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La vida, oportunidad para dejar huellas

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Si nos remontamos a los conceptos de la existencia de los hombres en la tierra, nos podemos encontrar con diversas concepciones, por ejemplo, desde la biología somos seres vivos con la capacidad de nacer, crecer, reproducirnos y morir. Si nos vamos a conceptos más religiosos como en el cristianismo, somos seres vivientes en la medida que tenemos en nuestro interior, al espíritu santo, lo que al parecer también nos hace salvos y con la entrada al paraíso después de nuestra vida terrenal, siempre y cuando, hayamos sido buenas ovejas y  creamos en Jesús como el único  salvador.  Probablemente si lo vemos desde el sistema económico, estamos en la vida para producir, desde los ámbitos políticos para dirigir y gobernar.

Todas, versiones que nos acercan o nos alejan de las concepciones reales del porque estamos aquí. Pero, que nos permiten situarnos en un lugar, en una manera de pensar y de existir, según la concepción y la época en la que nos ubicamos en el espacio y tiempo.

Las religiones, las ciencias, la filosofía, nos entregan paradigmas que nos permiten percibir una parte de la vida, pero que nos alejan de la integridad. Esto es principalmente porque nuestro foco dependerá de nuestros condicionamientos, nuestra biología, nuestro sistema socio-económico dominante; esto hace que nuestra existencia sea solo desde la mirada que elijo o tengo la opción para vivir. La que posiblemente, desde mi ego, es la mejor que existe, superior a la de las otras culturas y personas.

 Me impresiona como desde la génesis de la humanidad,  hemos transitado con la especial  capacidad de “progresar”, pasamos de estar viviendo en cuevas a poder crear grandes rascacielos, de vivir en comunidades a tener grandes sociedades, de caminar en 4 patas a poder caminar en dos, de haber desarrollado un lóbulo frontal del cerebro que nos permite tener la intención y razón. Somos seres que han evolucionado y se han adaptado al ambiente, pero también somos seres que se han ocupado de malgastar los recursos naturales, de abandonar a la suerte nuestros entornos y  usufructuando de ellos, solo para fines económicos personales (de grandes empresas o estados), el medio ambiente se reduce a convertirlo en billetes, dejando huellas irreparables para nuestro ecosistema y la calidad de vida de nuestras próximas generaciones.

En este sentido, Darwin diría que hemos sido seres evolucionados porque hemos sido los más aptos para sobrevivir a las adversidades, siendo la raza humana una de las pocas especies con adaptación creciente, aunque también tengo entendido que las baratas igualmente se han adaptado bien a los cambios que el ambiente les entrega.

Si nos centramos en el aquí y el ahora, y nos preguntamos cómo está mi vida, qué me sostiene, qué me da esperanzas, qué huellas dejo y como vivo. Nos podemos encontrar tantas versiones como los paradigmas que existen,  como las religiones y las sociedades. Que determinan mi pensar y mi existir.

Somos seres que han evolucionado y se han adaptado al ambiente, pero también somos seres que se han ocupado de malgastar los recursos naturales, de abandonar a la suerte nuestros entornos

Entonces, en la vida desde los diversos ámbitos y formas, vamos dejando huellas, huellas que pueden ser sobre la arena, que se diluyen fácilmente, o huellas en la roca, que pasan muchos años y aún se ven sus efectos. Huellas que de alguna forma determinan mi manera de vivir y la de mis seres cercanos, de mis comunidades y nuestra sociedad.

Existen personas que han decidido trascender en sus formas; tenemos a Ghandi, Martin Luther King, Sor Teresa de Calcuta, que han optado por trascender en las fuerzas del Eros, de la vida, de la compasión, del conectarse con los otros, de tener una sociedad más justa y buena. Y otros que han marcado su trascendencia por el Thanatos, Hitler, Stalin, Mao Zedong, Pinochet. Superponiendo las formas de violencia, de cohercion, de muerte, para marcar la sociedad.  Todos estos personales han dejado huellas en nuestra historia, pero han ocupado diversos paradigmas y formas para encontrar la trascendencia.

La vida, la vamos construyendo a diario, en el aquí y en ahora, pero si deseo generar cambios, debo abandonar algunos condicionamientos y experimentar las otras formas de percibir vida. En este espacio, me gustaría que ud. repensara, ¿Qué sentido le doy a mi existencia?, ¿Qué es vivir para mí?,¿Qué huellas estoy dejando?, ¿Qué huellas quiero dejar?. Preguntas que nos permitirán examinar si sigo en el mismo camino o tengo que modificar algo.

 

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