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El secreto del éxito en Chile

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¿Existe algo así como un secreto del éxito en Chile? Es algo que todos de alguna manera buscamos, no necesariamente para establecer una regla general, pero sí el secreto para tener éxito en particular nosotros. Hablo de un éxito de naturaleza sencilla, es decir, de poder hacer algo que no solo nos dé qué comer, sino además alguna clase de satisfacción personal al hacerlo, algo así como un sentido.

Se leen cosas en los diarios sobre gente realizada, lo mismo en las revistas como “Capital” o “Cosas”. Se sabe de chefs que son considerados genios, de directores de medios de comunicación que dejaron todo por una vida dedicada a la artesanía, a la que ven como un verdadero arte y hablan llenas de plenitud; de historias de esa clase de éxito está llena últimamente la prensa chilena. Esas personas exitosas suelen decir cómo “se atrevieron”, “arriesgaron” y, finalmente “se liberaron” o usan expresiones afines.

No, no voy a decir nombres, pero hay incluso personas que se han atrevido a vivir una sexualidad no heterosexual y que son consideradas “choras”, mientras que a todo el resto de la comunidad LGBT la discriminan. ¿Será que viven en un país distinto del nuestro, al menos del que vivo yo, porque proyectan imágenes luminosas y llenas de esperanzas? No digo nombres porque tampoco quiero desconocer los méritos que, en muchos casos, estas personas sí puedan tener.

Pero sucede que yo vivo en cambio en el país indignado. En ese país en que, cuando marchas, tienes que huir de la policía y ellos no te toman fotos con tu propio celular. Vivo en un país en el que los posgrados duramente ganados pueden ser un problema llamado sobrecalificación. Vivo en un país que no me pertenece, sino que pertenece a otros. Tal vez a la gente que nombro más arriba, tal vez a sus padres.

Cuando uno quiere tener éxito en lo que sea, busca a personas que lo ha tenido antes para aprender de ellos. Eso es lo que se debe hacer. Sin embargo, el escritor que ganó un solo concurso literario, que después tuvo su portada en una revista y luego el contrato con la editorial multinacional no es un ejemplo para un escritor emergente.

Por otro lado, ese otro que luego de décadas escribiendo, publicando y haciendo performances en la escena under, y pasando por ello las pellejerías más grandes hasta lograr reconocimiento –un Lemebel o una hija de perra cualquiera– tampoco sirve como ejemplo a alguien que aspira a pagar sus cuentas y mantener a su familia hoy.

Algunos no podemos darnos el lujo que se dio Nietzsche y vivir como hombres póstumos. La cuenta del médico del niño, que no está enfermo, pero que debe revisarse, como todos, apremia. Para quienes no tenemos acceso a las portadas de las revistas de papel couché, además de excelencia en lo que hagamos se nos pide hacer sacrificios. Es muy similar a lo que viven los profesores: no basta con que sean buenos educadores, trabajar por poca plata es parte de la “vocación”.

Hace poco revisé el blog Cuicoterapia de Josefina Reutter. El texto es demasiado simpático para ser tomado como denuncia, pero lo es. En una entrevista dada por la autora a The Clinic Online, ella declaró en clave cuica:

Las vidas llenas de sentido son pocas. Para saberlo es cuestión de ver la ausencia de sonrisas en la calle, o manejar en cualquier calzada para ver como un conductor estresado tapa a los demás a insultos y bocinazos por cualquier cosa. Incluso muchos de quienes han podido ganar dinero y acceder al endeudamiento y los bienes de consumo lo han hecho a costa de ese sentido que ya no recuerdan que existía o que buscaban.

“Si al gallo se le ocurre estudiar una cosa rara, que no tenga futuro, igual lo hace, porque sabe que en el fondo tienen el respaldo de su red de contactos que lo albergará si se queda sin plata. Los cuicos nunca quedarán abandonados a su suerte.”

Así, la novel cineasta tiene su propia productora antes de los treinta años o poco después, el joven chef abre inmediatamente su propio restaurante. Pero entre las mentes que brillan en Chile no hay muchos Bill Gates ni Steve Jobs; nadie que haya salido de una humilde clase media –a no ser que consideremos a Piñera clase media– para alcanzar el éxito.

Cuicoterapia me recordó mi propio texto Breviario de la Derecha, que era una sátira publicada en 2013 acerca de la visión de mundo de los sectores más conservadores (ahora publicado por entregas en un blog). En su momento lo hice como sátira a ciertas actitudes de algunos personeros del gobierno de Piñera, sin embargo, a la luz de los últimos acontecimientos, creo que expresa más bien el sentir y el actuar de una clase, independientemente de sus ideas. Si no, es imposible explicarse toda la serie revelaciones que hemos tenido ahora último sobre la clase política, que ha demostrado ser, independientemente de las ideas, una extensión del cuiquerío chileno. Con las debidas excepciones, espero.

Parece ser que el secreto del éxito en Chile estriba en pertenecer a ese grupo, o en cargar sus maletines hasta que nos tiren algunas migajas. Así, muchos se cansan y se pierden para Chile numerosas personas talentosas que abandonan sus sueños para sobrevivir, obligados a conformarse, o que abandonan el país para realizar sus sueños en otra parte, lo que es una pérdida para todos los que se quedan en Chile.

La vocación artística, científica o creadora de cualquier índole requiere siempre hacer ciertos sacrificios, pero no debe ser el sacrificio de décadas antes de lograr algo, porque la vida es corta, porque hay personas que dependen de nosotros y porque siempre acecha la muerte, ante quien debemos presentar una vida llena de sentido para no temerle.

