Hace un tiempo conocí un nuevo caso de los tantos que llegan cada día a mi correo. Tenia un embarazo inviable con holoprosencefalia; la misma enfermedad de mi hijo. Me pidió ayuda, pues ella no quería seguir adelante con este embarazo, pero, como sabemos, en Chile está prohibida la interrupción del embarazo y el pasado 4 de abril en el Senado se cerró el tema, sin realmente ver la realidad.
Estos casos y la hipocresía de mi país siguen movilizándome frente al aborto terapéutico. No se trata de ser abortista, como muchos me acusan en las redes sociales. Se trata de humanidad: ¿como no pueden entender el dolor de una mujer que está feliz con su embarazo, cuando le dicen que su bebé viene con una malformación severa incompatible con la vida?
Quiero copiar acá unas frases de esta madre:
«Estamos viviendo duros momentos. Le tenemos ropita y hasta aros; pienso que quizás no los podrá usar jamás. Quisiera que no fuera así, que viviera junto a nosotros, pero también estoy intentando asumir que debe pasar lo que sea mejor para ella y no para nosotros.»
«No puedo negarte que tengo miedo, rabia y mucha pena, más de la que el alma puede soportar. Me diagnosticaron depresión y estaba en tratamiento con un psiquiatra que honestamente creo que no entendía mi problema. Ahora me inscribí por el consultorio en un sicólogo, ya que se que necesitaré muchas terapias de apoyo.»
Le hemos ofrecido ayuda, pero ella nos ha señalado que prefiere esperar el momento del parto (no sabe si su hija va a sobrevivir) y después pedir ayuda. Nosotros respetamos su decisión.
Otra cosa son los argumentos que escuché de los Senadores, con los cuales quedé muy decepcionada. Principalmente porque sólo se abordó el tema en general y no se hizo cargo concretamente de las acotadas circunstancias que plantean los proyectos de ley y de los dilemas éticos que éstos nos generan.
Me parece que de estas líneas se desprende claramente la gravedad del estado de salud mental de la mujer (está viviendo una tortura, con todas sus letras) y, también, que -quizás- la única forma de buscar consuelo ante esta trágica circunstancia es acudir a Dios, algo al que nadie puede ser obligado. ¿Para qué? ¿quién gana con todo esto? En suma, someter a las mujeres a estas circunstancias en contra de su voluntad resulta totalmente desproporcionado.
Les estaría muy agradecida si me respondieran expresamente a mí y a todo un país estas preguntas: ¿Por qué no evitar tanto dolor humano que, además, resulta pueril para quien se dice defender? ¿Cómo es posible decir que se está defendiendo al nonato, si éste, muy a nuestro pesar (sobre todo de la propia mujer y futura madre), no tiene ni tendrá las capacidades para formar intereses propios?
Nosotros todavía lloramos la pérdida de mi hijo hermoso, aun cuando estamos concientes que quizás lo mejor era que descansara después de tanto sufrimiento en vano. También conocieron mi caso. Saben, por tanto, que cuando hablo de tortura, no estoy exagerando.
Comprendo y respeto a quienes creen que abortar no es el camino, pero esa es una valoración muy personal, pero el Estado no puede imponer y menos auspiciar algo tan inmensamente doloroso.
Comentarios
08 de junio
Juliana, a queste3o; Por que o Facebook? Por que o Orkut .c9 complexa, mas aerdcito que e9 algo como Timing e Position estar na hora certa, com a oferta certa para todos que querem algo que nem sabem direito o que e9.Depois que agrada aos primeiros entusiastas (os formadores) o resto vem na aba.Vide Ipad!Concordas?Grato pela visita e comente1rio,Nepf4.
0
09 de noviembre
Invito a leer este artículo que indica cómo se sería posible establecer el aborto en Chile desde una perspectiva de derecho constitucional, atendido criterios de moralidad, y atendido a cómo se trata a nivel doctrinario en el extranjero.
http://entropialimite.blogspot.com/2011/06/caso-hipotetico-legalizacion.html
0