Ciudadano de los albores del siglo XX, y que se encumbra en los comienzos de este siglo XXI. Que brilla con luz propia y que nadie puede apagar. El Compañero Presidente, el luchador social, el militante socialista, el demócrata radical, el revolucionario.
Recordar y rescatar a Allende en todas sus dimensiones: en la defensa heroica de La Moneda, cumpliendo a cabalidad el mandato que el pueblo le diera, junto a un puñado de valientes.
Recordar al que agradeciera a la modesta mujer de nuestra tierra, a los profesionales patriotas, a la juventud que cantó con alegría y espíritu de lucha, a los trabajadores de nuestra patria.
También al presidente que buscó los caminos institucionales y pacíficos, hasta último momento, para evitar la violencia desnuda del terror que se avecinaba.
Al del medio litro de leche, de la nacionalización del cobre, de los millones de libros para el pueblo. Al que le entregó dignidad a los trabajadores y pobres, del campo y la ciudad. Al del gobierno de marxistas, laicos y cristianos. Al visionario que prefiguró la lucha por una sociedad más justa, construida en la expansión de la democracia y los derechos humanos y sociales. Al del socialismo con empanada y vino tinto.
Nunca en sus palabras estuvo el odio ni el llamado a la violencia gratuita y fratricida.
El mismo que la noche del triunfo, desde los balcones de la FECH, llamó a celebrar con sana alegría la limpia victoria alcanzada. Al que dijo que entendía que la revolución no implicaba destruir, sino construir.
El mismo que concurrió a calle Serrano 150, junto a otros, para fundar el Partido Socialista de Chile, con vocación libertaria y latinoamericanista. Partido que fue para él, hogar, escuela y trinchera.
El luchador social. El pedagogo que persistió recorriendo Chile de punta a punta, 4 veces como candidato de la unidad del pueblo.
Al político, Presidente del Senado en 1966, Secretario General de su partido en 1943.
Al Ministro de Salud del Frente popular, estableciendo políticas para la producción y distribución de medicamentos contra enfermedades venéreas, de la lucha contra el tifus, de la creación de centros de higiene pública y expansión del servicio dental en las escuelas.
Todo esto es Salvador Allende.
El mismo que concurrió a calle Serrano 150, junto a otros, para fundar el Partido Socialista de Chile, con vocación libertaria y latinoamericanista. Partido que fue para él, hogar, escuela y trinchera.
Con legítimo orgullo heredamos esta historia. Somos parte de los que “tienen fe en Chile y su futuro”. Que no nos abata ni el temor ni la codicia. “Superaran otros hombres este momento gris y amargo”, fueron sus últimas palabras. Y, seguramente, no imaginó que algunos de esos hombres, serían mujeres también: una de ellas, que te acompañaba a diario, es Presidenta del Senado; otra, que cantaba con la juventud en tu gobierno, hoy es Presidenta de Chile.
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Foto: Mesa redonda
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jose-luis-silva
Que lindo si era un angelito. Oiga y cuando pregonaba «Las formas pacíficas o legales de lucha (reivindicativas, ideológicas, electorales, etc.) no conducen por si mismas al poder. El Partido Socialista las considera como instrumentos limitados de acción, incorporados al proceso político que nos lleva a la lucha armada. » o «La violencia revolucionaria es inevitable y legitima. Sólo destruyendo el aparato burocrático y militar del estado burgués, puede consolidarse la revolución socialista. » y el todo el amor que manifestaba por guerilleros, martires, fusiles, luchas, guerras, revoluciones, etc.. eso no lo pensó cuando propuso «Recordar y rescatar a Allende en todas sus dimensiones» ?. O no era Allende todo eso tambien ? ¿O sea los milicos se equivocaron de persona y provocaron el suicidio de un santito ? Que horror.
Enrique Fernández Huidobro
Allende fue lo mejor de la historia de chile y lo más grande en Latinoamerica, un ejemplo histórico de honestidad y de entrega por la defensa de los intereses de los más desfavorecidos de nuestra sociedad, los políticos de hoy deberían seguir su ejemplo de honestidad y entrega por defender los derechos de los marginados de esta sociedad.
Marcelo Verdugo
No hay duda que históricamente, el Presidente Salvador Allende nos ofreció y aún ofrece, la mejor imagen que un estadista y revolucionario honesto puede dar. El golpe dolió muchísimo más cuando comparábamos la calidad moral e intelectual de los gorilas que lo depusieron e invadieron el país. Siendo muy joven, lloré por él y por todas las esperanzas frustradas y los sueños truncos de toda nuestra generación.
José Miguel Donoso
Felicidades Pancho!