El Presidente Piñera ha convocado una comisión para analizar la posibilidad de extender la licencia post natal para las madres hasta alcanzar los 6 meses. Las razones son múltiples. Entre otras, la conciencia creciente de la importancia de favorecer la lactancia materna, el estimular el apego madre-hijo, eliminar la necesidad de recurrir a diversas trampas para permitir a las madres acompañar a sus hijos en sus primeros meses de vida.
Las razones en contra siempre se encontrarán en el plano de los costos. El argumento es simple: si contratar mujeres es más caro que contratar hombres, entonces se contratan menos mujeres, o se les contrata con menores salarios.
Con todo, mi impresión es que la discusión está ocultando problemas de fondo.
No son pocos los que hacen gárgaras defendiendo la importancia de la familia como “núcleo fundamental de la sociedad”. Pero si tener familia es finalmente sólo responsabilidad de la mujer, quien deberá en la práctica asumir en solitario los deberes de la crianza sacrificando dimensiones fundamentales de su vida, ¿de qué defensa de la familia hablamos? ¿Cuál es el rol para los padres? ¿No es razonable sostener que existen dimensiones centrales del cuidado de los menores que pueden ser asumidos por éstos? Es decir ¿por nosotros? ¿Qué ocurre cuando la mujer quiere compatibilizar trabajo y maternidad? ¿Qué ocurre cuando esa compatibilidad no es (sólo) una opción sino que una necesidad? ¿No son posibles fórmulas más flexibles que a la vez reconozcan que las familias de hoy no son las de hace tan sólo un par de décadas atrás?
Porque finalmente esta discusión no es sólo sobre el derecho de la mujer a acompañar a sus hijos recién nacidos y el derecho de éstos a contar con su madre cerca. Es, también, sobre el derecho que la sociedad reconoce efectivamente a la mujer para desarrollarse plenamente como persona, combinando maternidad y trabajo. Es sobre la discusión pendiente sobre el rol que los hombres tendremos en la vida cotidiana de esas familias que todos declaramos defender y que ya es tiempo de la ley reconozca como corresponde.
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Foto: Ana y Chuc – Altamira
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