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Coronavirus y procesos sociales

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Escribo esta columna desde la tranquilidad que otorga pensar y reflexionar cuando ya termina el día. Es que hace unas semanas resuenan en mis pensamientos los cambios que se han dado en Chile y el mundo.

El coronavirus llegó para poner a prueba el sistema económico imperante. Trajo y seguirá haciéndolo según las predicciones por unos meses o quizás más de un año. El mundo actual, dotado de una tecnología de punta, no ha sido capaz de desarrollar solución alguna hasta ya avanzada casi ocho meses de los comienzos de ésta pandemia. Escribir acerca del coronavirus es reflexionar acerca de una catástrofe mundial, quizás con precedentes en el mundo antiguo y/0 edad media o siglo XX. Pero en la época actual, posmoderna no se había constatado.

Y esto es lo complejo de éste fenómeno, ya que por ejemplo en Chile esta pandemia tuvo como antecesor al Estallido Social de Octubre de 2019. Proceso en el cuál la sociedad chilena fue remecida por un proceso ciudadano acompañado de una explosión de situaciones anómalas como lo son los saqueos que se dieron por alrededor dos meses o un poco más.

En ese instante la vida como la concebíamos (especialmente los jóvenes de los noventa o también jóvenes de la década pasada), quiénes en una sociedad poco convulsa fueron configurando modos y estilos de vida que tendían a un bienestar individual, dejando de lado los lazos comunitarios que destacaban a la sociedad chilena hace unas décadas atrás. El sentido social y colectivo cambió por el sentido del desarrollo, por el consumo libre y sin regulaciones. Basta recorrer unos 15 años atrás para recordar dicha frase: el mercado se regula solo. No necesitaba intermediarios. Y bueno, el sistema o el modelo económico imperante, el neoliberalismo, es una configuración económica y también social. Asociada hacia la cultura del esfuerzo, del ahorro y la generación y acumulación de riquezas.

Eso traspasó todos los niveles de la sociedad, ante la esperanza del desarrollo y de hacer las cosas bien. Pues bien este sistema tuvo un impacto tan fuerte en la vida de las personas y los ciudadanos, que el sentimiento de ser parte de un colectivo ya no era de interés de una gran mayoría.

El cambio después del 18 de Octubre provocó nuevos procesos en nuestra sociedad. Y esto se estaba configurando, después del acuerdo nacional para generar por ejemplo un proceso para una nueva Constitución (lo cual era el anhelo de una no despreciable cantidad de personas) y otras maneras para encarar otras problemáticas. Pero llegó el Covid 19, el coronavirus o esta pandemia mundial. Y comenzaron a observarse o visualizarse efectos en el ámbito del trabajo y la economía. Ya que comenzó el confinamiento y/o cuarentenas en muchas ciudades del país, los comercios comenzaron a cerrar y las empresas comenzaron a acogerse a la Ley protección del trabajo.

En julio de 2020 crecen las ayudas sociales, desde el gobierno y también de entidades privadas, Ongs etc. El sistema de salud comienza a estar sobrepasado, los contagios aumentan. Además crecen las necesidades de las personas, aumenta la pobreza, por cierto que aumentará la delincuencia y la seguridad ciudadana. Los alumnos  y alumnas sin clases presenciales, acostumbrándose a ésta nueva modalidad, al igual que sus familias, Profesores y Profesoras y otros involucrados en la Educación. Por parte de los trabajadores de la salud son ellos los que se han llevado el peso de ésta pandemia.

En fin son tantas cosas, tantos procesos que son tan complejos de digerir de manera fácil y rápida. Los medio de comunicación en éstas últimas semanas han dado cabida a las noticias coyunturales económicas, a las noticias políticas. Parece que comienza a suscitarse nuevamente el ambiente de acuerdo nacional, o de desacuerdos (según cuál sea su óptica). Las regularidades políticas comienzan a restablecerse de manera paulatina. Los puestos de trabajo, la cesantía, las tomas de terrenos se acrecientan. La pobreza y seguridad también se ven afectados.

El sentido social y colectivo cambió por el sentido del desarrollo, por el consumo libre y sin regulaciones. Basta recorrer unos 15 años atrás para recordar dicha frase: el mercado se regula solo.

Éstos dos procesos Estallido social y Covid 19, han causado un nivel de cambios, que parecen no tienen vuelta atrás. El mundo o la vida como la concebimos al comienzo de éste siglo se ha modificado. Y es de esperarse que el sistema económico-social-político también. Pero no soy optimista ni tampoco pesimista.

Creo que el camino a recorrer será ese que se dicta así: sólo el cambio perdura. En los procesos sociales a nivel mundial y local se puede apreciar esto. Lo que comento es algo obvio, pero tendemos los seres humanos a dar por sentado cosas que a veces no lo son. A pensar que existen esencias inmodificables, procesos sociales inamovibles y sin trayectoria propia. Las posiciones políticas que prosperarán por cierto serán las que la ciudadanía las perciba más cercanas, inclusivas, proclives al cambio, genuinas y con una visión de crecimiento y de reparto igualitario.

Las tendencias nacionalistas han tenido cabida en los últimos años por fenómenos que son difíciles de entender, pero son reaccionarios y sin una propuesta de desarrollo y construcción de sociedad.

Por supuesto que representan valores Republicano-Conservador. Pero lo he dicho, a mi entender son reaccionarias y no representan una verdadera construcción de una sociedad más libre, más próspera e igualitaria.

Para concluir debo decir que los procesos tienen una dinámica sistémica interesante de mirar, que todos los procesos están unidos y cada cual aporta para que este sistema se modifique. Se vienen tiempos con aún más cambios.

Es de esperar que la sociedad esté lo más consciente para transformar Chile. Ese sí que es un gran desafío.

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