Desconectados del resto de Chile por vía terrestre, alejados de fruta y verdura fresca, costo de vida elevado y un clima que para las postales fotográficas es extraordinario pero para quienes hacen patria en la Patagonia la mayor parte del año es un desafío al momento de realizar cualquier tarea cotidiana. Todo esto haría presagiar una vida más agria que dulce.
Dinamarca ha liderado los rankings mundiales de felicidad entre sus habitantes por siete años consecutivos. Daneses han desarrollado un término denominado “Hygge”, el diccionario de Oxford agregó esta palabra en junio de 2017 y se refiere a “interacciones sociales de alta calidad”. Así es como después de un buen momento, agradecen diciendo “fue hygge”. Al fin, hygge se refiere a crear y disfrutar de relaciones interpersonales en confianza.
Según la encuesta CASEN Magallanes es la región más feliz de Chile, con un 75% de la población se declara satisfecho en distintos grados con su vida. Cifra que llega a 78% si solo analizamos a la población joven.
A pesar de las condiciones geográficas y climáticas que a diario tienen un costo en la vida de los patagones, mucho más allá de lo económico, los magallánicos somos más felices porque precisamente tenemos en nuestro folclore las relaciones interpersonales, un modo de vida puertas abiertas, mesas abundantes y encuentros en general.
Comemos en casa. No importa en qué lugar de la ciudad se estudie o trabaje, tu casa está a la mano del transporte público, minutos en auto o menos de 2500 pesos en uber o taxi. Sí, también tenemos Uber.
El Mate. Cual uruguayos o argentinos disfrutamos de esta yerba amarga que nos da un dulce momento. Es común compartir un mate con un amigo, un familiar o compañero de trabajo. La conversación larga y tendida nos otorga otro momento de encuentro, pausa e interacción ya sea con un circulo permanente o aleatorio.
A pesar de las condiciones geográficas y climáticas que a diario tienen un costo en la vida de los patagones, mucho más allá de lo económico, los magallánicos somos más felices porque precisamente tenemos en nuestro folclore las relaciones interpersonales, un modo de vida puertas abiertas, mesas abundantes y encuentros en general.
Uno de nuestros platos típicos, el asado al palo, puede alimentar hasta 8 personas u 4 si es que el apetito es más ambicioso. La cocción al fuego del cordero se prolonga por horas, por cierto la comida y sobremesa también. Este es uno de nuestros principales momentos Huggy. Además podemos disfrutar de esto con nuestras bebidas típicas de la zona: una cantarina, bebida de fantasía de Coca Cola que solo es producida en la región o una helada cerveza austral, entre otros bebestibles por supuesto que también estarán sobre la mesa. La mesa se disfruta con calma, ya sea con cordero, merluza, centolla, salmón…
Sobre lo mismo, el consumo de alcohol en Magallanes es año a año usualmente mayor al promedio país, sin embargo, no así los índices de problemas asociados al alcoholismo. Esto no es una oda al alcohol, pero muestra que es un medio y no un fin en Magallanes, el fin último es compartir una experiencia grata y no una botella, que dicho sea de paso, generalmente es un fernet.
Así, Magallanes a pesar de tener índices económicos estables aunque no mejores que otras regiones, tenemos algo mucho más valioso: la confianza en el de al lado. Mientras muchas ciudades mejoran y mejoran en índices económicos no encontrarán la felicidad mientras no se tenga una cultura de encuentro e interacción como la forjada en el extremo sur. Hay que ser más hygge.
Dios te salve, Magallanes.
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