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Pancha Merino: sexismo/racismo/clasismo de la generación “Adrenalina”.

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La matriz occidental, marcada por la deshumanización sobre la base de la tríada sexo/raza/clase, sufre ciertos remezones “a destiempo”. No es que no obedezcan a su época, pero pareciera ser que vivimos en una sociedad donde todo se ha resuelto gracias a la caída de los grandes relatos. Cuando vemos que ciertos seres humanos marcados por el sexismo/racismo/clasismo se espantan frente al discurso subalterno, cuando son reaccionarios frente a las revoluciones sociales que rascan la pesada cáscara de esta matriz occidental, es que suponemos un artificio ficcional, ilusorio.

La escandalosa referencia sexista/racista/clasista hacia Ana Tojoux, no para de dar botes, encontrándose en esta dinámica, ciertos personajes reaccionarios que desatan su matriz colonial, en el contexto del consumo, en el contexto tele-físico del be yourself, como diría Yépez. Esta coyuntura televisiva levanta la siguiente pregunta ¿Por qué es ilusoria la resolución de las cosas gracias al mercado, de la mano de la caída de los grandes relatos?

Francisca Merino, en una retorcida y polivalente actitud discriminatoria refleja el intento desesperado por el carácter ficcional de que todo se resuelve en el ámbito del consumo. Gracias a la ofensa permanente que significa la instalación de la farándula, pareciera ser que los sujetos y las sujetas ya no son políticos, ni políticas. Mientras corren millones por transmisiones insípidas, las personas llegan a las pantallas gracias a la despolitización, a la publicidad y a la imposibilidad de formar discursos colectivos, fijándose la atención en la exageración de la persona en el contexto del entretenimiento.

Francisca Merino representa tal cual el espíritu de “Adrenalina”, refleja en su adultez, todas las artimañas comunicacionales para que la generación post-dictadura estuviera despojada de ideologías. Entre Adrenalina y el “no estoy ni ahí” del Chino Ríos se fue perfilando el giro, como diría Canclini, del ciudadano al consumidor. Los medios de comunicación entonces desplazan el desempeño del ciudadano y la ciudadana desde la esfera de lo público al ámbito del consumo, del falso entretenimiento y la exagerada individualidad. Como señala Yuderkis, el giro de la pregunta del cómo estoy siendo reproducido por el poder, hasta su abrumadora reducción al “yo soy quien soy”, y punto.

Francisca Merino representa tal cual el espíritu de “Adrenalina”, refleja en su adultez, todas las artimañas comunicacionales para que la generación post-dictadura estuviera despojada de ideologías

No obstante lo anterior, el carácter ficcional de la solución de todas las cosas en el ámbito del consumo, superada la coyuntura bipolar, escarba en los pliegues más profundos de estos seres humanos marcado por la matriz moderna. La insistencia de Pancha Merino por separar e inferiorizar a Tijoux, no es más que una serie de pulsiones racistas, clasistas e incluso sexistas, que se esconden en las múltiples capas de maquillaje, desde las que esclaviza su rostro, hasta la entrega de información a modo de entretenimiento mientras se cae el mundo a pedazos.

Este retorno a dejar de lado la satisfacción gracias a las transmisiones televisivas, esta persistente disconformidad y denuncia de los que siguen relegados por la modernidad, me hacen cerrar precisamente con un cuestionamiento clave que hace la tan lúcida y deshumanizada Tijoux: ¿En qué país viven?

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2 Comentarios

DanielBenavid18

DanielBenavid18

Muy interesante análisis de la generación Andrenalina … Afortunadamente no todos los que vivimos en esa época, que por ahora estamos entre los 30 y 40, están tan encasillados en el ciudadano consumidor y si bien hubo un letargo, tipo generación perdida donde Pancha Merino lo representa a perpetuidad, Chile esta volviendo a su tradición política intelectual comprometida con el país. El movimiento estudiantil es un claro ejemplo de ello y esperamos que la cuidadania preste menos atención a esos programas a la hora de almuerzo; apaguen la Tele, pongan música y/o conversen con los que almuerzan en conjunto. Así evitamos contaminarnos de las estupideces que se estila en la farandulandia.

montse

Tijoux vive en el país en donde discriminadores discriminan, como ella misma, utilizando adjetivos peyorativos hacia gente que ni siquiera se puede defender. Y la defienden porque la discriminaron, pero ella no cuida sus palabras y cae lentamente en el mismo saco. Ergo, tambien vive en el mismo Chile.