Las huellas dactilares del paciente y del médico no son suficientes para validar la licencia médica electrónica, pues son justamente estos son los que se coluden para realizar en la actualidad el fraude de forma manual.
Mientras veía las noticias de anoche, no dejaba de sorprenderme las maravillas tecnológicas que producen nuestros gobernantes ya adentrándonos en el siglo XXI.En particular aparecía en el noticiario la secretaria de un centro médico que escribía afanosamente miles de licencias médicas.
Esto plantea, a lo menos, dos problemas:
1) Que si bien al realizar este fraude ya no le produce tendinitis al profesional que firma las licencias, transfiere este problema de salud a sus técnicos, asistentes o secretarias que son los que las escriben y a la antigua, o sea con lápiz.
2) Se pierde confidencialidad, pues cada cierto tiempo aparecen secretarias o técnicos que son mostrados en pantalla, generalmente en septiembre o enero llevando a cabo este fraude. Ah, y por cierto, defraudan sólo los fondos de Fonasa. Las Isapres no tienen este problema pues en su cartera de clientes hay sólo cotizantes sanos y no permiten y rechazan las licencias médicas.
¿La Solución? La Licencia Médica Electrónica. «Es segura por que es electrónica» dice la periodista, «ah, y se puede hacer a domicilio con la ayuda de un pendrive» asegura el funcionario experto, «y da confidencialidad» replica la periodista.
Ya no habrá más tendinitis ni médicos o secretarias en cámara oculta realizando el fraude a la hora de las noticias. Eso sí, aparte de la facilidad para desarrollar estadísticas, el experto no menciona ningún sistema de validación en línea, con una «ficha única electrónica» por ejemplo. Cosa que será impracticable si existe la intención de hacer licencias a domicilio y con un pendrive.
En definitiva y sin las validaciones adecuadas (*), que dicho sea de paso tampoco se realizan con el bono electrónico, será simplemente convertir un fraude de licencias médicas manual en un fraude informático, tal y como ha ocurrido en el pasado con el bono electrónico y que muy probablemente sigue ocurriendo.
¡La solución tampoco es convertir a Fonasa en Isapre, sino ponerse a la altura de las posibilidades de control y validaciones tecnológicamente posibles desde hace más de 20 años! ¿Problemas de fondo? Quizá los centros médicos (privados) no tienen la capacidad de autogestionar sus costosas infraestructuras, equipamientos e instalaciones de que disponen para la atención de sus pacientes.
(*) Validación: Las huellas dactilares del paciente y del médico no son suficientes para validar la licencia electrónica, pues son justamente estos son los que se coluden para realizar en la actualidad el fraude manual.
Comentarios
18 de enero
O sea, prohibido enfermarse
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