SE PREGUNTA ¿PORQUE PIÑERA QUIERE IMPULSAR UN BONO POR MUJER QUE SE QUEDE EN LA CASA CRIANDO A SUS HIJOS?. DETRAS DE DICHO MOTIVO, EXISTE UNA PREMISA, EL MACHISMO, LA VISION ORTODOXA QUE LOS HIJS LOS CRIA LA MUJER COMO UNA INCUBADORA, Y EL HOMBRE SOLO COMPARTE EL ROL DE JUGAR.
ME ESTOY EXTENDIENDO, PERO EL LTRA DERECHISMO TERMINARA CON LO SIGUIENTE EN SU AFAN DE «EFICIENCIA».
1º MENOS SALAS CUNAS.
2º NO EXISGENCIA DE LAS MISMAS A LAS EMPRESAS.
3º MENOS PERSONAL EN RELACION A ATENCION DE MENORES.
4º CONTRATACION MASIVA DE HOMBRES PARA EVITAR EL «CACHO DE UNA MUJER FERTIL»
5º NO TOCAR A LAS ISAPRES EN SU ROL DE CASTIGAR A LAS MUJERES EN EDAD FERTIL.
6º PROMOVER LOS VALORES ULTRA CONSERVADORES DE LA IGLESIA CATOLICA SOBRE ESTRUCTURA FAMILIAR Y ROLES AL INTERIOR DE LA MISMA.
7º MOTIVAR LA NATALIDAD EN AQUELLOS QUE SIENDO MUY POBRES, VEN EL BONO COMO UNA GRAN OPORTUNIDAD, CREANDO ASI NUEVOS POBRES, PARA ASEGURAR MANO DE OBRA NO CALIFICADA, POR ENDE, MAS BARATA.
SORRY POR EXTENDERME
sergioespejo
Mauricio, me parece que el punto de fondo al que haces mención es que la dirección en la que nos estamos moviendo es la de crear condiciones para una vida decente para todos. Por lo tanto, no podemos permitir que la discusión sobre el post natal se transforme en una modalidad encubierta de abaratamiento de costos laborales y derechos sociales.
Gracias por tus comentarios
priosleal
Hola, les agrego un pelo a la sopa: por un lado está el costo que significa el post natal de 6 meses en términos de precios de planes de isapre, pero por otro está el costo que significa recibir un ingreso menor (o mucho menor) durante el período en cuestión.
Me explico: el pre y post natal lo paga la isapre como si uno ganara el tope imponible, pero madres con ingresos superiores a eso no reciben el resto durante los meses que dura esta etapa con la consiguiente disminución de ingresos del grupo familiar, en una época en que los gastos son mayores.
Eso por el lado del costo en plata, sin mencionar lo «menos competitiva» que será una mujer que sale 9 meses de la empresa en medio de un proyecto importante…
Yo invitaría a pensarlo mejor o hacerlo voluntario.
sergioespejo
Paulina, el punto que haces es uno de los que me motivó a escribir los párrafos iniciales. Esta es, en primer lugar, una discusión sobre cómo dotar a los niños del mejor ambiente para crecer. También es una discusión sobre la forma en que estimulamos el desarrollo de familias integradas. Pero además es un debate sobre la manera en que permitimos a las mujeres compatibilizar su vocación por la familia y su vocación por el trabajo. Dicho eso, pienso que el costo del post natal debe ser socializado entre hombres y mujeres y ver cómo impedir discriminaciones salariales y de perpectivas laborales para las mujeres que están embarazadas.
Gracias por comentar.
cindy-iriarte
Sergio, apuntas a una parte oculta del debate central.
El post natal hoy debe discutirse en el marco de un concepto de familia que ha cambiado de manera sustancial en las últimas décadas. No es sólo un tema de mejor calidad de vida para los recién nacidos, es un tema de equidad social. La pregunta es, más allá de los juicios que podamos tener respecto a nuestro modelo de desarrollo, si económicamente es sostenible.
No manejo cifras, pero claramente o las Isapres rebajan sus utilidades, o el Estado aumenta sus ingresos (¿otro aliciente para una verdadera reforma tributaria?) para hacer sostenible un post natal extendido y al que pueden, voluntariamente, acogerse madres o padres. Experiencias anteriores en materias de reformas laborales, donde parte del esfuerzo lo han terminado financiado los propios trabajadores, espero no sea ocupada en esta oportunidad. El beneficio deja de serlo cuando tiene un costo para el beneficiado,