En algunos blog de opinión (Bellolio – Orrego) hoy se discute respecto de políticas de subvención en áreas de salud, educación, y vivienda. Múltiples iniciativas de los gobiernos de la Concertación que hoy el gobierno de derecha, bajo el supuesto de la normalización eficiente y eficaz, desmantela lentamente, bajando drásticamente los presupuestos sociales o iniciando nuevos programas de dudosa efectividad.
Bajo el alero de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) tendremos todo tipo de asistencialismos que eventualmente sufrirán continuos ajustes para lograr la tan anhelada excelencia: bonos marzo, bonos invierno, subsidio tributario al empleo femenino y empleo joven, 7% de jubilados, subsidios habitacionales, seguros postnales, salas cunas, escuelas públicas de elite, becas universitarias, enfermedades AUGE, remedios de enfermedades catastróficas, etcétera
Sin embargo, nadie aclara que nunca podrá haber continuidad en las políticas públicas cuando el fondo ideológico de los gobiernos es tan distinto: por un lado existe una Concertación preocupada de un Estado que, bajo un trasfondo de derechos mínimos, logra subvencionar a quien ha tenido menos oportunidades en la vida (o incluso a quien no las ha aprovechado correctamente). Por otro lado, hoy tenemos una derecha preocupada de incentivar el emprendimiento personal para garantizar autonomía, pero bajo el trasfondo de limitar la futura carga fiscal del asistencialismo, dejando en los privados “las oportunidades” que el mercado ofrezca.
Cualquier ayuda a quien la necesitare será siempre bien recibida, pero el problema real no es de hoy sino de mañana, mientras no establezcamos mecanismo para dar ese apoyo en el tiempo, jamás resolveremos el problema. Siempre habrá necesitados, ya sea por flojos o por no disponer de las habilidades para aprovechar las oportunidades de la vida.
Cuando un sale de noche en ciudades de EEUU (Ej Houston) los sin casa se toman el centro y duermen en plazas públicas, ocupando los jardines como baños. Esa realidad ha estado ahí por años y hoy a nadie le importa. De hecho, como turista te avisan que después de cierta hora ocurrirá el fenómeno y debes alejarte para evitarte problemas. Nadie se hace cargo ni siquiera por solidaridad cristiana. Sólo hay una subvención privada en shelters (albergues) donde les dan sopita de desayuno.
Eso es lo que debemos enfrentar: el futuro de sopitas, como país y no como gobierno, con políticas oficiales y estables, no con iniciativas spot que busquen votos o encuestas callejeras.
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Foto: meaduva / Licencia CC
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