A menudo se afirma la existencia de actividades útiles, frente a otras que serían inútiles. Se suele considerar que la mayoría de las actividades son, efectivamente útiles, frente a unas pocas que no lo son tanto. Las artes, la cultura y la filosofía, son consideradas generalmente ocupaciones no tan útiles, o no tradicionales. El resto de las actividades se considera, con seguridad, de tipo tradicional, o de una utilidad comprobada por la sociedad.
Se afirma con frecuencia, y es algo aceptado, que los días feriados y festivos son días perdidos. Al menos para la economía lo serían, según se suele establecer, ya que esos días no se trabaja y en general las personas buscan el ocio y la recreación. Aunque se trata de una afirmación establecida, no es del todo cierta. En éstos, las personas van a recrearse, a comer algo a un restaurant, o asisten a algún evento, y esto representa una ganancia económica para estas actividades económicas. Debemos recordar que quienes se encargan de proveer momentos de esparcimiento o descanso también trabajan, son empresas y constituyen un rubro o rama de la actividad económica.
En cada día feriado o de descanso, muchas personas se dirigen a comer a un restaurant, a ver una película o en algún caso, a un evento teatral o musical. Todas estas actividades son económicas: representan una ganancia y una generación de ingresos para quienes participan en la fuerza de trabajo de la entretención y el relajo. Si no existiesen estos días de descanso, la industria hotelera, o la fabricación de piscinas, tendría poca utilidad. Es el descanso el que hace posible que existan estas industrias, que en algunos países son una proporción considerable del producto interno bruto, o renta.
En países como España, Francia, México o Italia, la industria del turismo corresponde a una importante fracción del producto interno bruto. En estos países, también, gran parte del turismo está condicionado por la existencia de una importante actividad artística, así como de patrimonio arquitectónico y cultural.
Cada día feriado, si bien es un día perdido para ciertas actividades económicas, es un día ganado para otras. Depende de la composición en porcentaje respecto de cuán grande es una industria en comparación a la otra. Si la industria de la recreación o del espectáculo es menor en tamaño que el resto, será una pérdida. Si es mayor, será una ganancia. Por otra parte, si se suprimiera totalmente todo día de descanso, desaparecería la industria del descanso, lo cual llevaría a su vez a la desaparición de la industria asociada a ésta (proveedores, profesiones vinculadas, empresas que contratan actividades recreativas, etc.).
Por tanto los días de descanso, o si se quiere, los momentos de descanso, proveen de trabajo a otras actividades, las cuales también son económicas y cuya ganancia o pérdida se refleja en la renta o ingreso de un país.
¿Qué tan productiva es la economía?
A menudo se afirma la existencia de actividades útiles, frente a otras que serían inútiles. Se suele considerar que la mayoría de las actividades son, efectivamente útiles, frente a unas pocas que no lo son tanto. Las artes, la cultura y la filosofía, son consideradas generalmente ocupaciones no tan útiles, o no tradicionales. El resto de las actividades se considera, con seguridad, de tipo tradicional, o de una utilidad comprobada por la sociedad.
Sucede en realidad, que la composición de profesiones y oficios, junto a los bienes y a los servicios producidos por la economía, no son todas útiles. Si hablamos de utilidad, en un sentido estricto, aquello que es necesario e indispensable, nos encontraríamos con una lista reducida de profesiones y de bienes y servicios. Entre las que se cuentan, la agricultura, la pesca, la industria textil (pero quitando la industria del colorante textil, ya que el color no es útil para la ropa), la medicina, la construcción de viviendas (sacando todo aspecto decorativo, como el color, el diseño y las terminaciones) el transporte y los servicios de emergencia, entre algunos pocos.
En realidad, en cualquier economía, tanto antigua como moderna, aunque tal vez en mayor grado en la actual, el conjunto de actividades realizadas no es totalmente «útil», sino que depende de la valoración que se le da. Incluso actividades que no son artísticas ni culturales no son, muchas veces, tan «útiles» como se cree. Lo son en la medida que satisfacen una necesidad, lo cual es susceptible de una valoración subjetiva, en muchos casos. Pero no lo es en el caso de la alimentación (producción de alimentos, quitando por ejemplo muchos elementos relativo al sabor, como lo dulce, salado o algunos condimentos), ya que comer es una necesidad objetiva. Pero no son muchas las actividades que resultan tan necesarias como la alimentación, o del abrigo (la industria del abrigo, pero quitando el color del abrigo, su diseño, su piel, etc.).
Ahora, estamos en condiciones de preguntar: ¿Cómo imagina usted una vida en una sociedad perfectamente útil, donde todo lo que se produjese se apegara a criterios de estricta utilidad? ¿Una sociedad sin endulzantes, sin comida salada o especialmente sabrosa, donde la gente vistiera ropa sin color, donde las casas no estuviesen pintadas (el color es completamente accesorio, no sirve), donde no hubiese juguetes, ni piscina, ni hoteles, donde tampoco hubiese bares (innecesarios), ni se produjese ningún tipo de licor, ni se fumasen cigarrillos?
De apegarnos a ese criterio de lo útil y ser consecuentes con él (es una suerte que no le seamos consecuentes), tendríamos que vivir en una sociedad así descrita, y en ese caso ni siquiera tendría sentido seguir escribiendo esta columna. Es una suerte que, en la realidad, la vida misma no responda a un criterio de lo estrictamente necesario: o tal vez debiésemos pensar que lo necesario y útil es un conjunto de cosas, distinto al que solemos pensar.
———
Foto: Wikimedia Commons
Comentarios
21 de enero
es cierto, muy de acuerdo contigo!
gran columna!
+1