Hoy, los chilenos podemos elegir de manera libre y responsable en muchos ámbitos, pero no tenemos la posibilidad de hacerlo en uno tan importante como es la compra de medicamentos que no requieren una receta médica.
Diversos intereses –como los de las farmacias y los de los químicos farmacéuticos- han hecho de esta una discusión sesgada, donde la ciudadanía poco tiene que decir, ya que se han instalado temores respecto de lo que pasaría si es que no estuviera en ellos en el control total de la venta de medicamentos.
En el último tiempo han aparecido algunas notas en medios de comunicación, cuyo único propósito ha sido infundir dudas respecto de la venta de medicamentos que no requieren receta médica en lugares como ferias libres y que alertan a la población sobre el supuesto riesgo que significaría para la salud de las personas que ellos perdieran el monopolio.
Un acceso desigual a medicamentos
Se requiere una nueva ley de medicamentos que regule esta actividad, pero que permita que la mirada esté en nosotros, los consumidores. El proyecto de ley que hoy está en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, precisamente permite la venta libre de medicamentos que no requieren de receta médica en otros lugares.
Estos medicamentos –denominados OTC, en sus siglas en inglés- están desarrollados para tratar afecciones menores y representan una gran ayuda a las personas y a la salud pública del país, sobre todo si todavía 83 de las 365 comunas de Chile no tienen farmacias y sólo en la RM en 8 de ellas hay venta las 24 horas del día.
El proyecto favorecerá el acceso a medicamentos para millones de personas que no tienen opción de ir a comprar a una farmacia o bien lo tienen de manera muy restringida, pues se encuentran en localidades que sencillamente no cuentan con una. El Gobierno ha planteado que en estas comunas sin farmacias, exista al menos un punto de venta formal. Un estudio del Ministerio de Salud revela que Chile se sitúa como el país con menor cantidad de farmacias per cápita de América Latina, lo que resulta extraño cuando se observa que en los lugares donde viven en los sectores más acomodados de la capital en casi cada cuadra se encuentra una farmacia.
Después del caso conocido como la “colusión de las farmacias” a estas alturas para nadie debieran ser un misterio los intereses que hay detrás de la venta de un simple analgésico en una farmacia. Se trata de la famosa “canela” que sigue vigente en cientos de locales, donde el vendedor, que no es un químico farmacéutico, nos impone determinada marca de medicamento y muchas veces oculta la diversidad de productos que pueden servirnos, ofreciéndonos sólo aquel que implica un incentivo para él y no el más conveniente para el consumidor.
¿Por qué como consumidores no tenemos acceso a todos los precios para poder elegir?, ¿por qué no poder comparar entre todos los productos disponibles y acceder a la información que contienen los propios medicamentos en sus cajas?
Debemos exigir y recibir un trato de adultos, hacernos responsables de nuestra propia salud y no dejarla en manos de terceros mediadores que no necesariamente tienen el interés para asesorarnos correctamente.
La Organización Mundial de Salud (OMS) promueve la participación de los ciudadanos en el autocuidado y automedicación responsable para, por ejemplo, reducir las visitas a los centros de salud y con ello aportar a mejorar el ya complejo sistema que tenemos en el país. Junto a lo anterior, y de acuerdo a la experiencia internacional, la iniciativa posibilitará optar por productos que den más seguridad al desincentivar la venta de éstos de manera informal. Además, se prevé una baja en los precios, al fortalecerse la competencia.
Yo Elijo es un movimiento ciudadano, al que ya se han sumado organizaciones sociales como Odecu y Cameved, cuyo foco es promover la libertad y la responsabilidad que tenemos sobre nuestra salud y la de nuestras familias. Queremos un diálogo abierto y que la discusión no quede sólo en intereses económicos, que no necesariamente son los de las personas. Queremos un debate sobre la base de la verdad y sin infundir temores innecesarios. La invitación es a sumarse a esta campaña para que hablemos sin miedo sobre nuestra salud y cómo mejoramos el acceso a los medicamentos, en definitiva, cómo nos educamos a nosotros mismos en el autocuidado y la medicación responsable.
* Stefan Larenas R., Presidente Organización de Consumidores y Usuarios de Chile (ODECU)
** (#YoElijo) Movimiento por una mayor libertad y acceso a medicamentos sin recetas. @yoelijocl
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Foto: La dictadura de las pastillas – rallaet / Licencia CC
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any
En ninguna parte se aclara cuales son los medicamentos OTC (la lista de una cadena contiene algunos medicamentos que tienen condición de venta con receta)
y para cuales patologías son útiles,
tampoco cuales son las patologías en las cuales no se deberían utilizar,
Para empezar si tienes una urgencia o emergencia no son útiles ( Lo mejor es que te asistas por un medico).
Dentro de estos encuentras todos los productos homeópaticos, ranitidina de 75mg, famotidina 10mg, antiacidos, paracetamol, aspirina, asociación paracetamol/pamabron/ pirilamina, dipirona, ibuprofeno 100mg, sales de rehidratacion,suero fisiológico, ambroxol, bromhexina, centella asiática 2%, naproxeno 275mg; asociación de paracetamol y aspirina con cafeína, descongestionantes oftalmicos; no es más.
El problema es que se juega con la esperanza de un mayor acceso da medicamentos.
No se cumple la legislación sobre publicidad y educación sobre medicamentos que tiene varios años ( indicación, posologia, efectos adversos, interacciones, contraindicaciones según indicado en registro isp).
Algunos medicamentos tienen contraindicaciones importante y están pésimamente rotulados:
por ejemplo, las gotitas para dolor ardor y rojo están contraindicadas en el glaucoma,
los antiacidos que vienen como sales efervescentes tienen un importante contenido de sodio un peligro para un hipertenso, entre otros.
La población no sabe reconocer eventos adversos a medicamentos y es difícil el acceso a personal de salud para notificarlo, además, de que es voluntaria su notificación todo esto hace imposible el estudio farmacoepidemiologico serio sobre estos productos a este nivel.
Ademas, si se quisiera abaratar costos se debería desarrollar un instituto de medicamentos innovadores como en España.
tomasdr
Yo tengo que comprar un medicamento, en generico vale 200 pesos con nombre de fantasia 2000 pesos, lo compro como una vez cada dos semanas, siempre en las farmacias de cadena me decian que no habia, que no habia llegado, etc.. solucion un dia dije que era abogado del Minal que sabia que tenian que tenerlo, hable con la quimica farmaceutica y misteriosamente aparecieron, ahi en esa farmacia nunca mas me ofrecieron algo que no fuera el generico