Medicinas tradicionales y complementarias

Introducción.

Desde tiempos remotos la humanidad se ha preocupado por su salud, lo cual llevó a las diferentes comunidades a desarrollar sus propios sistemas de salud y atención médica. Éstas  estaban en consonancia con sus estilos de vida y con las condiciones medio ambientales donde ellas habitaban. En ese escenario nacieron diferentes sistemas médicos, cada uno sustentado en creencias, filosofías, paradigmas y conceptos epistemológicos propios. Así, cada comunidad desarrolló diferentes protocolos para el cuidado de la salud y para el tratamiento, en caso de enfermedad o trauma. Estos sistemas de salud son hoy conocidos como Medicinas Tradicionales y Complementarias (MTyC), tal como lo recomienda la OMS (Estrategia de la OMS sobre medicina tradicional 2014-2023), entre las Medicinas Tradicionales más sólidas tanto en su base conceptual como en su praxis encontramos a la Medicina Tradicional China y Ayurveda. En necesario señalar que Ayurveda es una de las medicinas tradicionales más antiguas del mundo, siendo considerada por sus practicantes como una medicina predictiva, preventiva, personalizada y promotora (diríamos una medicina P4).

Uso actual de las MTyC.

Se estima que en África un 80% de la población estaría utilizando algún tipo MTyC, y en China aproximadamente un 40%. En muchos países occidentales la MTyC se está haciendo cada vez más popular, así es como en Australia un 48% de las personas al menos una vez en su vida la han utilizado, un 70% en Canadá, un 42% en EE UU, un 38% en Bélgica y un 75% en Francia. En Chile, se estima que 71% de la población utiliza o la ha utilizado.

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El uso de la MTyC en los países desarrollados está asociado a “una insatisfacción creciente junto con la pérdida de la confianza en la biomedicina tecnológicamente sofisticada y, claro, también debido a un incremento en las demandas para controlar el costo de la salud”

Si bien existen elementos comunes por los que las personas se inclinan a utilizar MTyC, también se aprecian numerosas diferencias entre los países, regiones o entre culturas. Algunos estudios han revelado que los motivos por el que las personas recurren a MTyC, son variados, entre los que encontramos: una deseo de obtener más información para aumentar los conocimientos sobre las opciones disponibles, una creciente insatisfacción con los servicios de atención de salud existentes, y un renovado interés por la “atención integral de la persona” y la prevención de enfermedades, aspectos frecuentemente asociados a la MTyC. Además, medicinas como Ayurveda y la Medicina Tradicional China reconocen la necesidad de hacer hincapié en la calidad de vida cuando la curación no es posible.

Muchos investigadores han llegado a la conclusión que el uso de la MTyC en los países desarrollados está asociado a “una insatisfacción creciente junto con la pérdida de la confianza en la biomedicina tecnológicamente sofisticada y, claro, también debido a un incremento en las demandas para controlar el costo de la salud”

Las dudas.

Algunas MTyC (Ayurveda y la Medicina Tradicional China) cuentan con una historia respetable y bien documentada, es así como Ayurveda cuenta con respaldo documentado que se remonta a los 3500 años, con una praxis que permite mantener la salud en las personas sanas y aliviar o mitigar los trastornos en las personas enfermas. Sin embargo, a las MTyC se le adscriben un limitado respaldo experimental, ausencia de ensayos clínicos como fuente de respaldo y ausencia de métodos de prueba para evaluar sus resultados. Afortunadamente existen grandes esfuerzos por revertir esta situación y a pesar de las dificultades y limitaciones metodológicas que suponen algunas prácticas de la MTyC, cada vez se publican más estudios que suelen incluir ensayos randomizados que evalúan la eficacia de determinados tratamientos utilizados por la MTyC. Es necesario destacar el hecho que Ayurveda y otras MTyC son en gran medida sistemas basados en la experiencia, por lo que han utilizado históricamente otros elementos de evidencias.

