Desde que comenzamos a vivir como agricultores/ganaderos y luego con el invento de las ciudades y la vida urbana, las enfermedades infecciosas fueron nuestra principal causa de muerte. Esto terminó gracias a dos logros fundamentales que fueron los antibióticos y las vacunas.
El año 1980, la Organización Mundial de la Salud declaró que la viruela había sido erradicada. El último enfermo de viruela fue atendido en Somalia en 1977. Fue el fin de una grave enfermedad que causó la muerte de más de 300 millones de personas. Y la principal responsable de este éxito fueron las vacunas.
A futuro, se espera lograr el mismo éxito con la poliomielitis, difteria, rubéola, varicela, hepatitis, sarampión, fiebre amarilla, tos ferina, tuberculosis, ántrax, cólera, tifus y otras. Son más de 25 las enfermedades infecciosas para las que tenemos vacunas. Y gracias a ellas, algunas enfermedades se han podido reducir en más de un 90% en los últimos 100 años. Por este motivo, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que las vacunas han salvado, salvan y salvarán millones de vidas.Quizás, el gran éxito de las vacunas de disminuir la incidencia de ciertas enfermedades infecciosas ha llevado a que muchos no perciban los riesgos y crean a que podemos prescindir de ellas.
Estas funcionan por contener una pequeña cantidad de una sustancia que permite a nuestro sistema inmunológico reconocer a un patógeno, así nos podrá proteger contra la enfermedad que causa. Las vacunas se aplican cuando estamos sanos y preparan nuestras defensas con anticipación, de forma que cuando el patógeno aparece, nuestro sistema inmunitario sabe cómo matarlo o impedir que enfermemos.
Si bien las vacunas son utilizadas desde 1796, siglos antes los chinos utilizaban una variante, al moler costras secas de enfermos con viruela leve, obteniendo un polvillo que debía ser inhalado por las personas sanas. Durante los últimos siglos, las vacunas junto con la higiene, la potabilización del agua y los antibióticos, han reducido la mortalidad infantil y aumentado nuestra esperanza y calidad de vida.
Otro factor importante a tener en cuenta es que las vacunas no solo nos protegen a nosotros mismos, sino que evitan que el patógeno se propague al resto de la población, impidiendo y frenando las epidemias. Por eso, si no nos vacunamos, estamos poniendo en riesgo a nuestro entorno social y familiar, principalmente a los más débiles, como son los niños, ancianos y enfermos. Es decir, si la mayoría de nosotros nos vacunamos estamos protegiendo a la comunidad completa.
Es cierto que existe el riesgo de sufrir algún efecto secundario, que en algunos casos pueden ser graves, pero, ocurren en un porcentaje mínimo de la población vacunada, esto no impide entender que, por sus efectos, el mayor riesgo de una vacuna es precisamente no vacunarse.
Las redes sociales son plataformas libres y accesibles a cualquiera, facilitando la publicación y poder compartir información de forma inmediata por quien quiera hacerlo. Pero, tiene una falla y es la inexistencia de algún tipo de filtro que verifique su veracidad. Aprovechando esta vulnerabilidad, los grupos antivacunas y conspiracionistas pueden difundir sus creencias y nos están haciendo retroceder en el tiempo, cuando la muerte provocadas por infecciones como el sarampión, poliomielitis, difteria y paperas eran frecuentes. Quizás, si Andrew Wakefield, un ex cirujano e investigador que relacionó la vacuna triple vírica con el autismo, hubiera sabido el inmenso daño que provocaría, no habría publicado su artículo en 1998 y menos con datos inventados.
Quizás, el gran éxito de las vacunas de disminuir la incidencia de ciertas enfermedades infecciosas ha llevado a que muchos no perciban los riesgos y crean a que podemos prescindir de ellas.
El COVID-19 no es la primera ni será la última pandemia que vamos a sufrir, por lo mismo, debemos escuchar y confiar en la ciencia, que suele ser la primera que da la alarma, por ejemplo, para esta pandemia la encendió el año 2007, pero nadie la escuchó. Y si aparece una nueva, debemos saber que los científicos no descansarán hasta entregar una vacuna.
Comentarios
03 de enero
Debatiendo en las redes sociales con varias personas antivacunas, me doy cuenta que ellos creen, por ejemplo, que Angela Merkel (Alemania), Xi Jinping (China), Putin (Rusia), Boris Johnson (Gran Bretaña), Emmanuel Macron (Francia), Trump (USA), Piñera (Chile), Noriega (Nicaragua), Miguel Díaz-Canel (Cuba), Maduro (Venezuela) y todos los demás gobernantes del planeta, con sus gobiernos, están coludidos para crear el COVID-19, una pandemia imaginaria.
Francamente, resulta bien difícil poder llegar a buen puerto con ellos, afortunadamente, si bien meten ruido, son pocos. Por lo mismo, los que nos vamos a vacunar, terminaremos protegiéndolos también a ellos gracias al efecto rebaño.
+1
05 de enero
Comparto guía para desmentir información falsa sobre las vacunas
https://theconversation.com/guia-para-desmentir-24-bulos-sobre-la-vacuna-de-covid-19-152603
+1
18 de enero
En Israel las vacunas ya dan resultado: han vacunado a más de 2 millones de personas. Los resultados ya son visibles. Según su ministro de Salud, las vacunas de Pfizer muestran un descenso del 50 por ciento de los contagios.
https://www.semana.com/mundo/articulo/en-israel-las-vacunas-ya-dan-resultado-50-menos-contagios-en-dos-semanas/202144/
+1