¿A quién le interesa que no haya más libertad, más espacios para recibir la vida más consciente? ¿A quién le interesa que la ciudadanía viva a oscuras, enferma, ignorante de su valer? ¿A quién no le interesa que la libertad y la felicidad se instalen en nuestra sociedad? ¿A quién no le interesa que la riqueza espiritual le ofrezca contexto a la riqueza material? ¿A quién le interesa continuar como esclavos de un modelo? ¿A quién le interesa reivindicar identidades que no se impregnen de lo esencial? ¿A quién le interesa que las cosas continúen insuficientes y mediocres como hasta hoy? ¿Quiénes viven con temor de la libertad esencial?
En la medida que prospera la irradiación de una ola de conciencia -que habilita para caer en cuenta de la necesidad de respetar la existencia sutil, por mandato de la ley escrita por los seres humanos mismos en sus compromisos esenciales oficiales en el plano nacional e internacional- va surgiendo la reacción desde el poder que opera en la dinámica de la ilusión. (Derechos Esenciales-Derechos Espirituales)
La noticia es la fuerza de las reivindicaciones, la consistencia, la contundencia, la altura alcanzada, su transversalidad. Muy necesario es que nos encontremos preparados, prestos para neutralizar, desde nuestra firmeza al centro, los embates de la prohibición.
Desde el SENDA y las mesas de trabajo dispuestas por el Gobierno, cuando menos por sus declaraciones, han dado evidencias de su eje prohibicionista con argumentos inconsistentes.
A propósito de la distinción pretendida entre individual y colectiva, la ciencia demuestra cómo en un plano esencial de realidad sólo existe el nosotros, el todo finamente interconectado entre las distinciones aparentes.
Después del Dr. Sergio Sánchez, en el Colegio Médico, su presidente reelecto, el Dr. Enrique Paris, con un pensamiento mágico, carente de rigor epistemológico, le atribuye peligro a una planta, dando cuenta con esto de la visión de ser humano con la que él trabaja, en contraposición además con el pronunciamiento del ISP, que la incorporó al arsenal terapéutico nacional, en octubre del año pasado, cuando emitió la primera autorización para ingresar un medicamento preparado en base a cannabis.
La salud mental de niños, adolescentes y adultos, entrega cifras vergonzosas. Las personas están sufriendo la ausencia de espíritu en la matriz cultural, y cuando aparece una medicina que da respuestas concretas a necesidades esenciales -que han sido soslayadas por las autoridades de Salud- se disfrazan de inquisición y se disponen a perseguir, a satanizar. Es mucho.
Todavía para algunos sigue siendo difícil asumir su opción de usuarios, omitiendo este aspecto en su propuesta, desconociéndose a sí mismos, orientando su ejercicio con aire de beneficio, que siendo igualmente bienvenido y sumado, hay que reconocer que siguen sintonizados con el prohibicionismo, cuando claudican, comprometiendo la conquista de objetivos evolutivos. Es comprensible. Todo se agradece, toda participación beneficiosa que haya contribuido al avance de la libertad de todos, se agradece, a pesar de los costos que signifiquen los esfuerzos para integrar y alinear las intenciones.
A propósito de la distinción pretendida entre individual y colectiva, la ciencia demuestra cómo en un plano esencial de realidad sólo existe el nosotros, el todo finamente interconectado entre las distinciones aparentes.
La salud pública es más que el control de las enfermedades, es la consciencia de la vida de todos, es la presencia lúcida en la realidad, es el contacto con la vida espiritual, con el bien común superior consagrado, y para ella -estando conscientes del aporte que significa para la causa- van nuestros esfuerzos individuales por estar despiertos.
La salud en una persona, es la salud pública también, y cuando un individuo promueve su realización espiritual, afecta beneficiosamente la salud pública, la salud de todos. Efecto mariposa.
La salud del país no es buena. Y esto nos mantiene enfermos a todos. La salud está enferma de ignorancia, por falta de inclusión de la esencia en la conciencia social. La cura es despertar, como está sucediendo. Estamos curando al país completo con tecnología chamánica, con ciencia contemporánea aplicada, con sabiduría eterna impregnando la intención.
Todos los recursos y conocimientos disponibles para facilitar y potenciar la irradiación de esta ola de conciencia, deben estudiarse, organizarse, y ofrecerse asimilables para la ciudadanía, con fundamentos y en simple, en el contexto de una realidad que es la que es, más allá de toda especulación y capacidad para integrarla.
La Cannabis es usada por una proporción significativa de la ciudadanía, que no puede continuar siendo discriminada ni criminalizada. Las cifras son afectadas por el prohibicionismo, por lo clandestino.
El uso medicinal del cannabis -en los términos clásicos para manejar diversas dolencias del cuerpo físico especialmente- se instaló con propiedad en Chile, y corresponde a un porcentaje de los usuarios. La gran mayoría, no obstante, reconoce un uso con fines recreativos y/o sacramentales, en el espacio de las facultades que la identidad esencial consagra. Sin embargo:
¿Hasta qué punto este uso recreativo y sacramental es también medicinal en un sentido amplio y profundo, cuando asumimos un ser humano «esencializado», espíritu en materia, recreando con ello nuestra comprensión de la fisiología humana? ¿En qué grado el uso medicinal del cannabis puede llegar a implicar una experiencia de profundo equilibrio espiritual que da contexto a la relación de la persona con su condición y la faculta para intervenir activamente en su sanación? ¿Hasta qué punto la recreación, que es un derecho humano, transita desde la distracción, desde la evasión incluso, hasta la re-creación de la cualidad del contacto con la realidad, y da lugar al goce de placeres sublimes y a la participación en una órbita donde la creación es posible?
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Foto: Cielo de nubes
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