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El aborto, no solo un problema de moral religiosa

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Cada cierto tiempo surgen noticias que tratan de remecer la discusión sobre la posibilidad de Chile de debatir la eventual interrupción legal del embarazo, donde la caricatura de grupos mal llamados provida y proaborto (luego se argumentará de porque esta mala acepción) tienden a dar opiniones divergentes sin llegar a algún acuerdo y -peor aún-todas estas discusiones resultan infructuosas porque tenemos un parlamento antidemocrático que sobre representa las posiciones minoritarias ultra católicas, masculinas y de élites sociales, en un estado aparentemente laico.

Llamar a los grupos que están en contra de la interrupción legal del embarazo provida es un error incluso estadístico, ya que basados en datos duros el riesgo de muerte en relación a un aborto seguro en embarazos menores de 12 semanas es de 1 a 2 por cien mil  abortos (1). Si lo comparamos con la mortalidad materna -que en Chile llega a 8.7 mujeres por cien mil nacidos vivos- estos grupos que defienden “la vida” exponen a un riesgo 4 veces mayor de morir a una mujer que no desea continuar con su embarazo.

Por otra parte, los grupos de personas que no comparten la visión de prohibir el aborto bajo cualquier circunstancia (dentro de los cuales me encuentro) o proaborto no podríamos ser llamados “promuerte” ya que estoy en completa seguridad que ninguno festina ni está a favor en que una mujer aborte. Nadie puede estar feliz porque una mujer deba interrumpir su embarazo, todos creemos que el embarazo no deseado y la decisión de interrumpirlo es una tragedia. La diferencia es que existen grupos que consideran que con la prohibición y penalización estos no existen o se disminuyen y existimos otros que sabemos que el aborto es una realidad que a pesar de los intentos por ocultarlo existe de manera ilegal. Es una cifra difícil de calcular pero se estima que en Chile son 300.000 abortos al año los que se realizan.

La defensa del aborto radica en dos argumentos. En el primero se defiende el derecho de decidir por parte de la mujer sobre las intervenciones que se pueden o no se pueden hacer sobre su cuerpo, al que pese a adherir de manera integra, prefiero no referirme pues creo que es un argumento que debe ser discutido particularmente por las mujeres y mi condición de ser humano de genero masculino quizás no me inhabilita pero al menos no otorga la misma fuerza a mi argumento.

El segundo argumento, del que creo que puedo hacerme parte con algún grado de autoridad como profesional de la salud, es que en Chile como en la mayor parte de los países de Latinoamérica el problema del aborto es un problema de las mujeres pobres y de clase media que no tienen la posibilidad de acceder a un aborto seguro. Las hijas de la clase más acomodada pueden acceder a clínicas y médicos privados que pueden brindar una mejor atención, aunque sea ilegal y queda dentro de la privacidad de una atención particular. Para ellas incluso es una opción viajar a países donde el aborto es legal, como Perú, Argentina, Brasil o Estados Unidos.

Las mujeres de menos recursos tienen menos herramientas culturales para prevenir un embarazo no deseado, partiendo por una nula educación afectiva y sexual o el mismo acceso a anticonceptivos que las mujeres de clase alta, y no tienen la posibilidad de elegir e incluso de poder acceder a métodos médicos o quirúrgicos de interrupción del embarazo seguros.

Las mujeres de menos recursos tienen menos herramientas culturales para prevenir un embarazo no deseado, partiendo por una nula educación afectiva y sexual o el mismo acceso a anticonceptivos que las mujeres de clase alta, y no tienen la posibilidad de elegir e incluso de poder acceder a métodos médicos o quirúrgicos de interrupción del embarazo seguros.

Es este argumento el que debería tomar en cuenta un Estado que se promulga laico y que funda su orden jurídico en el estado de derecho y la igualdad ante la ley. Es imposible ponernos de acuerdo acerca de cuándo se origina la vida o cuándo podemos llamar ser humano a un embrión, pero lo que quizás debería ser el punto de acuerdo es que en Chile el embarazo no deseado es una realidad a pesar de los intentos por ocultarlo. Si como sociedad estamos en contra de que existan chilenas de primera o segunda categoría a la hora de acceder a una interrupción del embarazo segura, debemos focalizar los recursos sobre estas mujeres para que puedan salir con el menor daño físico o trauma psíquico posible, y además de prevenir que la experiencia de un nuevo embarazo no deseado se vuelva a repetir.

