¿Felices desde los 65 años?

Hace un tiempo tomé la decisión de crear un proyecto y llevarlo a cabo lo más rápido posible, el cual se trata de la inclusión de la tercera edad en la sociedad, ayudar que quede el legado enseñanzas de muchos de ellos mediante reuniones semanales de uno de ellos con no más de tres niños (no necesariamente sus nietos), en donde debe enseñar a los menores lo que más le guste hacer, como jugar cartas, tejer, bordar, bailar cueca, tocar instrumentos musicales, etc. Los pequeños en muchos casos pasan tiempo solos o acompañados con la tecnología de tablet, celulares, computadores, televisión, etc.

Al realizar este tipo de reuniones anteriormente mencionadas, descubrí la tristeza de la vida de más de un anciano, donde por ejemplo no recibían visitas de familiares de hace ya un tiempo, donde la jubilación no les alcanza para llegar a fin de mes, donde una simple llamada telefónica podía alegrar su día, y sin duda la falta de amor y cariño es su principal problema. 

Es por eso que me dirijo a todos los políticos, ciudadanos, jóvenes, padres y madres quienes hablan que estos últimos años la inclusión de la tercera edad ha aumentado considerablemente, que hay muchas actividades al aire libre , en sedes etc. ¿Cómo es posible que hablen de que tienen una buena calidad de vida, si visitando asilos de ancianos más de uno me hablaba de que sus familiares los visitaban y eso no era así? ¿En qué momento personas que tienen años de experiencia, entregándose al trabajo, al amor, a la patria y a sus familias llegan al punto de delirar supuestas visitas por falta de cariño y abandono? Encuentro indignante la condición en que muchos se encuentran incluso pidiendo plata o vendiendo dulces o parche curitas en las calles teniendo sobre 75 años pasando frío, hambre y muchas veces humillándose por dinero.

La sociedad chilena debe tomarse el tema de la inclusión como un tema personal, es una tarea de todos y todas, espero que la experiencia vivida y mi opinión al respecto los haga pensar que de verdad está ocurriendo con ellos en este país, Chile.

"Encuentro indignante la condición en que muchos se encuentran incluso pidiendo plata o vendiendo dulces o parche curitas en las calles teniendo sobre 75 años pasando frío, hambre y muchas veces humillándose por dinero."