Mi contexto familiar y donde me crié, no es muy diferente a la mayoría de los chilenos, donde mi padre era el sustento familiar y mi madre dueña de casa. Esto representa el más fiel reflejo de los chilenos en los 90´, lleno de prejuicios y siempre mirando la política como un método incorrecto. Comprenderán que describir un tipo de “etnografía mental y visual” de Cuba es de una complejidad tremenda.
Alamar 18 planta, era el edificio que nos recibiría en Cuba, Salvador Santana, jubilado del ejército revolucionario cubano, fue parte de las tropas cubanas en Siria (algo podría contarnos), el dueño de casa. Mi misión siempre fue conversar, jugar fútbol, observar y tomar fotografías. No podía entregar todo mi esfuerzo económico de un año, en una playa (aún que estaba con mi señora, por lo que entenderán que estaba obligado a ir, aún que todas las realidades me interesaban).
Alamar, es una localidad a unos 10 minutos de La Habana que cuenta con la mayoría de los servicios básicos para una sociedad de consumo (la nuestra), con la única diferencia que los servicios son del Estado. Las “tiendas” son como los supermercados acá en Chile, la feria agrícola es similar a las ferias que cierran las calles y se colocan una vez por semana en las distintas ciudades de Chile. Cuentan con panaderías que atiendes hasta muy tarde, farmacias del Estado, negocio de venta de ropa de niños, mujer y hombre, negocio de venta de electrodomésticos y útiles de aseo. Todos los colegios son públicos y gratuitos (en Alamar estaba la escuela secundaria Salvador Allende), todas las postas locales son públicas y gratuitas, en esto no debo mentir, la infraestructura de los servicios es muy inferior a la nuestra. Pero como dijo el principito, lo esencial es invisible a la vista.Con lo poco que poseen y con lo mucho que se desarrollan, “no importa la sala de clases, lo que importa es el libro que lees”, me dijeron.
Lo más increíble es que la realidad nunca está en las playas o en la capital, siempre la realidad está en donde cruzan los gatos por la solera, donde los niños juegan fútbol con la polera de cristiano Ronaldo, donde los habitantes de los edificios deben sacar a pasear los perros, porque viven en blogs ucranianos aportados por los rusos. Los católicos dirían que fue una bendición caer en Alamar.
En la Habana conocimos el Malecón, el Capitolio, la plaza de la revolución, el museo de la revolución, floridita, la bodeguita del medio, el museo del ron y así la mayoría de los lugares emblemáticos, lo describo así, porque en La Habana, andaban millones de personas de turista (como yo).
A medida que pasaban los días, logré hacer un análisis sociológico un poco más lógico, debido a que me resulto muy difícil alejarme de mi carga social personal. Esto lo logré cuando nos fuimos para Varadero en un almendrón (auto americano del 58) con un muchacho de 25 años. Me sorprendió su limpieza, oloroso y perfecto en pintura. Viajamos 130 km, pillamos un solo peaje, las carreteras eran en doble vía con algunas grietas menores y a orillas de carretera unas 20 máquinas extrayendo petróleo, como también, una termoeléctrica, no estaba en un lugar antagónico a mi realidad, solo estaba en Cuba.
Finalmente, a la sociedad cubana la catalogo de “reciclable”, debido al uso de las cosas materiales y el valor no mercantil que le entregan, los hace que reutilicen y cuiden de una manera increíble su patrimonio, se refleja en las construcciones en la Habana, en los vehículos particulares de traslado (almendrón o Willy) y en sus playas. El solo hecho de ir en busca de las cosas y que no lleguen a tu hogar como en Chile (para acceder al internet, se debe comprar una tarjeta y conectarse solo en lugares habilitados por el Estado, generalmente plazas), te hacen reflexionar hacia el modelo de modernidad que estamos desarrollando para nuestros hijos. Con lo poco que poseen y con lo mucho que se desarrollan, “no importa la sala de clases, lo que importa es el libro que lees”, me dijeron. Eso es lo que finalmente te hará quedar bien o mal con el mundo, no como era tu sala de clases. Eso es Cuba, la dictadura que innegablemente posee en la educación, salud y deporte, su mayor virtud. Y para los analfabetos teóricos chilenos, yo fui a Cuba y compré como en todo el mundo, el capitalismo no es eso, las transacciones son parte del mundo entero y no algo específico del capitalismo.
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