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La «Huella de la Droga»

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El tema sobre la despenalización del consumo de drogas siempre genera debate y discusión, asunto que debe celebrarse, ya que peor sería caer en posturas inertes y pasivas que no aportarían al desarrollo de política alguna.También debe considerarse que en situación de debate, la mayor parte de las veces tomamos la postura que más nos acomoda individualmente y elogiamos a quienes teniendo la oportunidad de salir en los medios nos “representan” con su opinión, comenzando así la balanza de juicios que permiten establecer que sociedad es la que queremos construir.

Los hechos ocurridos esta semana, de los cuales no quiero exponer nombres, abren otra vez la oportunidad de discutir sobre drogas, tema del cual se pueden sacar ventajas políticas y porque no decirlo, correr la línea de la “libertad” un poco más allá.

Abordar el debate sobre drogas situándose solo en el consumo es un error, un grave error, ya que se olvida que las drogas son productos y obedecen, queriendo o no, a un mercado que no es precisamente justo, limpio y que respeta los DD.HH. Pero es más fácil y popular centrar todo el debate en el consumo, ya que desde el punto de vista del consumidor se puede apelar a las frases o cuñas como: “es su vida, el problema es de él”, o a la «libertad para consumir», poniendo en el mismo lugar al tabaco y el alcohol que nos sirven para comparar su consumo legal y hasta para ponerlos en términos estadísticos de cuántos muertos produce uno o el otro producto; comparación que por cierto no considera un término llamado trazabilidad.

Es tan complejo el debate sobre drogas, que muchas veces se acude a la comparación para validar una u otra postura, ya sea con otros productos u otros países, lo que está bien, pero no se puede utilizar un producto para compararlo en un aspecto y no reconocer otro, ej:

Si comparamos la marihuana con el tabaco (ambos de consumo masivo hoy) podemos decir que es “injusto” que uno (el tabaco) se pueda comprar en cualquier almacén y el otro no (la marihuana); esto está bien, pero sería mejor decir que para ponerlos en igualdad de condición, la marihuana debe tributar, someterse a los controles de producción y prohibición a los que está sometido hoy el consumo de tabaco; las mismas restricciones que tiene el alcohol.

Podemos ver que si centramos la discusión en el consumo, es fácil hablar de igualdad, pero cuando lo pones desde la perspectiva de un producto la visión puede cambiar.

Debemos avanzar en materia legislativa; para efectos de consumo y producción separar claramente los distintos tipos de droga y sus efectos, establecer parámetros permisibles; y abordar el tema de forma integral.

¿Cómo se puede despenalizar el consumo, si no se tiene legalizada su producción?,

Si comparamos la marihuana con el tabaco (ambos de consumo masivo hoy) podemos decir que es “injusto” que uno (el tabaco) se pueda comprar en cualquier almacén y el otro no (la marihuana); esto está bien, pero sería mejor decir que para ponerlos en igualdad de condición, la marihuana debe tributar, someterse a los controles de producción y prohibición a los que está sometido hoy el consumo de tabaco; las mismas restricciones que tiene el alcohol.

De ser legal el consumo, ¿Podremos hacerlo en cualquier lugar o situación?

La eventual venta de marihuana ¿debe generar impuestos dirigidos a su tratamiento en temas de rehabilitación?.

Existen muchas preguntas que deben responderse, no podemos seguir con una ley  que penaliza el consumo sin distinción de tipo de droga, y es difusa en materia de producción y tráfico (o transporte) por el mismo motivo, también debemos poner el debate en la dimensión correcta, la marihuana y la cocaína (por poner dos ejemplos) no están en la misma dimensión, no tienen el mismo efecto en la sociedad, desde el productor al consumidor, no pueden homogeneizarse ya que los efectos del tráfico (o transporte visto como producto) en el caso de la cocaína producen profundas heridas en la sociedad, tema que no tiene ninguna justificación ética por cierto.

Trazabilidad en otras palabras es considerar no solo el efecto inmediato (que en caso de las drogas tiene en el consumidor), sino tomar todos los efectos que tiene desde su fuente hasta el final, y este final no tiene que ver con la última aspiración que se dio, sino con los efectos que podría tener, por ejemplo conduciendo un vehículo. Es como el término “huella de carbono”, que para este caso debería ser “huella de la droga”

 

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