Que eso te enseñe a no robar, matar ni violar, y recuerda que "lucrar" con CDS piratas te lleva a la cárcel. Si mal no recuerdo, mencionaron que en el lugar había algunos que cumplían reclusión nocturna, la cual se aplica en los juzgados de policía local cuando alguien no paga una multa por consumir alcohol en la vía pública; falta que he cometido, pero ciertamente no soy un ciudadano peligroso.
¿Por qué el Estado chileno debe mantener y gastar dinero en mantener las necesidades básicas de la población penal?
Una economía y/o una sociedad violenta y sin consideración por la integridad física de los "pares" desembocará en seres violentos. Ser cómplice de un sistema social que no se preocupa por otros, en una carrera evolutiva darwiniana de consumo de productos que -te dicen- debes tener para ser "ser humano", es igualmente de repudiable que las acciones cometidas por los habitantes de estas mazmorras instaladas para recordarnos los diez mandamientos. En toda sociedad vas a tener gente que no respete las leyes; ¿no es esa la picardía del chileno, la habilidad de hacer las cosas a la mala? Los penales están repletos de the chilean way a un nivel macro. O más bien: the human way.
Me sorprende la cantidad de gente que cree que solidarizar con la muerte de un prisionero es un acto de estupidez y doble estándar, comentarios que bordean el razonamiento que llevó al exterminio de grupos sociales por parte del Estado Alemán. Siguiendo esa lógica, si que se queme una cárcel es un bien para la humanidad, que se quemen los úteros de todas las mujeres del mundo es un acto de altruismo puro: así se evita nuestra reproducción, previniendo posibles “Cisarros” y “chacales de Nahueltoro”. Si el día de mañana se quema un manicomio, o un psiquiátrico a nadie le va a importar, salvo a los familiares de los “loquitos”.
Siempre que hay un disturbio en una cárcel hay intentos de fuga, y viceversa. ¿Usted se quedaría sentado mientras se le escabulle de las manos la oportunidad de escapar y recuperar su “libertad”? Un complejo con las condiciones mínimas de seguridad para privar a alguien de su libertad debe contar con instalaciones eléctricas decentes y el mínimo material combustible, además de personal decentemente capacitado para manejar emergencias de este nivel.
No son blancas palomas la gran mayoría de los habitantes de los calabozos que se han desplegado a lo largo de Chile. Pero un muerto no reflexiona ni tiene la posibilidad de enmendar sus errores; un ex recluso en el sistema laboral y judicial actuales, tampoco. Pocas personas darían trabajo a los “muertos vivos” que salen de las cárceles, ni por muy merecedores de oportunidades que sean. No quiero decir que deban ser centros de capacitación para la población que no sabe qué hacer con su vida, ya que sería una desigualdad para quienes gastan millones en la universidad y estudios profesionales.
Las cárceles son universidades del delito y la violencia. No sabemos qué hacer con ellas,no son un tema bonito, son una “paja” que no queremos.
Los verdaderos criminales de alta peligrosidad para la sociedad son aquellos que mantienen ecosistemas sociales como este, dejando a su suerte a sus votantes/clientes. Recuerda ser fiel a todas las leyes, o consigue un buen abogado porque, al parecer, no hay una verdadera vocación para reestructurar los modelos en cuanto a recintos penitenciarios respecta.
Las figuras dentro del gobierno parecieran tener la idea de que sólo cuando la jauría de perros hambrientos ladra de hambre, deben tirar un hueso. Y si el hueso esta roído y sin gracia, recién en ese instante pensarán en proveer uno más carnudo. Esta es la única manera en la cual concibo la opinión de nuestras “excelencias al mando”. Si no, otro gallo cantaría tal vez.
¿Se avecinarán cambios en el sistema penal? Tantos como los que se harán en materia de seguridad laboral (en la minería y en transportes), o a la ley antiterrorista en el caso de las demandas de las comunidades mapuches.
Si no está la muerte rondando en la opinión pública, el gobierno no se hará cargo. Si no se grita, no se asomarán al balcón para comprobar si está todo en orden.
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