#Sociedad

¿Cómo es que dijo pituto?

Compartir

En el último debate una presidenciable mencionó el vocablo pituto.

¿Es lo mismo corrupción que pituto?

Vocablo coloquial, sin ritmo ni armonía, desentona, es como un chirrido, cada cual le atribuye raíces distintas. Dicen que proviene de aquel dirigente gremial egipcio que acuñó la frase “ellos hacen como que nos pagan, nosotros hacemos como que trabajamos”.

Su conjugación verbal no aporta a su esclarecimiento, la cultura greco latina tampoco, la normativa lo abomina, algunos le rinden pleitesía, reacciona ácidamente con los presupuestos,  muchos añoran involucrarse con él, sin embargo la atmósfera se enrarece ante su presencia, es reparador de problemas personales, pero genera serios conflictos en las relaciones humanas, comúnmente produce envidia, incentiva el abuso laboral, no obstante algunos se mantienen gracias a él. Se ha legislado muchísimo para controlarlo, sin embargo sus fiscalizadores más parecen confabular a su favor.

Expuesto el asunto administrativamente, tiene semejanza con el soborno o “sobres cerrados”, tiene más detractores que adeptos, no así bajo el prisma financiero. Complica cualquier planificación de trabajo, sin embargo muchos trabajan para él.

Por su secretismo está en las comidillas, más por su efímero y fugaz comportamiento comentarlo es desatino. En tiempos dictatoriales los “Chicago boys” afirmaban que pertenecía al área rara de la economía. Sus poseedores hacen mucho alarde de libertad laboral y porfiadamente desconocen controles al respecto.

Los ajenos a él, inocentes y honrados trabajadores, balbucean incoherencias: incompatibilidades de cargos, chupa media, corrupción, es primo hermano de los atrasos e inasistencias, es consanguíneo con los ascensos,  además agregan algunas leyes que aseguran ser pertinentes. No obstante, la institución va creciendo y ganando adeptos en relación directa al énfasis quejumbroso con que la autoridad destaca el socorrido ¡déficit presupuestario! A más frustración más crece él, algunos ingeniosos ya ven en él su salvación, otros postulan su constitucionalidad. ¡Ya es una institución!

No acoge en su seno a postergados, a los que reclaman justicia salarial, como también a los que han expuesto postulados y como no los han inflado, cosa rara, aseguran que su voz ha perdido hasta el eco, a familias en donde hay llanto de madre que tirita de frío oprimiendo contra su seno hijos desnudos, niños que alimentar, futuro por construir, sin camino frente a las respuestas tangenciales, esquivas, oscuras de las incomprensibles autoridades, que al igual que los niños que amando sus juguetes los despedazan, necesitan de la tranquilidad social sin embargo la destruyen, donde no hay más sordera que la de sus oídos ni la ceguera de sus ojos, donde hay sueldos que son mendrugos.

Esta institución pitutil, no consensual, se nutre de amistades fácticas que a otros responde ¡No hay plata, hay déficit presupuestario!, al paso, viajes al exterior, remodelaciones, automóviles, publicaciones pagadas, consultorías externas. También tiene su norma, no acepta críticas.

Más la institución pitutil está en peligro, se comenta que algunos candidatos a las elecciones presidenciales y parlamentarias han sido visionarias, preclaras, que amando a su país, anteponen el humanismo al mercantilismo, objetivamente reconocen que muchos sueldos son precarios que no dan para más de cuatro horas de trabajo liviano, se murmura que andan con la idea de arreglar injusticias, comentan que en esta elecciones presidenciales y parlamentarias la mayoría promete eliminar la institución pitutil y cambiar el salario del miedo por remuneraciones justas.

Institución pitutil, tus días están contados, pues de arreglarse el problema laboral con remuneraciones justas se pierde tu razón de ser y dejas de ser baluarte y alternativa antes el terror de los necesitados.

————-

Foto: Wikimedia Commons

Tags

0
4

Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad

Comenta este artículo

Datos obligatorios*