Esta noche, a las 22:50 horas, estaré pendiente de la serie: “Los Archivos del Cardenal”, que debuta en Televisión Nacional. Cuando supe de esta serie, me pregunté desde qué perspectiva abordaría los hechos que la inspiraron. Fue reconfortante leer, al día siguiente, la preocupación de Carlos Larraín. Si él estaba molesto, había que ver la serie.
Me preocupa que sea una obra de ficción basada en hechos reales. Al contrario de lo que escribió el Rector Carlos Peña, creo que la realidad es más cruel que la ficción, y que lo que se vivió en Chile, fue aún más horrendo que lo que se podrá ver por nuestros televisores, que también puede dar pie a que muchos digan: es solo ficción.
Los hechos en que se basa la serie nacen de la labor la Vicaría de la Solidaridad, que fue creada en 1976 por el Papa Pablo VI a solicitud del cardenal Raúl Silva Henríquez, con objeto de prestar asistencia a las víctimas de la dictadura militar.
Los verdaderos archivos, que fueron revisados y estudiados para la realización de esta serie, constan de más de 85.000 documentos que denuncian las torturas, la desaparición de personas y la importante labor a nivel internacional que realizaron los funcionarios de la Vicaría.
Carlos Larraín, presidente de Renovación Nacional, partido del cual emerge el actual Presidente del país, dijo "la serie toma hechos que ocurrieron exactamente hace 40 años, pero que tienen una connotación política evidente: la izquierda presentada como víctima, y eso es lo que le da pábulo para actuar en política con cierto sentido de superioridad."
En realidad, la Vicaría cerró el año 1992. Hasta esa fecha recogió los relatos de los abusos y crímenes del Estado, así como apoyo psicológicamente y legalmente a sus víctimas.
El Honorable Sr. Carlos Larraín, catapultado a la senaduría desde su seguro sitial como concejal de la comuna de Las Condes en el mes de Marzo (luego de que Allamand asumiera en Defensa), se preocupa que la imagen de la izquierda, pueda ser proyectada como “víctimas” en la serie.
La realidad histórica del país, es que no solo gente ligada a la izquierda fue víctima de la represión que duro 17 años, sino cualquiera que se expresara como opositor de ese régimen en el cual muchos de los que hoy se encuentran en el gabinete, lucraron (palabra tan de moda) y “surgieron” como políticos.
Es el caso de los flamantes nuevos ministros, Sres. Longueira y Chadwick; y los ministros Allamand, Lavín y Larroulet, que juraron en Chacarillas frente al general Pinochet, junto al presidente de la Cámara Baja, diputado Patricio Melero, y al presidente de la UDI, senador Juan Antonio Coloma.
Ellos callaron y con su silencio, fueron cómplices de lo que sucedía en el país. Y que el señor Chadwick, no diga que no sabía, ya que su cuñado, José Antonio Viera – Gallo, vivía en Italia, exiliado, durante esos años.
¿A Larraín le preocupa que en política se actúe con sentido de superioridad? ¿Moral, querrá decir? Pues si se trata de personas que denunciaron la barbarie de esos años, o que fueron víctimas de la violación de sus derechos humanos, debo decirle que la tienen.
Tan católicos y tan preocupados por los valores de la ciudadanía ellos, y tan renuentes a la primera preocupación que debieron tener en esos tiempos: salvar vidas.
Aplaudo a Televisión Nacional por esta serie. Es lamentable que hoy recordemos todos esos hechos sucedidos hace tanto, como dice el senador Carlos Larraín, no sólo por una serie en televisión, sino, sobre todo, porque aquellos que juraron ante un dictador, son ahora parte del gobierno.
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