«El Quijote de la Mancha trata sobre un caballero con capacidades mentales diferentes. Fue escrito en un Centro de Reinserción Social por un combatiente de Lepanto, batalla de donde salió con capacidades físicas diferentes»
¿Se entendió? Posiblemente ud. si lo entendió, pero un lector de hace 30 años no entendería un carajo. Ni hablar de hace uno, dos o tres siglos atrás.
Probemos con esto: «el Quijote de la Mancha trata sobre un caballero loco y fue escrito en la cárcel por un ex soldado que quedó manco en la batalla de Lepanto»
Sí a su equipo le faltó coraje, valentía, decisión, arrojo, valor, ánimo, esfuerzo o ímpetu, no se complique, dígalo con algunas de esas palabras, no con los anodinos «faltó huevos» o «pecho frío»: eso déjelo para el futbolista o para el periodista deportivo de radio y TV pues ambos nunca leyeron y no manejan más de 300 palabras del español.
El eufemismo es el sida del lenguaje, la peor pandemia de los últimos tiempos y le cae como anillo al dedo al ignorante de exiguo vocabulario pues un solo concepto como «diferente» puede englobar cientos de características. Algo así como el «hueón» y la «hueá», salvavidas que les permiten expresarse con holgura a todo un país.
Niño mongólico es fuerte, pero, ¿qué tenía de malo «niño down»? ¿Ofende? ¿disminuye? ¿Acaso «capacidades diferentes» no es abrumadoramente falaz pues crea una realidad inexistente? «Capacidades diferentes» pone de inmediato una distancia entre mi niño normal y el tuyo que es «diferente».
«Capacidades diferentes» mete en un solo saco a ciegos, inválidos, tullidos, locos, cojos, sordos,mudos y un infinito universo de discapacidades a las que se les deja desprovista de dignidad.
Si digo «el tullido del almacén» lo digo una sola vez. Si digo «el almacenero de capacidades diferentes» y mi interlocutor no conoce al almacenero lo mas probable es que tenga que explicarle su discapacidad, o sea, el eufemismo no describe de inmediato e innecesariamente agranda, prolonga y desnuda aun mas la incapacidad.
¿Cómo podría un escritor del s.XlX referirse al tonto que siempre hay en cada pueblo? Hagamos un intento: «Las sospecha recayeron sobre Igor, el hombre con capacidades diferentes que habitaba en ese oscuro y desolado rincón de Siberia». Raro, ¿no?
Este si que enerva: «situación de calle» ¡Qué es esto! ¿Acaso el transitar por una calle, caerse en una calle, jugar, pasear en una calle no es realmente una «situación de calle»?
Pero antes de introducirte, antes de implantarte el eufemismo en la mente hay un trabajo previo, principalmente de parte de la basura televisiva entre 8:00am a 13pm. Ellos son los encargados de hacerte entender el concepto, pues, ¿Qué hubiese sucedido hace 30 años atrás si alguien leyera un periódico y se encontrara con ese eufemismo? Seguro iría a la biblioteca por auxilio, donde tampoco lo hubiese encontrado. Pero hoy todos saben lo que «situación de calle» significa, precisamente por el trabajo previo para empobrecer el idioma.
No sea leso, mucho mejor que «situación de calle» es mendigo, menesteroso, pordiosero, indigente. Hágame caso y después no llorará por sacar 300 puntos en la PSU.
«Proyecto de vida en común» … ¿Matrimonio no sale más corto? La verdad es que este eufemismo me suena más como un perfecto enlace: «el señor eufemismo y la señora siutiquería tienen el agrado de invitar a ud. a la oficialización de su proyecto de vida en común la que se llevará a cabo este sábado….»
«Les faltan huevos», «no tuvieron los huevos suficientes», «para ganar se necesitaban huevos». Este eufemismo es reciente, importado allende los Andes, igual «pecho frío». Volvamos al español. Sí a su equipo le faltó coraje, valentía, decisión, arrojo, valor, ánimo, esfuerzo o ímpetu, no se complique, dígalo con algunas de esas palabras, no con los anodinos «faltó huevos» o «pecho frío»: eso déjelo para el futbolista o para el periodista deportivo de radio y TV pues ambos nunca leyeron y no manejan más de 300 palabras del español.
«Trabajadora sexual»… ¿Por qué borrar de un plumazo palabras con peso como ramera, prostituta, meretriz o puta? Por supuesto resultaría contraproducente y ofensivo redactar un articulo: «las putas formaron un sindicato», pero nada de malo tiene «las prostitutas formaron un sindicato» o incluso sonaría hermoso «las meretrices formaron un sindicato». No puedo imaginar a un historiador romano escribiendo «Mesalina a veces oficiaba de trabajadora sexual» pero si: «Mesalina a veces oficiaba de puta»
¿Que sentido tiene cambiar empleada domestica por «trabajadora de casa particular»? ¿Acaso empleada domestica no explicita mucho mejor la función?
Y por último, el eufemismo utilizado para la censura y que lo he escuchado en más de una oportunidad: «no corresponde a nuestra línea editorial» ¡Plop¡
Volvamos a nuestra dulce y cantarina lengua, a sentir y disfrutar de la sonoridad de las palabras de un idioma rico. Tullido, baldado, tuerto, cojo, mendigo, loco, tísico, limosnero y tantas otras palabras reemplazadas por el «diferente» son palabras hermosas, con personalidad y carácter. Ud. las podrá encontrar en obras de la literatura universal, pues los grandes escritores jamás vieron un matinal televisivo ni leyeron las ponzoñosas palabras de un libraco de autoayuda que es donde nacen y proliferan la mayor de las veces los eufemismos.
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