Ninguna de las candidatas ha abordado el tema de la reinserción de manera correcta, ya que lo que realmente se necesita fortalecer, es la educación que se le entrega a cada interno durante su tiempo de condena.
En esta ocasión me gustaría reflexionar sobre el problema carcelario y todo lo que involucra, vale decir, la prevención del delito y la reinserción social. Ha sido una constante que haya estado casi ausente en la discusión presidencial y en sus respectivos debates. No es mi intención desprestigiar las otras materias que se han puesto sobre la mesa, pero el asunto de los internos no sólo los afecta directamente a ellos y su dignidad, sino que además provoca repercusiones potentes a nivel de cada una de las familias involucradas y en nuestra sociedad.
Hace unas semanas, participé en un curso de formación del Centro de Impacto Público, IdeaPaís. En la ocasión tuve la oportunidad de asistir al Liceo Rebeca Olivares Benítez de la cárcel Colina I. Lo que más llamó mi atención fue ver un establecimiento libre de prejuicios, sin discriminaciones, con un compromiso real de parte de cada uno de sus funcionarios por entregar una de las más valiosas herramientas en la rehabilitación de los internos: la educación.
Esta vocación se ve reflejada en cada uno de los profesores. Muchos de ellos han pasado años de su vida enseñando a miles de internos que han pasado por esa cárcel.
En aquella ocasión, una de las frases dichas por el director de la escuela fue: “jamás me ha interesado saber qué delito cometió el inculpado”. Él junto a todos los profesores que conforman el Liceo, los ven como seres humanos que merecen ser tratados como tales, y recibir la mayor cantidad de herramientas para que cuando llegue el minuto de salir, sean capaces de enfrentar de la mejor manera el mundo laboral.
Frente a esta realidad es importante mencionar algunas de las posturas que tienen las dos candidatas a la presidencia.
Evelyn Matthei se refiere especialmente a la rehabilitación y reinserción social, pues propone desarrollar programas de tratamiento de alta complejidad para jóvenes vulnerables con consumo problemático de drogas y alcohol, en conjunto con el Minsal, Sename y Senda. Además, pretende desarrollar un programa de capacitación para diez mil condenados de perfil delictual medio-alto e incentivar la contratación de reclusos.
Por su parte, Michelle Bachelet, propone construir nuevos recintos penitenciarios, a fin de reducir el hacinamiento y creará el Servicio Nacional de Reinserción Social de Adolescentes, para lo cual dividirá al actual Sename.
Si bien ambas propuestas son interesantes, no están precisamente enfocadas en la educación, donde se encuentra la real reinserción. Es por ello, que me atrevo a decir que ninguna ha abordado el tema de la reinserción de manera correcta, ya que lo que realmente se necesita fortalecer, es la educación que se le entrega a cada interno durante su tiempo de condena. Si la educación es adecuada, no sólo estarán mejor preparados para enfrentar el mundo, sino que además tendrán menos posibilidades de volver a cometer delitos.
También está la opción de impartir carreras técnicas dentro de los recintos penitenciarios, cosa que podría ser una catapulta importante para que los internos puedan volver a vivir una vida honesta y digna, ya que la enseñanza escolar dura sólo cuatro años, y el tiempo podría ser mejor aprovechado con carreras que les permita desarrollarse una vez terminada la escuela.
Sólo dando énfasis en estos temas y eliminando los prejuicios podremos sacar adelante este problema que hoy se encuentra encerrado entre cuatro paredes.
* Entrada escrita por María Jesús Benavente, ex alumna de los cursos de formación IdeaPaís
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Foto: Consejo Nacional de la Cultura y las Artes / Licencia CC
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