#Sociedad

Ley de tabaco y la tiranía de los buenos

Compartir

La noticia de que se está a punto de aprobar una ley en contra del tabaco, que prohíbe que los fumadores puedan disfrutar de un cigarro en playas, plazas y todo lugar público, parece realmente desquiciada. Es cierto, lo que digo tal vez no sea de gran popularidad hoy en día en que existe la tiranía de los buenos, los justos y los sanos.  Hoy mi alegato parece más bien el de un maldito insano que busca contaminar a todo el mundo con sus vicios, en una democracia que busca cada día ser más higienizada y menos democrática, por lo mismo.

No soy un gran fumador, sino que tomo un cigarro, por lo general, cuando estoy tomándome un trago y conversando en un bar. El resto de la semana no aspiro tabaco y no tengo un problema grave de adicción, por lo que esta ley no me haría mucho daño. Sin embargo, creo en la democracia y en que ésta debe ser construida por un Estado que, mediante leyes, haga posible que los ciudadanos no sean devorados por quienes tienen poder, pero también uno que parte de la base de que los ciudadanos son gente grande. Personas que pueden decidir con respecto a lo que consumen con tal de generar un ambiente grato de convivencia. Una convivencia democrática en donde no haya personas que eviten los placeres e otros, debido a una conciencia poco menos evangelizante de lo que debe o no ser una sociedad.

Con el tiempo, Chile se ha vuelto un país en donde hay mucha gente buena y demasiados malos. Hay demasiadas ganas de buscar al malo para así construir una convivencia más simplista y menos compleja. Porque no hay nada más simplista que ver en el contrario una amenaza, antes que regodearte con él. No nos queremos regodear, sólo queremos escondernos bajo una concepción castrada de la convivencia, en donde aquel que nos toque con un poco de su aura y de su humo, sea relegado a un lugar solitario, en donde deba vivir con su conciencia sucia por haber osado en fumarse un cigarrillo. Por haber siquiera pensado en entrar en el metro cuadrado de los felices, democráticos, buenas personas y agotadores que muchos de ellos resultan. Esa la manera en que los arios de cabeza tratan de formar su mundo sin nadie que resulte un poco oscuro, un poco sombrío, un poco alegre en esta fiesta de los políticamente correctos que se ha vuelto nuestro Chile hoy en día.

Y es que el llamado mundo progre perdió la batalla de las ideas y se comenzó a comportar igual que los fanáticos religiosos de la derecha más ultraconservadora para así imponer lo que piensan, lo que sienten, lo que creen que está correcto. Es la única manera en que pueden hablar y manifestarse, ya que prefieren no hablar en debates. Prefieren callarse y tildarte de cualquier bello término que suene a anti pluralidad y que los deja a ellos como lo más buenas personas que hay.

El llamado mundo progre perdió la batalla de las ideas y se comenzó a comportar igual que los fanáticos religiosos de la derecha más ultraconservadora para así imponer lo que piensan, lo que sienten, lo que creen que está correcto

Pero lo cierto es que no hay nada de pluralidad ni menos de espíritu de sociedad si es que relegamos a quienes encontramos sucios y malolientes. A quienes creemos que están humeando nuestra felicidad, nuestro concepto prístino de futuro, que parece más bien fascistoide, cercano a esos regímenes que limpiaban cada rincón de sus países para instalar la idea de que son civilizados; de que están entrando al primer mundo tratando de ocultar lo feo, lo sucio, lo que se ve mal en las encuestas.

Es claro que el cigarro hace mal y ojalá la gente dejara de fumar. Pero esas son esperanzas y metas que se combaten con políticas públicas democráticas y no hechas por eunucos. Por personas que dicen levantar banderas de izquierda, pero que comportan como verdaderos inquisidores de la peor de derecha que ha conocido el mundo. Es la peor combinación: la de buenos chicos que tienen el poder para imponerte su bondad a la fuerza, como una tiranía.

5
2

Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad

Comenta este artículo

Datos obligatorios*

5 Comentarios

Vivían Gutierrez

Quiero felicitarte, yo como fumadora he tratado de explicar o argumentar lo que percibo en la sociedad y no lo había logrado, tu en cambio, lo reflejas muy bien!

Paulina

Que lata las prohibiciones, pero igual es asqueroso ir por la calle, hablar y que te entre como si nada una bocanada del humo que tiró el tipo de adelante.
Más que prohibir deberían fomentar lugares y momentos apropiados. Y el tirar las colillas en basureros y no en la calle. Así como los «doglovers» levantan el «regalito» de sus mascotas por respeto a los transeúntes, los fumadores tb deberían tener cierto «sentido ciudadano» ante su costumbre de fumar.

    Lago

    Es una excelente idea educar a la gente para que respete….. Pero seamos honestos, si la gente no se respeta ni para dejar bajar antes de subir, no van a respetar al que amablemente pide que se apague el cigarro.
    Si la gente fuera amable y respetuosa, no necesitaríamos leyes que obliguen a hacer cosas a la mala.

vasilia

vasilia

Los fumadores estan pagando las consecuencias de sus acciones. Si no nos tiraran a la cara rl humo del cigarrillo, no estaria tanta gente de acuerdo con esta medida. Pero lo hacen. Si en vez de botar las colillss al suelo las botaran en los basureros, no serian vistos como gente sucia y contaminante. Si no arrastraran a otras personas a su vicio, no habria tanta hostilidad, pero los fumadores no se miden ni frente a sus hijos.

El daño que hacen los fumadores, y el costo que representan, hace que medidas como la que se discute acaben aprobandose. No se puede imponer como derecho lo que es un vicio.

Cecilia Giovanetti

Simple y claro.