Aquí se busca contribuir a la generación de un cuadro coyuntural en Chile. Se han considerado algunas caracterizaciones publicadas por medios locales, pero su problematización es suspendida en orden de avanzar hacia una descripción de contexto. En próximas entregas se espera polemizar con estas, siguiendo contrastes de distinta índole.
La segunda quincena de abril destaca por la materialización de tendencias críticas. Al paro portuario le siguió la promulgación del tercer retiro de las AFP, una progresiva caída del IPSA (ver imagen), imágenes de Huelga General en Colombia y la Huelga sanitaria convocada por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Estas últimas evidenciaron la prolongación de una crisis que dista de ser resuelta.
Con todo, la política chilena acordó una ‘Agenda de Mínimos Comunes‘, tendiente a implementar medidas de protección para Pymes y la población afectada por los efectos económicos de la pandemia. Aún así se debe destacar que ciertas alarmistas corrientes de la derecha local sugieren abandonar el continente. Al respecto debemos plantear la pregunta sobre cuál destino realista sugieren, ante una situación mundial de incertidumbre económica y agotamiento de modelos democrático-liberales.
La caída del IPSA ha ido acompañada de ciertas fricciones al interior del gremialismo chileno, en torno a la reintegración de los fondos previsionales y ciertas propuestas de reforma tributaria. Además, el líder de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Juan Sutil, ha criticado la gestión gubernamental de lo que reconoce como un problema migratorio.
En la oposición tanto la Democracia Cristiana (DC) como el Partido Comunista (PC) se han adelantado en proponer gravámenes para grandes empresas. Esto como parte de sus propuestas de reformas tributarias. Es curioso que dicho camino haya sido incluso adoptado por el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en sus primeros 100 días de gobierno.
Pero el caso chileno no puede desmarcarse de su clima electoral. Y cierta sorpresa ha causado la irrupción de Ximena Rincón (DC) entre las figuras con mayores proyecciones presidenciales —entre el ‘voto probable’. Si bien las preferencias son lideradas por Daniel Jadue (PC) y Pamela Jiles (Partido Humanista, PH), ninguna de estas cartas se erige como tendencia dominante. En el oficialismo tanto el edil de Las Condes, Joaquín Lavín (UDI), y su homóloga de Providencia, Evelyn Matthei (UDI) han caído en los sondeos. Lo llamativo es que ello ha ido acompañado de cierto repunte de José Antonio Kast (Partido Republicano, PR) y de la reaparición mediática de José Manuel Ossandón (Renovación Nacional, RN).
Ahora bien, entre las proyecciones de ‘intención de voto‘, Activa Research indica que sólo entre el 55% al 65% del electorado asistirá a las urnas el próximo 15 y 16 de mayo. Por su parte, la composición del electorado concentraría segmentos medios altos (C1), de mayores de 50 años, sin diferencias de género ni zona geográfica, y con tendencias políticas de oposición al Gobierno, sea por izquierda o derecha. Sólo los resultados permitirán verificar las multiplicidad de proyecciones circulantes actualmente.
Cierta literatura especializada como los medios de masas problematizan hoy la lectura que habla del agotamiento de los modelos políticos del siglo XX. Casos electorales recientes, como los de Perú y Ecuador, son citados frecuentemente. Sus crisis si bien evidencian significativas diferencias con aquella desarrollada en Chile, comparten caídas de confianza y representatividad entre los partidos tradicionales. También la entrada de un joven electorado que desafía los convencionales esquemas de campañas políticas.
Es llamativo que publicaciones militares recientes codifican el proceso constituyente en curso como portador de amenazas para la configuración vigente de las Fuerzas Armadas
Lo anterior es usualmente calificado como escenario proclive al surgimiento de proyectos populistas. Y es llamativo que publicaciones militares recientes codifican el proceso constituyente en curso como portador de amenazas para la configuración vigente de las Fuerzas Armadas. Por ejemplo, en lo que respecta a su rol, políticas de ascensos, retiros y transparencia.
Sobre ello es necesario cuestionar si acaso estamos ante una (nueva) politización del Ejército en Chile. También si ello impactará en las futuras dinámicas de conflicto social en el país. Más aún en un clima con tendencia a la polarización de posturas, radicalización de métodos de lucha y desdibujamiento de esquemas tradicionales de izquierda-derecha. En próximas entregas discutiremos sobre estos y otros elementos.
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