Otro aspecto a considerar está en la falta de rigurosidad en la formación, existiendo muchas personas que ejercen algunas formas de MTyC no teniendo las competencias ni teóricas ni prácticas para hacerlo. Diríamos, sería equivalente a que a una persona se le ocurriese comenzar a ejercer medicina solo por el hecho de haber leído algún libro o haber asistido a alguna clase de fisiología básica (bueno han existido algunas, pero eso no provocaría un rechazo hacia la medicina).

Todo esto se ha traducido en una mutua sospecha y falta de aprecio entre aquellos que practican de manera seria Ayurveda y otras MTyC, con científicos y médicos occidentales (médicos científicos). En gran parte esta desconfianza, y en ocasiones falta de respeto mutuo, parece residir principalmente en la reticencia a comprometerse mutuamente, y a apreciar y seguir los «buenos» principios y prácticas de cada uno, mientras modifican o renuncian a todo aquello que no califica dentro del dominio de las explicaciones experimentales racionales.

Las posibilidades.

En las últimas décadas las tendencias orientadas a buscar diferentes alternativas para mantener y mejorar la salud, en caso de enfermedad, estimulan la necesidad integrar distintos enfoques curativos que permitan un pluralismo médico, que eventualmente regirá los sistemas de salud en las sociedades modernas. Ahora bien, en occidente la eventual articulación e integración de Ayurveda y otras MTyC requiere que se profundicen y reconozcan sus modelos conceptuales para revelar sus puntos de convergencia y divergencia. Sin embargo, los mismos practicantes, sumergidos en la práctica cotidiana, muchas veces ignoran las grandes líneas de fuerza que dan coherencia a su quehacer diario. Esas carencias en la formación conllevan el riesgo de desvirtuar las prácticas y en lo que concierne a la terapéutica articulada de esas medicinas podría generar un sincretismo barato y superficial en lugar de una síntesis rica y profunda. La toma de conciencia individual y colectiva de esos modelos subyacentes es muy necesaria para permitir una revisión epistemológica que redefina territorios y lleve a una verdadera fusión en un nuevo paradigma pertinente y que descarte un colaje aproximativo que solo conlleve a la confusión. En otras palabras, solo se podrá lograr una articulación viable, clara y enriquecedora confrontando cada medicina en su espacio lógico, respetando y reconociendo sus propias fortalezas y debilidades. Sin embargo, para encontrar puntos de encuentro se debe buscar la forma de correlacionar las diferentes lenguas, conceptos y filosofías en las que se basan las diferentes medicinas. Además, los practicantes de Ayurveda y de otras MTyC necesitan salir de su «coraza» y comenzar a entender la biología humana como la entendemos hoy en día y, por otro lado, los científicos y los médicos necesitan leer y apreciar el enfoque holístico del sistema de atención de las principales MTyC.

Muchos pensamos que una práctica médica moderna y ética, debería traducirse en que si bien cada miembro de un equipo médico pudiese usar una medicina diferente (basada en evidencias), y en la que algunos puedan gustar del “azul”, otros un poco del “rojo” o un poco del “verde”, todos tengan claro que ninguno de esos “colores” es necesariamente correcto o incorrecto por sí mismo. Y que el uso de diferentes “colores” nos aproxime un poco más a ese blanco que asociamos con salud y bienestar.

El futuro.

Ayurveda y otras MTyC muestran diferencias significativas en sus principios, filosofías y visiones singulares del mundo con respecto a la medicina científica. Y es a pesar o tal vez gracias a esas diferencias que muchos sociólogos occidentales anticipan la convivencia entre estas medicinas y advierten que en un plazo de unas pocas décadas los modelos de salud basados en un solo sistema de medicina quedarán obsoletos. Muchos investigadores están convencidos que la colaboración entre Ayurveda, otras MTyCy las ciencias biomédicas puede ser tremendamente fructífera para la sociedad.