(1) Bartlett LA, Berg CJ, Shulman HB, et al: Risk factors for legal induced abortion-related mortality in the United States. Obstet Gynecol 103:729, 2004

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5 Comentarios

Cristina Martínez

Totalmente de acuerdo, la libertad de elección y la educación son fundamentales para crear ciudadanos y ciudadanas responsables y pensantes.

Alejandra Vásquez

Gracias Gonzalo, creo que es importante mirar la salud pública con objetividad y no basarse en argumentos religiosos. O de otra índole subjetiva.
La posibilidad de que exista aborto de forma legal no sólo salvaría muchas vidas de mujeres que hoy abortan en malas condiciones (y no sólo vidas, si no que también la fertilidad y salud cuando no hay muerte pero si otras consecuencias), si no que incluso podría disminuir el número de abortos, si se hiciera de forma correcta. Como ejemplo a esto último doy el caso de Uruguay, en el cual la ley contempla seguimiento desde la decisión de abortar (por ley la mujer que manifieste el deseo de abortar debe tener consulta con un médico que le indica el significado y los riesgos de la operación desde lo biológico; un sicólogo que hace lo suyo desde su área y un trabajador social que le indica las opciones que entrega el Estado en caso de que decidiera tener el hijo y darlo en adopción, o apoyo socioeconómico si quiere criarlo, en caso de ser necesario). Luego, dependiendo de las semanas de embarazo se da un plazo para que la mujer tome la decisión (que obviamente se puede arrepentir hasta el último minuto si lo desea) y se mantiene el acompañamiento por un tiempo (ya sea haya decidido continuar con el embarazo inicialmente no deseado o abortar, y en esta última opción además de acompañamiento sicológico se ofrecen métodos anticonceptivos y educación sexual si fuese pertinente).
Espero que este país vaya avanzando hacia lo que dice ser, Estado de Derechos y Laico, ya que como sabemos en la realidad no lo es (educación, salud, por nombrar algunos), sobre todo en el caso de nosotras las mujeres.

Saludos

    Alejandra Vásquez

    Va link sobre la Ley de Uruguay referida:

    http://www.parlamento.gub.uy/leyes/AccesoTextoLey.asp?Ley=18987&Anchor=

    «El médico dispondrá para el mismo día o para el inmediato siguiente, la consulta con un equipo interdisciplinario que podrá ser el previsto en el artículo 9º del Decreto 293/010 Reglamentario de la Ley Nº 18.426, de 1º de diciembre de 2008, el que a éstos efectos estará integrado al menos por tres profesionales, de los cuales uno deberá ser médico ginecólogo, otro deberá tener especialización en el área de la salud psíquica y el restante en el área social.

    El equipo interdisciplinario, actuando conjuntamente, deberá informar a la mujer de lo establecido en esta ley, de las características de la interrupción del embarazo y de los riesgos inherentes a esta práctica. Asimismo, informará sobre las alternativas al aborto provocado incluyendo los programas disponibles de apoyo social y económico, así como respecto a la posibilidad de dar su hijo en adopción.

    En particular, el equipo interdisciplinario deberá constituirse en un ámbito de apoyo psicológico y social a la mujer, para contribuir a superar las causas que puedan inducirla a la interrupción del embarazo y garantizar que disponga de la información para la toma de una decisión consciente y responsable».

Pablo Arias

El aborto terapéutico no está sancionado, es absolutamente realizable, por lo que la estadística de los grupos «pro-vida» se rompe, actualmente nadie o casi nadie rechaza la opción del aborto terapéutico, no así cualquier otro tipos de aborto que pueden generar otros tipos de suspicacias.
La discusión acerca del aborto sobrepasa los limites religiosos y morales, conlleva el hasta donde llega la libertad individual, y es allí donde se produce la piedra de tope.
Recordemos también que no hay derechos sin deberes, y un deber básico fundamental es respetar el derecho a la vida, incluso del que esta por nacer.

canriquez

canriquez

Un problema que afecta la situación de mujeres y adolescentes de sectores más vulnerables, es la ausencia de un programa de paternidad (maternidad) responsable en salud. Es muy probable que si se reeditara el programa de control de natalidad que se implantó en el gobierno de Frei Montalva, la demanda de aborto descendería de manera importante. Por otra parte, seguir planteando que se elimine la penalización del aborto es absolutamente indispensable. Lo que a mi me complica es que una vez más, escondemos la discusión sobre el aborto a secas detrás de la etiqueta de «aborto terapeútico.» Mejor discutamos el aborto sin apellidos.