La salud en Chile tiene graves problemas, como la discriminación por género, condiciones de salud, edad e ingresos, entre otros. Desde la literatura especializada se plantea que el sistema de salud chileno se encuentra “segmentado por riesgo e ingresos”. Esto ha sido impuesto desde la época de las reformas “modernizadoras” impulsadas por la dictadura militar en los años ochenta. Se creó un sistema privado de aseguramiento de la salud en el cual no existe ninguno de los principios básicos de la seguridad social a pesar de que en esta “industria” se administran recursos que son parte de ésta; aquí hablamos de la cotización de salud, la cual termina comportándose como gasto privado con la consecuencia de pérdida de solidaridad en el seno del sistema de salud.
Por otro lado, la distribución del gasto en salud da cuenta de una grave situación de desigualdad. Según las estadísticas que entrega OCDE, un 4,4% del PIB se ocupa del gasto privado de salud. Actualmente este sector abarca sólo a 2,8 millones de chilenos. El gasto público, en tanto, asciende al 4% del PIB. Sin embargo, la población que se financia con estos recursos alcanza los 13 millones de chilenos. Estos datos nos muestran una brutal desigualdad, y consagran una salud para ricos y sanos y una salud para pobres y enfermos.
¿Qué hemos hecho como país para revertir esta situación?
Desde 1990 a la fecha, solamente se han visto tímidos intentos para superar esta grave situación. Se pueden destacar algunos hitos, como la creación de la superintendencia de Isapres (luego pasará a ser de salud) que buscó regular y fiscalizar al sistema de aseguramiento privado. Durante los años noventa hay un crecimiento del gasto público, y una política de inversión sectorial destinado a la creación de centros de atención primaria y a la reposición y construcción de hospitales. Inversión que, sin embargo, no es suficiente para revertir la situación de desigualdad brutal en el sistema de salud. Durante estos años también se generan los mecanismos de transferencias de recursos al sector privado, que funcionan como un subsidio a la demanda (bonos). Esto con el objetivo de introducir un grado de competencia entre sector público y privado para la captura de recursos y como una forma de responder a corto plazo a la falta de oferta público. El problema es que estos mecanismos no han hecho más que crecer en el tiempo, generando una perpetuación del déficit de oferta pública. La reforma del AUGE, en la cual existió una gran posibilidad de avanzar en el sentido de generar una mayor solidaridad en el sistema, vía la creación de un fondo solidario universal, terminó siendo desechado por las autoridades de turno para facilitar un acuerdo con la oposición de derecha, cerrando el camino a avanzar en mayores grados de solidaridad.
En estos últimos años, ocurrió un fallo del tribunal constitucional de Chile en el cual se plantea que las aseguradoras privadas, al administrar recursos propios de la seguridad social, deben comportarse de una forma consecuente a los principios de la seguridad social y, por esta vía, se declara inconstitucional la discriminación por sexo y edad. Frente a esto la actual administración ha priorizado generar proyectos de ley que buscan terminar con la incertidumbre en la industria de seguros privados y no en el sentido de solucionar los problemas estructurales de la salud en Chile.
Estos problemas estructurales de la salud deben ser solucionados. En ese sentido es que las organizaciones que participamos de la Mesa social por la Salud hemos decidido convocar a un plebiscito nacional (desde el 23 de abril al 6 de mayo), como un medio de generar una conciencia activa en la población de la necesidad de propiciar trasformaciones estructurales de la salud en Chile.
Desde estas líneas quiero apelar al sentido ético de todas y todos para participar de este proceso, dado que es una necesidad y nuestra responsabilidad generar las trasformaciones que impliquen restituir a la solidaridad como el principio fundamental de la salud en Chile.
Para votar en el plebiscito de Salud, haz click aquí
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Foto: Pulpolux / Licencia CC
Comentarios
25 de abril
De acuerdo en todo lo que planteas, pero es importante matizar lo del AUGE. La propuesta original del gobierno de Lagos era más ambiciosa en instalar la solidaridad como principio rector de la salud, pero nunca contó con los votos de la derecha para ser aprobada. La negociación que mencionas fue necesaria para poder avanzar.
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