#Sociedad

Grandes problemas requieren grandes soluciones

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En nuestras vidas a veces cometemos errores. Normalmente aprendemos de ellos y no los volvemos a cometer. Cuando insistentemente cometemos los mismos errores es probable que detrás exista un problema psicológico que nos impulsa a actuar de una manera ‘autodestructiva’, pero por suerte, no es quizás la situación más común. Lamentablemente, como sociedad sí tenemos la tendencia a seguir cometiendo los mismos errores y aprender de manera bastante más lenta. No se trata sólo de nuestro país; parece ser casi una condición humana. En términos públicos gozamos de una paciencia casi infinita, o quizás sea una desilusión tan grande que simplemente ya dejamos de esperar algo mejor. Aceptamos en la vida como sociedad problemas que en nuestras casas no aceptaríamos, o por lo menos así actuábamos hasta que las redes sociales nos permitieran demostrar nuestro descontento y ver que había muchas personas que se sentían como nosotros. Es como ‘message in a bottle’ de Police, cuando vimos la playa llena de botellas con mensajes abrimos los ojos a lo que hasta ese momento no era más que un sensación interna.

Y al parecer, por fin hemos comenzado a comprender como sociedad que así como tratamos de salir adelante en nuestras vidas personales, también lo podemos hacer en conjunto. El problema es el camino para ello. Los problemas sociales son bastante más grandes que los que enfrentamos a nivel personal (aunque a veces nos parezcan igual de gigantes), y por lo mismo requieren grandes soluciones que no llegarán de las fuentes que por décadas hemos esperado que lleguen (no se ustedes, pero yo ya no creo en las promesas electorales sin un plan de acción claro y factible, es decir, basados en conocimiento).

Un pequeño ejemplo: Los buses interurbanos en Chile. Cada vez que ocurre un accidente carretero, en especial los fatales, escuchamos las mismas reacciones (la favorita de muchos parece ser la fiscalización), muchas intenciones de resolver la situación y a pesar de todo ello el problema persiste. Cuando un problema persiste, ¿no será porque el método de solución que está empleando no es el adecuado? En el tema de los buses interurbanos, y en especial en el caso de las jornadas de trabajo de los choferes existen métodos y buenas prácticas desde hace décadas para establecer horarios de trabajo que cumplan con cualquier clase de condición que queramos imponer. Esto se llama el ‘crew scheduling and rostering problem’ en la literatura de optimización matemática. Tenemos expertos en Chile (por algo se los digo, yo soy uno), pero por algún motivo jamás quienes deben resolver este problema  llegan a los lugares adecuados (como universidades que realizan investigación) a pedir ayuda.

Grandes problemas requieren grandes soluciones, y parafraseando a Einstein, no podemos resolver los problemas usando la misma gente que ayudó a crearlos.

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Foto: Nuevo Andén / Licencia CC

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Victor Valdés

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tartalink

Tu ejemplo de que los errores se vuelven a repetir es muy válido no sólo en el ámbito en el que lo aplicas sino tambien en muchos otros…El detalle está en que en algunos casos es por desconocimiento y en otros porque existen intereses a los que les conviene que dicho «error» persista, entonces ya no es error y pasa a ser una conducta intencionada.
Creo que éste es exactamente el caso del transporte y como estos «errores» han persistido por mucho tiempo, quiere decir que los intereses involucrados son lo bastante poderosos y disponen de medios que les permiten seguir operando de la misma manera a pesar que exista consenso que la sitación debe cambiar.
Esto sucede a mi juicio porque la ciudadanía no tiene defensa frente a grupos fácticos que son los que manejan a esos «palos blancos» llamados senadores y diputados y por lo tanto todo va a seguir igual en tanto los ciudadanos no dispongan de herramientas que les permitan intervenir directamente en los problemas que les afectan. Por lo tanto el problema de fondo es político e implica necesariamente devolver soberanía a sus dueños legítimos y directos, los ciudadanos, despojando así a los partidos políticos del monopolio de esta facultad y entregándola a las comunidades que coexisten a lo largo de nuestro pais. Esto que era una utopía hasta poco tiempo atrás, hoy es posible gracias al avance tecnológico y es en este punto donde debemos aunar voluntades y esfuerzos para lograr que esta idea se materialice.

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