#Sociedad

Colados

Compartir

Me apesta la gente colada. El otro día fui a comprar zapatos al mall y una señora empezó a “hacer cuerpo” para meterse por delante de mí en la fila para pagar. Yo estaba en la mitad de dos filas. Y ella me preguntó en qué fila me encontraba. Yo, que inmediatamente adiviné sus intenciones, le dije que estaba en ambas, esperando para ser atendida en la primera que se desocupase. Pese a preguntarme, la señora se me metió por delante de igual manera. Incómoda, fingí una tos carraspeada. Y cuando se liberó la primera caja, ambas pusimos nuestras compras sobre el mesón. Yo dije muy molesta: “Perdón, pero me toca a mí”. La señora, ignorándome, siguió con lo suyo y el cajero la atendió igual. La cajera de la caja contigua, que se había desocupado también, me dijo: “Yo la atiendo por acá, es que esa señora había venido antes”. Me quedé callada, pero muy disgustada. Me puse a pensar qué le costaba a esa señora explicar su situación en vez de pasar por encima con toda su humanidad y ser tan irrespetuosa. Me molestó, en primer lugar, la actitud de la vieja, y en segundo lugar, la actitud de los cajeros que naturalizaron todo como si fuese normal.

Me molesta mucho que se cuelen, pero molesta mucho más la forma en que lo hacen.  Ni siquiera son lo suficientemente caradura como para mirarte a la cara mientras intentan tamizarse en la hilera de gente. Porque lo caradura por último te lo aplaudo. Tiene su gracia.

También sería plausible si se dieran el tiempo de dar alguna mínima explicación que pudiese ser comprensible. Porque, si atacan al corazón de abuelita que llevamos dentro, podrían tener la buena suerte de que les cedamos el puesto. O al menos pasaríamos un buen rato gozando de la enorme gama de chivas peludas que existen para evitarse la espera.

Pero no. La mayoría de las veces sólo hay dos opciones: o se meten por el lado y te dan la espalda para así no tener que soportar tu evidente cara de odio, o bien lo hacen de manera sigilosa y progresiva. La segunda forma es la menos honesta. Porque se meten haciéndose los lesos, los desentendidos. Como con la mirada falsamente perdida en un punto en el infinito, pero al mismo tiempo echando la caballería encima. Con esa cara de yo no fui, pero que no engañan a nadie porque su lenguaje corporal dice exactamente lo contrario. El cuerpo no miente, señores. Y cuando ves uno que se te quiere meter por delante a los empujones por mucho que mire hacia el horizonte, te percatas claramente que es un infiltrado que no quiere hacer la fila. Creen que, mirando a lo lejos, en lontananza, se salvan de toparse con alguien que los increpe por su frescura.

La culpa no es del chancho, sino del que le da el afrecho. Y es nuestra absoluta responsabilidad que existan estos personajes en la fauna nacional. No existirían colados si cada vez que les aflore la patudez nos ponemos las pilas y se los hacemos saber enérgicamente. No es necesario pelear. No es necesario soltarles un rosario ni irse a las manos. Pero comentar algo por lo bajo y no decirlo directamente no sirve de nada. Con eso sólo fomentamos la conducta del patudo que sabe que fuera de eso no nos atreveremos a hacer nada más. Por eso creo necesario hacerles saber que todos disponemos del mismo sagrado tiempo y que no concederemos ningún favor especial a menos que se tomen la molestia de explicarlo y no hacerlo a la maleta.

No existirían colados si cada vez que les aflore la patudez nos ponemos las pilas y se los hacemos saber enérgicamente. No es necesario pelear.

Igual no se trata de ser talibán. Quién no se ha encontrado con un amigo que va mucho más adelante que tú en la fila y te pones junto con él. Hay ciertos casos en que el universo te favorece y hay que aprovechar. Pero vivir colándote por deporte haciéndote el huevón. No. Eso es tener más patas que un ciempiés. Un patudo de manual.

Así que a tomar número. A hacer la fila. Y al que no le guste, que se vaya para atrás y se guarde las patitas.

0
2
Contenido enviado por

María José Encina Migone

Ver perfil completo
Otros contenidos del autor
Los auténticos Colados

Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad

Comenta este artículo

Datos obligatorios*

Contenido enviado por

María José Encina Migone

Ver perfil completo

Otros contenidos del autor
Los auténticos Colados