Las biografías son poco representativas pero reflexivas.
Mi educación ha sido incrementalmente apoyada por el Estado. En los doce juegos estudié al alero de la I. Municipalidad de Santiago, luego me fui a las privadas “picadas a CRUCh” que luego fueron CRUCh. Ahí tuve que zigzaguear entre CAE y beca. Luego llegó la gratuidad, y me permitió sortear dos años sin incrementar aún más mi deuda (que terminaré de pagar en 2038 si es que no se condona antes). Y hasta ahí, el Estado estuvo. Estuvo asegurando, o cuando menos habilitando. Dio un voucher, un “alivio”. En esos doce más cinco que fueron mi formación hacia el ser profesional, ni más ni menos el primero de la familia, mi condición socioeconómica era tremendamente relevante para el Estado. Tenía papeles en varias copias con las facturas de la luz y las escuálidas liquidaciones de sueldo de mi madre que hoy luego de 41 años interrumpidos se jubiló con $143.440.
Y egresé. Error estadístico, acierto fotográfico, lo que sea.
Y a pesar del “importante” y “en expansión” campo laboral para antropólogos recién titulados, me aventuré a hacer un postgrado. Ahí el Estado dijo: no te preocupes, no solo voy a cubrir ese arancel, te voy a pagar dos sueldos mínimos mensualmente directo a tu bolsillo como estímulo. “Que bien me habrían venido cuando trabajaba repartiendo diarios”, pensé. Y a pesar del “sustantivo” campo laboral para antropólogos con magister en Historia, decidí seguir estudiando. El Estado ahí se enojó. “No pos, si es por cuatro años más yo voy a cubrir todos esos gastos. Ah, también voy a pagarte tres sueldos mínimos mensuales y si quieres irte un par de meses a Europa a revisar bibliotecas también me hago cargo”. al Felipe que se acuerda del colegio en San Joaquin donde la biblioteca era el pasillo que conducía a la oficina del Inspector, le da un poco de risa. De esa risa incómoda.Hay días en que te quiero mucho, inmaterial pero real Estado. Hay días en que me das vergüenza. Hay días en que nos das la espalda. Hay humanos que por algún antojadizo motivo pensaste como “ni capitales ni avanzados” y los dejaste pateando piedras.
Los aportes de ANID (ex CONICYT) marcan toda mi vida profesional. Con ellos arrendé y viajé y reparé bicicletas y me puse con la cuota del bar. Le debo a ANID no solo el cheque en blanco que piden firmar sino que básicamente un mundo que me era completamente inaccesible de no ser por esta desproporcionada inversión en “capital humano avanzado”.
Pongo comillas no porque esté negando que entre las filas de quienes han recibido estos aportes no haya Ministros, premios nacionales, expertos en cambio climático, decanos y pensadores clave. Es una comilla de esa vergüenza incomoda. Pongo comillas porque al menos yo no me siento ni avanzado ni muy capital (claro, uno es un engranaje en la maquinaria, pero el sistema mundo que nos depreda podría subsistir sin mi). Lo de humano si lo agradezco mucho.
Decía al inicio que las biografías son poco representativas pero reflexivas. Ahora le sumaría que injustas. Esto no es una escritura solitaria. Lo más humano y avanzado que he vivido en estos ya cuatro años viviendo gracias a ANID es la compañía de tanta gente que le da vida a las universidades y al mundo de la cultura en general.
Sin Estado no puedo escribir mi biografía. Al menos no ésta. Sería errática. Sería igual de humana, eso sí. Pero también me enojo con el Estado. También sé (gracias a esta flamante beca que me permite leer), que el Estado oprime, expulsa, castiga, sanciona, enjuicia y mata.
Hay días en que te quiero mucho, inmaterial pero real Estado. Hay días en que me das vergüenza. Hay días en que nos das la espalda. Hay humanos que por algún antojadizo motivo pensaste como “ni capitales ni avanzados” y los dejaste pateando piedras. Y eso es cuando no los encierras ni abandonas o condenas.
Las biografías no son representativas de nada, pero en ellas transcurre todo lo que podemos representar. Este es solo un recordatorio de que siempre suceden de la mano de otros gigantes, con ternura y confianza que te depositan directa y colectivamente. Las biografías son también reflexivas. La mía, quizás por todos los padre nuestro que rezaba mi abuela o por toda la desmedida fe y confianza que me tiene mi compañera, ha estado marcada por caprichos positivos del Estado. Solo le pido a ese gigante invisible, ya que tanto ha invertido en que yo lo “ayude a construir un mejor Chile”, qué tiene a varios pendiendo de un hilo y a otros tantos pateados en el suelo.
Archívese, publíquese y notifíquese (o como sea, nunca he trabajado para el Estado).
Comentarios
14 de abril
Cuando hay queja de tema de financiamiento de la educación, o de el posterior campo laboral…¿Dónde se incorpora el análisis ex-ante de si mi carrera va a poder sostener el consumo que pretendo? Porque ahí es donde , entonces, se pretende que sea el Estado quien me financie. El problema parte de la base: cuando uno quiere definir lo que quiere hacer en base a preferencias personales, sin evaluar en su conjunto QUE significa esa elección. Si a mi me gusta pintar piedras, no puedo pretender que otros me las compren o me paguen por hacerlo. Si me interesa tener un ingreso, este va a venir de otras personas , ya sea por algo directo (pago por servicio, venta, etc), o por impuestos del Estado que luego son transferidos dedocratricamente.
Y, muy bien descrito, algo: Que una vez que le atribuimos al Estado el poder para darnos un ingreso, nos ponemos al otro lado a exigir el nivel de este que nosotros queremos. No negociamos con la sociedad para ver cuanto está dispuesta ella a darnos; creamos al intermediario para negociar directamente con él, en base a los argumentos que construimos de porque debe ser así. Bastante pigmalionico.
+1
14 de abril
Gracias por la reflexión! Muy interesante punto.
No me refiero en ningún momento a empleabilidad ni nada, sino que a la relación entre biografía y Estado, pero es muy refrescante tu perspectiva.
Un saludo afectuoso.
19 de abril
Estoy de acuerdo con el Sr. Arturo, y tienes razon la relacion entre biografia y Estado es el problema, si hubieses entrado a trabajar a temprana edad al Estado, probablemente….seria mejor para Ud.
0