Las vidas llenas de sentido son pocas. Para saberlo es cuestión de ver la ausencia de sonrisas en la calle, o manejar en cualquier calzada para ver como un conductor estresado tapa a los demás a insultos y bocinazos por cualquier cosa. Incluso muchos de quienes han podido ganar dinero y acceder al endeudamiento y los bienes de consumo lo han hecho a costa de ese sentido que ya no recuerdan que existía o que buscaban. El éxito en Chile se traduce solo en ganar dinero según ese modelo neoliberal “exitoso” que incluso según Sebastián Edwards ya se agotó y parece que la búsqueda del verdadero éxito, de una auténtica felicidad interior con financiamiento decente en el exterior, es solo una cosa de cuicos.

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7 Comentarios

ffrias9

ffrias9

Gracias por el buen artículo..

Chile país de pitutos y apitutados..

Saludos

abechtold

abechtold

El éxito es algo tan raro que es digno de destacar. Y ahí muchos caen en creer que es mas común de lo normal, creyéndose el cuento, y fracasando. Porque el éxito es el fin de un camino lleno de fracaso, que no se muestra en su real dimensión cuando se relata.
Lo que si es seguro es que quienes viven de criticar el medio en que viven y al resto, definitivamente solo han logrado tener «exito» siendo comentaristas de farándula.

    Arturo Ruiz

    En general no suelo comentar mis columnas, ya que es la regla general en todos los medios digitales.Sin embargo, esta vez lo hago por dos razones: la primera es que «El Quinto Poder» quiere crear este tipo de discusiones y la segunda es porque una nueva columna sobre el tema podría parecer redundante.
    En el principio de la columna definí el éxito como «un éxito de naturaleza sencilla, es decir, de poder hacer algo que no solo nos dé qué comer, sino además alguna clase de satisfacción personal al hacerlo, algo así como un sentido.»
    En este sentido, tan exitosos debieran ser el emprendedor como el empleado, el artista como el obrero. La medida de la felicidad no es la misma para todos. No hablo aquí de una fama arrolladora o de una ganancia de millones de dólares, de hecho no creo que eso sea necesariamente un éxito, como lo atestiguan muchos famosos y millonarios infelices.
    Pretender que un éxito así de sencillo sea para unos pocos es naturalizar las desigualdades y el descontento, con lo que el objetivo de cualquier sociedad, incluso desde la más liberal de las perspectivas, no se cumple.
    Ya la «Declaración de Independencia de los Estados Unidos» garantiza el derecho de todos los seres humanos a buscar la felicidad. La plenitud de la vida no debiera ser un privilegio de pocos, pues así se transforma pronto en un privilegio de clase. Cosa que creo que está sucediendo en Chile. Esto es, por definición una injusticia social.

    abechtold

    abechtold

    El aparecer en la revista Cosas, o Capital, es propio de grandes éxitos, no de naturaleza sencilla. Los de naturaleza sencilla no tienen bombo, lo que no significa que no existan. No hay un privilegio de nadie en tenerlos. Sucede que, cuando esos éxitos se basan en una competencia, ahí si hay quienes ganan mas seguido, por una multiplicidad de razones.
    El problema, al final, es si somos capaces de valorar nuestros pequeños triunfos, y el camino que recorremos para ello. Si nos queremos comparar con los publicitados, viviremos un universo de frustraciones.
    Y la constitución de EEUU asegura el derecho a «buscar la felicidad», no a encontrarla.

Servallas

Supongo que el estado de ánimo al escribir una columna con la tuya no debe ser de los mejores, revela una suerte de rabia contenida, algo de frustración, pero piénsalo de esta manera, para que un filósofo pueda sobrevivir en una sociedad como esta se requiere que varios panaderos se levanten  a la cinco de la mañana, haga pan, lo vendan y paguen religiosamente sus impuestos,  recién así, el estado puede orientar recursos para la cultura, para la reflexión, para los paper. Si hay un equilibrio, es decir muchos panaderos por un filósofo,  tendremos producción de ideas, cultura, el problema es que ya nadie quiere fabricar pan, muchos quieren pegas del estado, indemnizaciones vitalicias,  bonos, gratuidad, y los políticos populistas se las darán  endeudando al país. Sobre las elites, sus modos de vida, sus excesos y miserias no debería ser tema entre nosotros,  entre nosotros el tema debería ser , cómo ser más productivos, generadores de riqueza, contribuyentes despiertos para elegir autoridades capaces, de modo que el estado tenga recursos para ayudar a la cultura, para ayudar a los filósofos, porque podemos ser panaderos, pero no solo de pan vive el hombre.

meriadox

meriadox

Comparto el sentimiento: http://tamochan.blogspot.cl/2009/02/la-revolucion-es-hoy.html

Pero también creo que no debemos quedarnos solo ahí: http://tamochan.blogspot.cl/2011/08/la-verdad-de-la-ceguera-social.html

Al menos conocemos las causas detrás de tanta frustración, por lo tanto se puede hacer algo: https://www.ted.com/talks/richard_wilkinson?language=es

A final de cuentas, es necesario que podamos convivir todos, pero esa tolerancia está lejos de alcanzarse. Somos una especie gregaria, lo que implica que tendemos a agruparnos por afinidades, intereses comunes. Nuestras «autoridades» provienen del mismo grupo, por ejemplo, lo cual dificulta que una persona común y corriente pueda llegar a ellas.

Arturo Ruiz

A propósito, mañana una nueva entrada ! http://breviariodeladerecha.blogspot.cl