Ad portas de un proceso constituyente en nuestro país, me parece pertinente analizar el rol que posee actualmente la Contraloría General de la República en Chile, con el fin, de iniciar una conversación sobre ella que le de mayor visibilidad, ya que, en su mayoría, los chilenos no tienen de cuáles son sus funciones y el alcance que esta pueda tener al ejercerlas, y, verificar cual sería una forma pertinente de modernizarla, y si fuese necesario, de dividir sus funciones.
A día de hoy, las principales funciones de la Contraloría establecidas en la Constitución, son el control de legalidad de los actos de la Administración Pública, a través de la toma de razón por parte del Contralor; fiscalizar el ingreso y la inversión de los fondos fiscales, municipales y de los demás organismos y servicios que determinen las leyes; examinar y juzgar las cuentas de las personas que tengan a su cargo bienes fiscales y municipales; llevar la contabilidad general de la nación y desempeñar las demás funciones encomendadas por la ley, las que acorde a la ley orgánica constitucional de la Contraloría de la República, son emitir dictámenes, y elaborar recopilaciones de normas legales. Por lo que se observa, de entre todas las funciones de la Contraloría se puede señalar que hay una en específico que escapa de la naturaleza del resto de funciones que le corresponde, y es a mi juicio la más importante de entre todas ella, esta es el control de legalidad. Mediante este control de legalidad la Contraloría certifica que todas las resoluciones, que por ley deban ser tramitarse por ella, estén acorde a la Constitución y las leyes, debiendo, por tanto, representar la ilegalidad en los casos que esta se suscite. Por ello, considero a la Contraloría, por esta función en específico, como el “ultimo bastión” en contra de la ilegalidad e inconstitucionalidad que posee nuestro ordenamiento jurídico antes de que una nueva ley vea la luz, y, por ende, pueda ser aplicada en nuestro país.La Contraloría es uno de los órganos constitucionales con mejor funcionamiento en Chile, por lo que quitar o dividir sus funciones sería contraproducente
Ahora bien, controlar que las leyes que promulgué el presidente estén acorde a la constitución y a la leyes es una tarea muy importante, y como ya mencioné, de cierta forma diferenciada de su resto de funciones, pero ¿vale la pena dividir sus funciones y quizás desarrollar un nuevo órgano por ello?
En mi opinión, la Contraloría es uno de los órganos constitucionales con mejor funcionamiento en Chile, por lo que quitar o dividir sus funciones sería contraproducente. Si bien tiene funciones diferenciadas, estas se complementan y perfeccionan en si la labor del Contralor, poniendo a su conocimiento no solo las leyes, sino que los presupuestos, para que al emitir dictámenes o resolver incidencias, pueda valerse de todo este conocimiento a su disposición.
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