Los alimentos ultraprocesados con exceso de calorías, azúcar, grasas y sal están engordando y matando a nuestros niños y adultos. Suena exagerado, pero tristemente es cierto. En 20 años, los niños obesos y con sobrepeso han superado a los niños con peso adecuado y se ven, en consultorios y clínicas, niños con síndrome metabólico, prediabetes y prehipertensión. Esto no es casual y se correlaciona con el aumento del consumo de alimentos ultraprocesados poco saludables, siendo Chile el tercer país de América Latina con mayor consumo de este tipo de alimentos, sólo superado por Estados Unidos y México.
Esto, digámoslo, es una externalidad negativa de ser los jaguares de América Latina en los 90s, donde el país con la economía más abierta del mundo recibió con los brazos abiertos a la gran industria alimentaria, tabacalera y productora de alcohol. Un antecedente relevante para entender por qué estamos como estamos, ya que en palabras de la Directora de la Organización Mundial de la Salud, estas empresas “temen la regulación y usan las mismas tácticas para protegerse”.
Frente a esta compleja situación, el sector salud chileno reaccionó con fuerza con diversas iniciativas como Vida Chile, EGO-Escuelas, Elige Vivir Sano, Programa Vida Sana Obesidad. Todas han fracasado, en parte porque han fallado en abordar el consumo de alimentos ultraprocesados en conjunto con otros sectores del Estado o lo han hecho a través de procesos voluntarios o con un enfoque individual, olvidando que las intervenciones más costo-efectivas son aquellas que restringen la disponibilidad, aumentan los precios y disminuyen el marketing de alimentos procesados, o mejoran disponibilidad, reducen precios y mejoran marketing de alimentos saludables. Disponibilidad, asequibilidad y marketing.
La Ley de Etiquetado de Alimentos, o Ley Super 8, es un gran avance en este sentido ya que regula la disponibilidad de alimentos no saludables al interior de los colegios y restringe el marketing a niños menores de 14 años.
Para ello es fundamental que tenga un buen reglamento que la lleve a la práctica. El corazón del reglamento son los límites que definen qué es saludable y qué no. Límites más altos dejan productos etiquetados como “saludables” cuando no lo son; límites más bajos dejan más alimentos como no saludables.
El Ministerio de Salud convocó a un comité de expertos para definir estos límites. El comité elaboró una lista de alimentos naturales y consideró el 10% superior como excesivo. Los límites definidos no dejan fuera las comidas tradicionales (ni siquiera la empanada), pero sí una gran parte de los alimentos ultraprocesados.
Para no extenderme, estos límites definidos por un equipo de expertos (sin conflicto de interés, excepto uno) y que constituyeron la propuesta final del Ministerio de Salud, fueron publicados enfrentando un fuerte lobby de la industria alimentaria y los ministerios de Economía, Relaciones Exteriores y Agricultura. Solo y acorralado, el Ministerio de Salud accedió a implementar los límites técnicamente correctos en 4 años, partiendo por valores casi el doble de los iniciales los primeros dos años y luego disminuyendo gradualmente el tercer y cuarto año.
Esto genera dos problemas:
La Ley de Etiquetado de Alimentos, o Ley Super 8, es un gran avance en este sentido ya que regula la disponibilidad de alimentos no saludables al interior de los colegios y restringe el marketing a niños menores de 14 años.
En los primeros dos años, estos límites son más altos que el reglamento derogado de Sebastián Piñera en la mayoría de las categorías. Auch. Se trató de mejorar y quedó peor.
Así las cosas, y según lo que ha dicho el Ministerio de Salud, el reglamento está en el escritorio de la Presidenta Bachelet y todo puede pasar. Si no se toma de razón el 30 de Junio, volveremos al reglamento de Sebastián Piñera. No por nada la SOFOFA se reunió con la nueva Ministra de Salud apenas asumió en el cargo, ya que aún hay espacio para mejorar o empeorar el reglamento.
En conjunto con profesionales, académicos y organizaciones sociales hemos escrito una carta abierta a la Presidenta Bachelet pidiendo que el reglamento inicie con los límites originales sin gradualidad y con el mínimo de 6 meses para comenzar su implementación. Aún es tiempo y necesitamos que ayudes con tu firma para poder construir una sociedad más saludable para nuestros niños. Ahora es cuando.
Firma aquí para Salvar la Ley Super 8 y mejorar el etiquetado de los productos que consumimos a diario.
Siga leyendo
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad
Juan Pedro
Dado que asumo que sus hijos no trabajan, ni ganan su proipo sueldo, el responsable de la obesidad es usted, no el niño, ni la industria alimenticia.
La agotadora manía de varios, particularmente izquierdistas, de culpar siempre al otro, nunca a ellos mismos
Dusan Vilicic Held
Es la típica actitud de culpar al objeto inanimado, personificándolo y sugiriendo que tiene voluntad propia, y que uno no puede hacer nada al respecto. Típico de izquierdistas sin lógica. Es como una gorda echándole la culpa de su gordura a la cuchara o al helado que está comiendo con ella. Como si esas cosas la estuvieran obligando a comer el helado.
Dusan Vilicic Held
No sabía que los «alimentos ultraprocesados» se metían en nuetsro estómago por su propia voluntad y contra nuestros deseos… vaya. Seguro que hasta son transgénicos mutantes radiactivos como para que adquieran algún tipo de conciencia que les permita hacer eso. Wow.
Catalina
El problema de la alimentación no es solo con los alimentos envasados, excesivos en sal o azúcar. Es un problema de costumbres: por un lado se asocia el comer con momentos de felicidad. En Navidad, Año Nuevo, Fiestas Patrias, cumpleaños, se realizan reuniones familiares y se come comida chatarra, y luego, en otros momentos de la vida, se tiende a asociar el comer con emociones positivas para sobrellevar una situación o «recordad» el momento de felcicidad.
Por otro lado, está la simplicidad con que los padres tratan de «callar» al niño que «molesta»: un niño tiende a pedir muchas cosas y los padres le dan comida fácil de conseguir, para «llenarlo». En el fondo el niño quiere atención y amor de sus padres, y ellos le dan snack.
Y las empresas de «alimentos» quieren vender muchos, por lo que agregan ingredientes que suelen ser adictivos: si no quieres un niño obeso, no le des comida chatarra en sus primeros años de vida. Si estos sabores no quedan «grabados» cuando es bebé, es poco probable que después prefiera estos sabores artificales.
Hubert Linders / Consumers International
Lo peor de la historia del reglamento es esta parte: «Solo y acorralado, el Ministerio de Salud accedió a [proponer] implementar los límites técnicamente correctos en 4 años». Acorralado por colegas dentro del gobierno como voceros de la industria alimentaria con argumentos falacias.
Con casos como Penta, SQM, Caval y quién sabe qué más se encontrará, no cabe duda adónde vamos con el reglamento. Aparentemente no les importa a Juan o Dusan y sus pares. Ojalá al resto de los chilenos sí. ¡A firmar la carta abierta a la Presidenta: elquintopoder.cl/?p=57623!
Fernanda
Muy buena columna, pero yo sugeriría el cambiar «niños normales» por «niños con un peso adecuado», por ejemplo. Que bueno que hayas incluido la petición.