El caso de maltrato vejatorio sufrido por el ciudadano ecuatoriano Fredy Quiñones por parte de Carabineros y su denuncia en las redes sociales ha sido una noticia que tiene un aspecto vergonzoso, indignante e inaceptable, pero que también tiene otro esperanzador.
El primero es evidente, el video ha impactado al ver una persona de raza negra esposado de pies y manos, semi desnudo, tirado en el suelo, con carabineros sosteniéndolo con fuerza de un brazo, con el codo apoyado en el hombro del caído como si fuera un mueble. El traslado al furgón policial es similar en rudeza innecesaria, viendo que el hombre va esposado y sin resistir. La escena indigna en sí misma, porque se aprecia un trato vejatorio inexplicable. El escenario avergüenza, porque esto ocurre con La Moneda de telón de fondo y la institución de Carabineros de Chile, con sus uniformes y vehículos oficiales como los protagonistas. También forma parte del aspecto vergonzoso e inaceptable, la justificación de la policía del proceder de sus funcionarios y la aceptación de la explicación por la autoridad de gobierno.
Al otro lado de la moneda: signos esperanzadores
Los signos esperanzadores lo forman varios hechos. Uno es la reacción de la gente que fue testigo del hecho y luego de las redes sociales. El improvisado reportero transeúnte es un ciudadano que enorgullece. Se la jugó con una activa acción ciudadana de denuncia de un hecho de la autoridad pública. Hizo lo que se llama “control social”, registrando y publicitando un acto de la autoridad que le pareció denunciable.
Las personas que fueron testigos del hecho defendieron unánimemente a la víctima del maltrato y además lo interpretaron como acto racista de la policía. El juicio de racismo en este hecho es también un gran avance en la sociedad chilena, porque implica una visión y conciencia del otro como sujeto de derechos. Todos los presentes se pusieron como otros frente al hombre de raza negra y solidarios ante el maltrato a ese otro. No había, pues, una autodefensa encubierta, sino una empatía y apertura a incluir a otros en lo que se ha conquistado para uno. Y, más precisamente, en el Chile actual, es esperanzador que esto se haya dado con una persona afrodescendiente y ecuatoriano, porque en ello hay un signo de acogida a nuestra multiculturalidad y a la actual inmigración desde países vecinos.
También es esperanzador lo que ocurre con las redes sociales. La información transmitida por un grupo de testigos presenciales, las redes sociales la transforman en noticia, conocimiento, y reacción pública en pocas horas. En este caso, la reacción masiva ha sido igual de solidaria con la víctima que la presencial. Pero, más allá del tipo de reacción, es esperanzador el rol de fiscalizador y transparentador del quehacer de autoridades e instituciones que realizan las redes sociales. Está cada vez más claro que no dependemos sólo de las empresas periodísticas y de los medios de comunicación tradicionales para informarnos y conocer opiniones,
Una buena oportunidad
Este hecho vivido por Fredy Quiñones, así como el otro reciente que ocurrió en Arica con el caso de José Corvacho, son expresiones de la presencia de afrodescendientes en Chile y de que hay todavía tratos discriminatorios hacia ellos, que en muchas ocasiones resultan además vejatorios. Esta realidad la hacemos presente en 2011, decretado Año Internacional de los Afrodescendientes, por las Naciones Unidas, justamente para que en el mundo se tome conciencia y medidas para eliminar todo tipo de racismo y discriminación, así como para reparar e integrar a los descendientes de africanos en las sociedades, que en buena parte del globo sufrieron siglos de esclavitud.
En este Año Internacional de los Afrodesdcendientes, Chile tiene una oportunidad para adherir a su celebración con dos medidas muy concretas y que están ya encaminadas:
1. Que se incluya una pregunta en el Censo 2012 que permita a los afrodescendientes en Chile identificarse como tal. Sabemos que esclavos negros fueron traídos a América y a nuestro país desde los albores de la colonización española y que, contrariamente a lo que se pretende hacer creer, se quedaron en Chile, se mezclaron y pasaron a formar parte de nuestra identidad multicultural. Más aún, hay regiones del país, especialmente en el norte, donde aún conservan rasgos fenotípicos y culturales muy cercanos a los de sus ancestros. Son chilenos y afrodescendientes que en Chile republicanos han sido invisibilizados e ignorados. El próximo año, con el censo 2012, hay una gran oportunidad de identificarlos, verlos e incluirlos orgullosamente como etnia chilena.
2. Que el Congreso apruebe el proyecto de ley que reconoce la etnia afrodescendiente en Chile. Este reconocimiento sería una oportunidad para que los discursos y posturas políticas mayoritarias que valoran que Chile sea un país multicultural y que se ufanan de que aquí no hay luchas étnicas, que no hay discriminación racial, que somos un país democrático y respetuoso del derecho y de los derechos, lo muestre en una legislación acorde con el discurso.
-FotoFoto: Publimetro
Comentarios
13 de marzo
Buen articulo sobre un tema nuevo – y básicamente ignorado en medios establecidos, según puedo notar desde mi horizonte – algo limitado por la geografia.
Los negros POBRES de las nuevas migraciones que llegan a Chile – asi como ocurre en todo pais con cierto desarrollo y bienestar – ponen a prueba las instituciones del Estado y la telerancia de los cuidadanos. Y esto solo empieza. Está éste gno mejor preparado que los anteriores para enfrentar el problema. Se ha pronunciado alguna vez – antes del suceso mencionado – algún representante de gno sobre el tema del rasismo?
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