Detesto decirlo en esos términos, ni siquiera me dan ganas de preguntarlo pero: ¿Por qué me dicen que es un acto de inclusión el darme empleo cuando soy igual ante la ley? ¿Por qué me dijeron que era un acto de inclusión mi inserción a la Enseñanza Básica y media si tengo derecho a estudiar como cualquier niño o niña de este país? ¿Por qué me quieren incluir cuando yo ya nací en este país, ya tuve padres, hermanos, primos, tíos y otros parientes? La primera sociedad en la que estoy inserta es mi familia y pese a absolutamente todas sus complejidades y recovecos, ya pertenezco a ella, así que ni modo, vayan, vuélvanse al año 1985 y reclamen a ese par de adolescentes en la secundaria héroes de la concepción en Cerro Navia (¿O Barrancas aún se llamaba ese sector para esa época ?), reclámenles a ellos, no a mí.
¿Por qué tengo que tener las mismas características que los demás? ¿Por qué esperan de mi el sueñito dorado que dé las gracias por tener un trabajo, una casa propia y mis dos hijitos diciendo : «Pese a que mamá vive con discapacidad mental, es una mamá genial» me pongan esos dos chiquitos en un altar?¡Soy un ser humano señores!,tengo muchísimos defectos, tantos que terminaría mañana de escribirlos en un cuaderno de 120 hojas, no soy la genialidad en persona y al igual que ustedes tengo mis aprensiones, hay cosas con las cual al igual que Pedro Lemebel, yo no comulgo ni tranzo y muchas veces puedo pecar de intransigente e intolerante, pero pese a todo, humana entera, con mis particularidades, como usted, como su hija, como su madre como esa sobrina «media loca linda» que piensa tan crítico como yo.
¡Soy un ser humano señores!,tengo muchísimos defectos, tantos que terminaría mañana de escribirlos en un cuaderno de 120 hojas, no soy la genialidad en persona y al igual que ustedes tengo mis aprensiones, hay cosas con las cual al igual que Pedro Lemebel, yo no comulgo ni tranzo y muchas veces puedo pecar de intransigente e intolerante, pero pese a todo, humana entera, con mis particularidades, como usted, como su hija, como su madre como esa sobrina «media loca linda» que piensa tan crítico como yo.
Yo no tengo por que dar gracias, porque nacer en Chile me da por pleno derecho, nada se me ha dado de balde, ni mi vocación y ética laboral, mis momentos felices ,mis lagrimas, mis profesores de básica y media, mis educadoras de apoyo diferencial, ni mi sistema de salud, que si bien dista de ser lo que realmente mi situación necesita, vaya que ayuda cuando me descompenso en forma severa y hay un equipo médico-social que pese a lo enajenado y que estén viviendo en condiciones laborales paupérrimas , hacen posible que viva con más dignidad.
No tengo por qué insertarme en otros términos en una sociedad que cuesta mucho que me mire a los ojos sin sentir lástima de mí, que no les dé miedo contratarme en un trabajo o que un seleccionador laboral te indique que no pongas tu «problema de salud» en la hoja porque te pueden rechazar.
Les tengo noticias al respecto: Ya soy parte de la sociedad Chilena desde el 25 de octubre del año 1988, y aún hoy sigo siendo parte de ella pese a quien le pese.
Y tengo derechos sexuales y reproductivos como cualquiera (los cuales mi padrastro defendió a rajatabla frente a una psiquiatra).
Y tengo derecho a una casa propia
Y tengo derecho a trabajar segura y bien capacitada
Y tengo derecho a voto (no de balde he sido apoderada de mesa)
Y tengo derecho a vivir una vida digna y tranquila
Y tengo derecho a poder acceder de buena manera a mis ayudas técnicas necesarias
Y esos derechos los tiene cualquier persona en situación en discapacidad residente en Chile, a si que dejen de decir que hacen inclusión, inserción social y esos expresionismos de buena crianza que ya me hartaron, porque antes de que me llames persona en situación de discapacidad tengo nombre y apellido y soy ciudadana de esta nación, con derechos constitucionales garantizados, así que acostúmbrense, son derechos, no favores, no inclusión, sino vida digna.
Comentarios
11 de febrero
En lo formal tienes toda la razón. Pero el papel aguanta todo lo que sobre el se escriba, y se ha escrito mucho.
Sin embargo, la realidad brutal de los hechos nos grita acerca de una distancia sideral entre lo formal y lo que realmente acontece en las vidas de los chilenos. No hay inclusión. No hay inclusión porque no acontece la inclusión. No acontece la inclusión porque no todos participamos del bien estar del que nos habla lo formal. De que todos tenemos los mismos derechos y que somos iguales ante la ley. Eso no es lo que acontece.
También se puede entender tu escrito como una sutil ironía. En cuyo caso, solo he explicitado la otra cara de esa ironía.
Saludos.
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25 de febrero
Exactamente, pues la inclusión no existe, solo existe una sociedad que te excluye y te arrebata la dignidad.
03 de abril
Aplausos, abrazos, de todo.
En relación con el tema de la inclusión, déjame decirte que no va dirigido a ti y las personas «en situación de discapacidad», finalmente va dirigido a que las demás personas se sientan bien consigo mismas por «no hacer diferencias», cuando precisamente eso es lo que están haciendo. Y eso es lo hipócrita de todo esto, al punto que se necesita una ley que obligue a hacer lo políticamente correcto.
En mi caso, yo no tengo una «discapacidad», pero sí tengo un largo historial médico asociado a problemas cardíacos y malformaciones, muchas veces no saben como tratarme.
Entré a un grupo de facebook para personas con mi problema, al final es un grupo de madres que lloran lo terrible que les tocó, pero no creo que de verdad sepan como criar ni apoyar a sus hijos y me salí.
En todo caso, estudié, trabajo, tengo familia, etc. Todos tenemos cruces, las mías son más visibles solamente.
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04 de abril
Me encanto la reflexión !!
Fantástica ….lo mejor que he leído sobre este tema
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