Sebastián Piñera, el día miércoles 30, de marzo anunció que el 2011 sería el año de la “gran reforma de la salud”, afirmando que el eje de ella es reducir las listas de espera a través del llamado bono AUGE . Efectivamente, hemos estado viviendo una reforma, pero de esas que no se discuten en el parlamento, sino más bien una por la vía administrativa, por decretos, como en los casos de las concesiones hospitalarias, el bono AUGE y el manejo del presupuesto de salud.
Por otro lado, el proyecto de ley corta de ISAPRE, que está en discusión en la Comisión de salud de la Cámara de Diputados, no resuelve el problema de discriminación puntualizado por la sentencia del Tribunal Constitucional. El gobierno prefirió continuar con la discriminación por género y edad, lo que no resolvería el problema de la judicialización de las alzas de los precios de los planes de salud. Por otro lado las primas se reajustarán en base al llamado IPC de salud, que buscaría darle “racionalidad” al sistema, pero terminará por traspasar los altos costos de la tecnología e inversión en infraestructura que realizan las clínicas a los usuarios. Todo ello finalmente solo servirá para que las ISAPRE y las clínicas privadas sigan ampliado su margen de ganancia.
Lista de espera y bono AUGE:
Como Salud un Derecho hemos seguido de cerca estos dos elementos. En el caso de las listas de espera, hemos solicitado formalmente al Ministerio de Salud y a FONASA, que nos entreguen las listas consolidadas y que estas incluyan las causales de los egresos. Sin embargo en ambas instituciones nuestra solicitud fue rechazada, por lo que nos vimos en la necesidad de llevar esta solicitud al Consejo Para la Transparencia, por lo que más adelante tendremos noticias respecto a esto.
Es importante realizar una desmitificación de las listas de espera, ya que son un mecanismo de racionamiento de prestaciones de salud al igual que los pagos de los usuarios (copagos). Sin embargo, la lista de espera no implica que los usuarios deban pagar, a diferencia del otro mecanismo donde se debe pagar para lograr una atención de salud, lo cual implica que se genera una barrera de acceso a las prestaciones. Una lista de espera puede ser bien gestionada, a través de la aplicación de las tecnologías de información, mejora en los procedimientos de referencia y contrarreferencia, y a través de un aumento de la producción del sistema público (ej. ampliando los horarios de atención).
El bono AUGE es una política pública que no se hace cargo de la resolución integral de los problemas de salud de los pacientes. Luego de la prestación que realiza la clínica, los pacientes son devueltos a tu establecimiento de origen, lo que provoca una pérdida de continuidad en los tratamientos. Por otro lado, en la licitación no se encuentran elementos que aseguren una adecuada validación de la calidad de las clínicas adjudicadas en la licitación.
El bono AUGE fue concebido por este gobierno con el fin de reducir las listas de espera, ¿pero a qué costo?, como Salud Un Derecho realizamos un análisis de las ofertas aceptadas por FONASA, y los resultados hablan por sí mismos: de las 15 patologías presentes en la licitación del bono AUGE, la mayoría de las ofertas de las clínicas presentan sobreprecios.
Otro problema es que las ofertas de las clínicas, desde un punto de vista geográfico se encuentran concentradas mayoritariamente en Santiago y en algunas ciudades de los extremos norte y sur del país. Esto remite a los costos de transporte y alojamiento de los pacientes que no viven en estos lugares. Dichos gastos, aparentemente, ellos mismos los deberán cubrir, dado que la licitación no considera este aspecto.
En conclusión se puede decir que el Bono AUGE, es una herramienta que busca reducir la lista de espera AUGE, pero a través transferencias de recursos públicos a los prestadores privados, debilitando aun más el desfinanciado sistema público de salud.
El interés manifiesto y velado del gobierno de Sebastián Piñera es generar nuevos y lucrativos negocios para las clínicas privadas, y no resolver el problema del acceso efectivo a la salud a través de una visión sanitaria integral, que implicaría invertir más recursos, en aumentar la producción y eficiencia en el sector público.
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Foto: Acuérdate de mí – Pollobarba / Licencia CC
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