#Sociedad

La codicia que mata

Compartir

En medio del estallido social que vive por estos dias nuestro país pareciera ser que la consigna que se instala es pedir perdón. Sin embargo, si el perdón que justamente piden quienes por su codicia le han venido haciendo un enorme daño a las relaciones sociales de Chile, en ese caso, ése perdón más se parece  a la forma que empieza a tomar el gatopardismo, es decir, que todo cambie para que todo siga igual.

Chile debe construirse en base a relaciones sociales humanizadas. El país necesita urgentemente superar la modernización  que en nuestro caso adoptó la forma de capitalismo salvaje con un fuerte y agresivo enfásis ideológico neoliberal-individualista, debilitamiento del rol del Estado hasta niveles de abandono en los aspectos más relevantes de la convivencia social como lo es la salud, la educación y las pensiones.

Todo ello amparado en una Constitución que no es representativa del pueblo chileno. La guinda de la torta, la colusión a gran escala de los principales clanes empresariales del país, la corrupción de la política y de  importantes instituciones del país y la consiguiente desafección de los asuntos públicos y comunitarios de grandes segmentos ciudadanos. Como contraparte, una elite que habita en el privilegio a niveles obscenos.

Por eso, pese a la inserción de Chile a la economía mundial, hemos continuado bajo los mismos vicios y deformaciones propias de sociedades extractivistas. Se incrementa el poder del capital y el Estado opera como el ente que cautela la segregación social y su reproducción ilimitada. Relaciones sociales así concebidas, en contextos disruptivos solo fomentan la conflictividad social.

Decimos contextos disruptivos porque además del estallido social, el nivel actual de desarrollo y penetración de la robótica y automatización en los procesos productivos y los servicios ya ha cobrado la pérdida de miles de puestos de trabajo, precarizándolo y arrojando a la cesantía y al abandono a miles de compatriotas.

Es decir, una sociedad deshumanizada como la nuestra, basada en el lucro y el abuso y agresiva con el medio ambiente, no es capaz de incorporar el desarrollo tecnológico como factor de cohesión social, ahonda la brecha de desigualdad aun cuando gracias a su utilización haya segmentos minoritarios que incrementen su riqueza.

 El nuevo trato

El Estado es el ente llamado a garantizar que se cumplan y garanticen los bienes públicos para todos en igualdad de condiciones y que en última instancia explican su razón de existir.

Agotado estrepitosamente el que rigiera las relaciones sociales hasta el viernes 18 de octubre de 2019, el nuevo trato que Chile necesita, es en lo esencial el de una sociedad basada en derechos universales garantizados por el Estado.

Derechos universales garantizados para todos los habitantes de nuestra Nación, independientemente de sus niveles de ingreso. Desde ya, los derechos más sentidos por las grandes mayorías nacionales y que han sido permanentemente avasallados por el régimen anterior, vale decir, el derecho a la salud de calidad, el derecho a la educación de calidad y el derecho a pensiones dignas, entre otros, como el derecho al agua, y en general todos aquellos concomitantes con la paz social que durante años han estado en el tapete público sin solución.

El Estado, en tanto que articulador del conjunto de las relaciones sociales y jurídicas, democrático, moderno y civilizado, es el ente llamado a garantizar que se cumplan y garanticen los bienes públicos para todos en igualdad de condiciones y que en última instancia explican su razón de existir. No es el uso de la fuerza bruta, ni tampoco es garantizar la reproducción de la segregación social ni la discriminación institucionalizada. Como tampoco lo es el dejar en la impunidad los graves delitos en contra de la sociedad de quienes se han coludido para asaltarla.

El nuevo trato es también de orden político. Chile necesita una Nueva Constitución, legitimada por los chilenos y chilenas. Esta nueva Constitución debe reformar, entre otros, en profundidad el sistema de partidos políticos en el que queden excluidos el clientelismo; se limite la reelección a no más de dos periodos para todos los cargos de representación popular; y, las dietas e ingresos de los representantes públicos y otros altos funcionarios del estado, no se exceda en más 15 sueldos mínimos.

La política, es servicio público, no movilidad social.Debe tener un fundamento  ético y también estético.

0

Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad

Comenta este artículo

Datos obligatorios*