Hace un tiempo leí una nota en un diario electrónico sobre un tipo que vivía encerrado en su casa debido a que padecía fobia social. Yo padezco algo parecido, así que decidí contar mi experiencia de cómo es vivir con una enfermedad como esta en la sociedad actual, en este país.
Todo comenzó en el colegio, tenía amigos y quizás era un poco tímido. Nunca había tenido problemas para socializar. Recuerdo que un día entrando en la adolescencia me tenía que juntar con Alejandra, una niña de otro curso. El caso es que yo quería ir pero mi cuerpo no me dejaba, deben ser nervios o algo así, pensé. Empecé con mareos, me faltaba el aire, sentía que caía por una escalera y casi al llegar al lugar del encuentro me puse a vomitar, lo que me hizo retroceder y ocultarme en el baño. Ese día no conocí a Alejandra, ese día conocí las crisis de pánico, los baños que se transformaron en mi refugio, ese día conocí la fobia social.
Desde aquel entonces mi periplo por doctores y psiquiatras ha sido eterno, soy de clase baja por lo cual me tengo que atender en el sistema público -peor aún, en la periferia de Santiago-. Siempre se habla de lo mala que es la salud en Chile, pero más oculta y abandonada se encuentra la «hermana menor», la de la salud mental, la que está oculta en el rincón del consultorio. Recuerdo claramente el primer psicólogo al que fui. Era el primer psicólogo que llegaba al hospital del lugar donde resido, fui atendido en una sala donde guardaban los implementos de aseo a un costado de la morgue. Desde ese entonces tuve un sinfín de diagnósticos desde esquizofrenia, bipolaridad, asperger, ansiedad, y el 2015 fobia social. Pasaron casi 10 años desde el primer síntoma hasta llegar a un diagnóstico.
Durante la adolescencia las cosas empeoraron, es la edad donde tienes que sociabilizar, donde las hormonas quieren manifestarse, pero donde yo tenía que batallar con mi enfermedad que aún desconocía, la que me hizo desertar del colegio a los 16 años después de un intento de suicidio; ahí conocí las benzodiacepinas (Alprazolam) y los antipsicóticos. No tenía una vida normal, la mía era comer, dormir y un computador con internet en donde veía a mis compañeros y amigos seguir con sus vidas normalmente, algunos entrando a la universidad otros trabajando y me deprimía aún más, al cumplir la mayoría de edad abandoné el tratamiento, me sentí mejor y comencé a trabajar.
"No escribo esto con el fin de que el lector se compadezca, es solo para dar a conocer lo difícil que es vivir con una enfermedad como esta y -peor aún- con un sistema de salud mental como este."
Hace algunos años un hermano se suicidó, ahí deprimido y con mi fobia social volví a transitar por las salas de los psicólogos y psiquiatras. Nuevamente empecé con las benzodiacepinas, siempre me ha llamado la atención que si te sientes un poco deprimido, y a veces ni siquiera deprimido, quizás un poco estresado o con insomnio es alprazolam lo que se receta o algún derivado, siendo que es tan adictivo. Veo cómo la gente depende él, lo viví en carne propia; es fácil encontrar en las ferias libres o incluso redes sociales como facebook, gente vendiendo y clientes desesperados por comprar este “medicamento” como si se tratase de consumidores de drogas duras como cocaína o pasta base.
Hace mas de un año me puse a estudiar en un instituto, me encuentro sin tratamiento por decisión propia ya que el alprazolam te deja adormecido. Lucho contra mi enfermedad día a día, recibo una pensión de invalidez por esquizofrenia la cual me fue diagnosticada en una de las primeras visitas al psiquiatra, pero que no padezco, y ya que la fobia social no es considerada una enfermedad invalidante la aprovecho para pagar mis estudios. La fobia social actualmente no tiene cura y el tratamiento dado por el paupérrimo sistema de salud mental en Chile es el alprazolam. En el diario vivir finjo ser normal aunque nunca lo seré, no tendré una vida normal como tener esposa o familia, con una enfermedad como esta es difícil vivir, ya que te consume y te deprime. Se hace más difícil en la sociedad actual, esa que te dice que tienes que ser el mejor en todos los aspectos; la sociedad del codazo, donde nadie se ayuda, esa que en la que en el transporte público no se mira y si lo hace es para fruncir el ceño, la misma que compite en las redes sociales. No escribo esto con el fin de que el lector se compadezca, es solo para dar a conocer lo difícil que es vivir con una enfermedad como esta y -peor aún- con un sistema de salud mental como este.
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Angela
Ed sor, creo profundamente que tu «mal» es absolutamente curable. No digas lo contrario! perdonate a ti mismo y date una nueva oportunidad, otra y otra más, las veces que sea necesario perdonate y vuelve a empezar, no pierdas nunca la esperanza. El día que menos pienses todo cambiará. Con recaidas quizás, pero siempre vuelve a empezar. Alimenta bien tus neuronas, desintoxica tu cuerpo. Y hazle un regalito a tu espíritu y date tiempo para una pequeña conversación con Dios, aunque quizás no creas en él, intenta hacerlo.
Te mando un abrazo.
Andres Thomsen
Esa es la manera de enfrentar las enfermedades mentales, no es fácil, pero es una continua lucha con recaídas pero con fe y esperanza se puede salir adelante. La familia y los más cercanos son muy importantes, creo que eso falla mucho en chile y en todas partes.
Ignaciop
Contrario al testimonio, creo nunca haber recibido ni el tratamiento completo y correcto por algún sicólogo, ni el responsable apoyo y preocupación familiar en torno a los citados síntomas. Mi auto diagnosticada fobia social nació del bullying de la etapa escolar básica y media, y de la violencia intrafamiliar. Traté muchas veces de defenderme en el colegio, pero para mí sorpresa y decepción, era mi propia madre quien me humillaba frente a mis abusadores. Puedo asumir lo tímido o introvertido que soy, pero ella terminó por castrarme socialmente. Lo único que puedes esperar de quienes te dan la vida, aparte del amor, es que te entreguen las herramientas para desenvolverte en este mundo competitivo, agresivo y superficial. Sin embargo, yo tuve todo lo contrario. Hoy adulto, sigue siendo complejo vivir en el mundo actual, en donde observas a la gente transformada en energúmenos, hedonistas, egoístas, individualistas, traidores, agresivos y competitivos. No me es fácil salir a enfrentar ese mundo allá fuera que me tiene absolutamente decepcionado. Por qué debiese medicarme para socializar y olvidar la decadencia humana? Por qué no mejor hacerle caso a lo que me dicta mi ser que es alejarme del ser humano dañino? Cuando lo que necesitas es cumplir con el deber ser social del exitismo en una sociedad capitalista, burguesa al voleo y doble estándar como la chilena, claro que requieres de un tratamiento sicologico que te reprograme para entrar a la locura de la maquinaria social….