Entro a mi oficina, prendo el computador, ordeno los papeles que quedaron pendientes ayer y dejo mi taza de café al lado del mouse. Hoy comienzo nuevamente la tarea de conseguir oportunidades laborales para ciudadanos que lo necesitan, a lo lejos escucho ese acento caribeño al que tanto cariño le he agarrado, supongo que otro hermano necesita apoyo, una mano amiga, profesionalismo mezclado con tino y sensatez, feliz lo hago, pero con esa sensación atroz de que merecen más.
Se impresionarían la cantidad de profesionales formidables que han tocado a mi puerta, médicos, enfermeras, ingenieros, agrónomos, contadores y bomberos profesionales, por nombrar los perfiles laborales que consultan con mayor frecuencia.
No es Justo, sencillamente no es justo, por culpa de un tipo sin profesión, que lo único que hizo para ser Presidente fue ser leal a otro caudillo que lideró una supuesta revolución en tiempos de paz, hoy miles de personas deben alejarse de la tierra que sienten propia y se ven obligados a aceptar las oportunidades que en Chile no queremos, las cuales claro, hacen de buena gana y mucho mejor.Por lo mismo pongo tanto ahínco en brindar a todos los migrantes un servicio casi fraternal, Chile aún no ha dimensionado como nos están nivelando hacia arrib
Los venezolanos tienen algo que me encanta, esas buenas costumbres que afectan positivamente el entorno que los rodea, no lo sé, por ratos pienso que llevan el ¡Buenas tardes! Grabado en su código genético, la preocupación por los detalles y la gentileza impacta, en serio lo digo, algo en mí se retuerce cuando les ofrezco un cargo con sueldo base, sabiendo que merecen cargos ejecutivos de primera línea, pero está bien, ellos entienden que la leyes disponen un tiempo de tramitación de documentos que luego les permitirá ejercer su vocación, por lo pronto, “lo que sea esta bien”.
Pero para mi no, como les digo a muchos, calculo que hace unos diez años, quizás un poco más, los chilenos nos hemos puesto hostiles, distantes, incluso medio idiotas, el “¡Buenos días! ¿Cómo estás?”, involucionó a un “¡Holi!” o incluso a un simple levantamiento de cejas, demás está decir que palabras como «permiso, por favor y gracias», son reservadas para ocasiones especiales y familiares, arriesgando que en un futuro próximo se conviertan en aquel nostálgico “¡Que tengas un buen día!”.
Volviendo a los venezolanos (extendido a cubanos, colombianos y haitianos), veo en ellos una mirada social colectivista que me fascina, es más, hace un tiempo, conversando con un par de ellos, me relataban lo espantados que se sintieron al ver a una joven estudiante secundaria, embriagada a más no poder, en la compañía de otros jóvenes que la escoltaban (espero que no hayan sido una manada) bueno, mis hermanos preguntaban qué hacer, cómo ayudarla, a quién se puede acudir para prevenir un desastre, yo mientras les explicaba el rol de las policías y los números de emergencia, pensaba en todas esas veces, en que mientras cruzaba por plazas o centros de reunión de escolares capeadores de clases, revisando mi teléfono y metido en mis asuntos, pude haber desatendido situaciones como esta, al mismo tiempo, pensaba en lo mal que estamos como sociedad.
Por lo mismo pongo tanto ahínco en brindar a todos los migrantes un servicio casi fraternal, Chile aún no ha dimensionado como nos están nivelando hacia arriba, ellos están devolviéndonos esa vieja usanza de nuestros abuelos que alguna moda chabacana surgida en la farándula y en los contenidos juveniles, nos ha convencido de que las buenas costumbres están pasadas de moda, básicamente para las nuevas generaciones, ser chulo es más valioso y cool que ser persona.
No voy a entrar a detallar lo que pienso de Nicolás Maduro, menos involucrarme en una discusión respecto a cómo la tiranía yankee busca aplacar el espíritu bolivariano, para eso ya hay varios ociosociologos que se sienten dueños de la verdad en la comodidad de su casa y su baño con papel higiénico, mi reflexión por el momento es más pragmática y colmada de realismo, por culpa de una ideología política obtusa, una nación repleta de recursos, que fácilmente pondría convertirse en una potencia mundial, está exportando/exhiliando de manera forzosa, a un sinnúmero de profesionales que solo quieren ser felices y cuidar a sus familias, y eso, aunque hoy enriquece a nuestra larga y angosta faja de tierra, no es tan chévere.
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