Marx pone en el umbral de la ciencia el mismo lema que Dante puso en la puerta del infierno: “Conviene abandonar aquí todo recelo; toda cobardía conviene que aquí sea muerta.”
Hace esta declaración al contar a sus lectores en la Crítica de la Economía Política de 1859 los trabajos que ha tenido que hacer en los últimos años, vinculados a publicaciones periódicas para sustentarse. Estos lo obligaron a sumergirse en las concepciones burguesas de la época, abarcando cuestiones de economía y política, y también filosóficas, religiosas e ideológicas en general. El momento que describe es su reingreso a la ciencia para estudiar la sociedad burguesa de su época. Percibe la solemnidad del momento y el umbral en que se encuentra. Lo muestra a sus lectores recordando lo señalado por Virgilio a Dante al ingreso del Infierno en la Divina Comedia: “Por mí se va a la ciudad doliente; por mi se ingresa en el dolor eterno, por mi se va con la perdida gente; los que aquí entráis perded toda esperanza”.
Ese ingreso reintroducirá a Marx en el seno del capitalismo salvaje y sus miserias. Faltaban aún 8 años para la publicación del primer libro de El Capital. Al describir las fábricas de Inglaterra y Escocia vuelve a citar al poeta florentino: “Las torturas del infierno de Dante resultarían pálidas al lado de estos talleres”.
Podría pensarse que esto es historia vieja y que no tiene ya nada que ver con nuestro tiempo. Podría considerarse inútil y majadero. Dante es un antiguo poeta, ¿Qué de útil podría decirnos? Por su parte, Marx está bien enterrado, y bien vale que lo esté, por los desastres que dejaron sus obras. En cuanto a la ciencia, esta nos abre a mundos de maravillas y soluciones. ¿Qué infiernos podría esconder?¿No nos dice la ciencia que ya hemos trasgredido 4 de los 9 límites planetarios que aseguran nuestro espacio operativo de sobrevivencia?
Sin embargo, un par de razones nos llevan a traer estas referencias a cuento. Una proviene de nuestro escenario regional, Latinoamérica y El Caribe. Otra tiene un ámbito mayor, el mundo en que nos movemos.
Partamos por nuestra región. La imagen que se ha ido consolidando los últimos años, de unas sociedades en relativa calma y armonía, no debe olvidar la violencia más reciente de que surgieron, escondida en la legalidad de regímenes establecidos por la fuerza y las peores formas de violencia. Su encausamiento bajo formas de producción capitalista no ha sido solamente a través del manejo comunicacional, el consumo y otras formas blandas de dominio. Lo muestra la larga lista de dictaduras militares, cuya mayor parte fue ejecutada por ejércitos formados en la Escuela de las Américas de EE.UU. para garantizar la fidelidad de los ejércitos latinoamericanos a su política exterior en el contexto de la guerra fría.
Parte con Trujillo en República Dominicana (1930 – 1961), luego Somoza en Nicaragua (1936 – 1956), Rojas Pinilla en Colombia (1953 – 1957), Pérez Jiménez en Venezuela (1953 – 1958), Stroessner en Paraguay (1954 – 1989), Torrijos en Panamá (1968 – 1981), Noriega en el mismo país (1983 – 1989), Batista en Cuba que inicia su trayectoria con el golpe militar de 1933, presidente electo entre 1940 y 1944 y gobernante de facto entre 1952 y 1959. En Brasil desde 1964 con Castelo Branco, pasando la dirección militar por diversas manos, hasta la elección de Tancredo Neves en 1985. Velasco Alvarado en Perú (1968 – 1975), Rodríguez Lara en Ecuador (1972 – 1976), Hugo Banzer en Bolivia (1971 – 1978), Bordaberry en Uruguay (1973 – 1984) junto a civiles de fachada. En Argentina las dictaduras militares del último período se inician en 1966 con Onganía y terminan en 1983. Pinochet en Chile gobierna desde 1973 a 1990.
No es prontuario menor. Son 60 años de sometimiento, de crímenes y violencia; las heridas aún no cierran. En muchos otros lugares hay en la actualidad violencia, guerras y sufrimiento. Los millones de refugiados son hoy prueba de ello. El capitalismo y la dominación de clases se habrá expandido y afianzado en el mundo entero, pero cuanto infierno aún requiere.
Recordemos a W. Benjamin: “La violencia es fundadora y también conservadora del derecho. La violencia fundadora del derecho no hace otra cosa que sepultar las viejas relaciones y construir el nuevo derecho sobre sus ruinas. Es la historia del ir y venir dialéctico de la violencia”. ¿Seguirá nuestra América en su calma aparente? Hemos pasado del dominio por la fuerza al de hegemonía de consensos. ¿Cuánto durarán los acuerdos?
Vamos ahora a la ciencia. Armados de valor miremos con sus ojos la Tierra. ¿No es acaso el cambio climático el infierno en que nos vamos cocinando a fuego lento, sin poder escapar ni controlar sus fuentes? ¿No nos dice la ciencia que ya hemos trasgredido 4 de los 9 límites planetarios que aseguran nuestro espacio operativo de sobrevivencia? ¿No conducen sus avances a tecnologías de doble faz que amenazan cada vez más nuestra continuidad como especie? ¿No es este fruto prohibido el que nos lleva a romper los sellos de seguridad que han protegido la evolución de la vida por millones de años?
Hemos traspasado el umbral y entramos de lleno a un espacio que tiene dos caras, cavando en el granito del espíritu y la materia. ¿Llegaremos algún día al Paraíso a encontrarnos con nuestra Beatriz? ¿Qué dicen nuestros representantes y líderes, elegidos por nosotros, gentes de a pie?
No proponemos, ni siquiera es posible, abandonar la ciencia. Es una inmensa conquista de la humanidad. Lo que sí se requiere es hacernos cargo de los riesgos internos que conlleva y de las luces que nos da de lo que hacemos diariamente. Esto es no solo necesario, sino imprescindible y urgente.
Comentarios
28 de junio
Después de su sugerente libro Riesgos existenciales, publicado hace unos meses por Ril Ediciones, Arteaga insiste en su grito de alarma y su invitación a tomar conciencia, a retomar la reflexión sobre los riesgos de extinción de nuesta especie, que estamos provocando al mirar el universo desde un atropocentrismo radical y reduccionista. Nos invita a “resolver enigmas críticos juntando la fuerza movilizadora del asombro, la necesidad y la urgencia”, porque “nunca como ahora ha sido tan imprescindible acertar, lo que está en juego es definitivo”
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30 de junio
Estimado Filosofo, créame que comparto con Ud. «Por su parte, Marx está bien enterrado, y bien vale que lo esté, por los desastres que dejaron sus obras», y es cierto, de lo contrario tenemos una religión con hay tantas, en que sus bien intencionados fundadores quisieron arreglar las cosas de su tiempo, digo esto a pesar de la Escuela de Frankfurt que nos sigue atormentando. Pasando a lo caliente que puede estar la cosa, la verdad que perdemos perspectiva, opinamos sobre retazos de información, hasta dicen por ahí que hubieron unos 30.000 científicos que dijeron no estar de acuerdo, quizás podrían ser gentes bien informada, propagandistas, vendidos a la industria, ilusos, o tal vez quijotes que terminaron molidos por la maquinaria académica y sus “verdades”, no lo sabemos, estamos en la edad de la posverdad, (digo esto porque este año si hemos pasado frrrrrio), en fin, en mi visión, también la cosa es seria y quizás deberíamos intentar al menos ser menos consumistas, pero el problema es que si así los hacemos, se nos viene abajo la economía, que desastre, estamos atrapados.
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