Quiero contarles a ustedes que Aysén es una región maravillosa para poder deleitarse con cordones de cerros nevados, ríos, islas, calles de madera, fiordos, glaciares y un hermoso puente colgante dicho sea de paso es el más largo de Chile. Pero no todas las maravillas existentes compensan la alta tasa de suicidios en mi región y mucho menos una red de salud mental precaria.
En el Hospital Regional de Coyhaique hay un lugar dedicado a los pacientes que nos atendemos en salud mental, que no se ajusta a los requerimientos reales, pues en una región con altas tasas de suicidios llama la atención que sólo hayan en la salud pública cuatro psiquiatras. Otro punto es el sistema hospitalario de rehabilitación, pues ese lugar es el único donde pueden llegar pacientes descompensados, ya que la red de hogares y residencias protegidas son un mal chiste.
Puerto Aysén, es la ciudad donde yo resido y hay sólo dos psiquiatras: una para adultos y uno para niños. Sin embargo, el puente Presidente Ibáñez y muchos de nuestros hogares han sido testigos de suicidios que pudieron haberse evitado con una red de salud mental bien organizada y educación comunitaria de buena clase.
Respecto del único hogar protegido que hay en mi región (ubicado en Puerto Aysén), que es sólo para mujeres, sus monitoras están sin contrato de trabajo, no tienen psicólogo, menos entrenamiento para el manejo básico de medicinas ni para entregar primeros auxilios y sus condiciones laborales son deplorables. Si bien cumple con los requirentes mínimos para ser un hogar protegido en cuanto a infraestructura, desgraciadamente tienen que lidiar con el criterio de la mezcla de pacientes autovalentes con pacientes con dependencia lo cual es claramente contraproducente para la salud de ellas. Este hogar es administrado por Carpe Diem, una corporación que también tiene a cargo un hogar para rehabilitación de personas con problemas de adicción a drogas en Coyhaique, pero pese a sus buenas intenciones, no puede hacer más malabares con el hogar protegido, sus pacientes y sus trabajadores.
Mi ciudad no tiene la red de salud mental que necesita. Hace dos años ni siquiera ha habido un taller de inserción laboral para nosotros, disminuyendo nuestras posibilidades de encontrar trabajo, sumándose a la dificultad de encontrar trabajo con el régimen de controles periódicos que debemos llevar. El último taller que hubo en Aysén para los pacientes de salud mental a nivel general fue de coctelería y preparación de tragos sin alcohol, novedoso para nuestra gente, pero de inserción laboral efectiva, no vemos nada.
No necesitamos una simple casa anexa para atendernos en Puerto Aysén y en caso de descompensación debamos trasladarnos a Coyhaique (en el mejor de los casos, ya que camas para hospitalización en mi ciudad no hay) para después volver a casa a seguir viviendo un infierno descompensados. Necesitamos una red de apoyo decente al egreso. Hacen falta dos residencias protegidas mixtas (una en Coyhaique y una en Puerto Aysén) y dos hogares protegidos por provincia (4 para hombres y 4 para mujeres).
La diferencia de una residencia protegida con respecto del hogar protegido está en que en la residencia se atienden pacientes en situación de discapacidad severa que requieren atención especializada y son dependientes de otras personas, pero siempre procurando la mantención de lazos familiares y la inserción a la sociedad dentro de sus posibilidades. En cambio, un hogar protegido atiende personas con mayor nivel de autonomía sobre si mismos y que pueden insertarse a la sociedad como cualquier persona normal, pero que necesitan vivir en el hogar en forma temporal hasta su plena recuperación de salud.
Necesitamos una mejor red de salud mental en Aysén, en donde hayan talleres para nuestra inserción a la sociedad en forma plena, donde pueda trabajar sin que se me discrimine por "Ir a salud mental" y donde tanto pacientes y familiares nos sintamos aliviados de tener las soluciones en nuestra región.
Se ha informado que al terminar de construir el nuevo Hospital de la provincia de Puerto Aysén, quedará el actual edificio disponible para tener atenciones médicas mental de mejor calidad. Pero, ¿de qué nos sirve medio edificio vacío si el resto de la red de apoyo no está armada como se debe para apoyarnos al egreso de la hospitalización con un hogar protegido decente (en mi caso) o una residencia protegida digna?
Necesitamos una mejor red de salud mental en Aysén, en donde hayan talleres para nuestra inserción a la sociedad en forma plena, donde pueda trabajar sin que se me discrimine por «Ir a salud mental» y donde tanto pacientes y familiares nos sintamos aliviados de tener las soluciones en nuestra región. El hecho de ser zona extrema debiera facilitar la existencia un sistema de salud mental digno solucionara una descompensación dentro de nuestra comunidad, ya que alejarnos de nuestros familiares no ayuda precisamente a una pronta mejoría.
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maria antonia carrasco v.
La vida en esta hermosa ciudad, desde el año en que tuve la fortuna de conocer,año 1986″ No ha cambiado nada»,en ese año que trabajè en el Sist.Pùblico ya se vislumbraba esta inmensa brecha, comparada las redes de atención del resto del país,recuerdo que muchos de nuestros compatriotas, eran asistidos mèdicamente en Comodoro,donde se le brindaba atención sin costo.
carlos.salasruiz.3
es una pena y me entristece, conozco este tema del área de salud mental del hospital de Coyhaique, ya que un familiar mio estuvo en ese lugar hace 5 años y es tal como se describe y tuvimos que tomar la decisión de emigrar de la región hace 4 años por las mismas razones que se explica, ojala esto cambie algún día.