Les propongo que dejemos la zumba para otro día, que organicemos una jornada de discusión, un acto, una marcha, una señal de protesta, que todas las multigremiales de cada hospital denunciemos la situación de nuestros trabajadores y en este nuevo ciclo político y social de nuestro país exijamos un nuevo trato, exijamos ser parte de los cambios estructurales, que también en salud podamos levantar la consigna “No al lucro” y cambiar el paradigma.
Se aproxima el 1° de Mayo, día internacional de los trabajadores, y una bien intencionada funcionaria de recursos humanos invita a las asociaciones gremiales del hospital a organizar esta “celebración”, recordándonos que el año pasado se realizó una jornada de zumba y entrega de 5 tortas a los servicios con más felicitaciones, pero comenta que está abierta a recibir ideas. Leo el mail, entiendo las buenas intenciones, pero me llenó de indignación.
Hace justo un año que participo de la mesa multigremial del Hospital Hernán Henríquez (regional Temuco) como dirigente de los enfermeros y enfermeras, desde ese espacio he podido impregnarme no solo del día a día de mis colegas, sino de todo el personal; profesionales, técnicos, auxiliares y administrativos.
Conozco la brecha de funcionarios que hoy tenemos, hemos declarado seiscientos cargos de brecha, ese es nuestro contexto. Conozco la precariedad de los contratos, doscientas personas a honorarios, muchas de ellas en funciones permanentes, ¡doscientas personas!
La relación de contratas versus titulares es totalmente invertida 80/20 en vez de 20/80 y solo una parte de estos contratos es hasta el 31 de diciembre, otros por seis y otros por tres meses.
También están los subcontratados, los externalizados, y no son solo guardias y personal de aseo, también profesionales administrativos y clínicos, los que hacen la misma pega que sus colegas pero sus horas son compradas por licitación a un tercero que lucra. Me pregunto si en los hospitales públicos los trabajadores tenemos motivos para “celebrar”.
Pienso en Don Nelson, auxiliar de enfermería en sus últimos años de servicio que llega siempre antes de las ocho al turno, con buena disposición, tirando la talla y enseñándonos a los más jóvenes. Me pregunto si los nuevos funcionarios sin contrato digno, sin sueldo digno, con muy poco espacio para la capacitación continua, sin participación real en la toma de decisiones de su institución serán en el mediano plazo, tan comprometidos como Don Nelson.
Pienso en nuestro hospital, mi querido hospital en el que me formé y en el que hoy trabajo, en el servicio de urgencia a diario sobrepasado, con los box llenos de pacientes hospitalizados. Aún no recuperamos el número de pabellones que teníamos antes del terremoto, tenemos una “producción” (así le llaman los economistas a nuestras cirugías) que se ha recuperado, pero la distorsión del sistema es evidente, cuanto de esa producción se sostiene por licitaciones y proyectos fuera del horario hábil.
Así, una colega por ganar unos pesos más, trabaja de lunes a viernes hasta 12 horas diarias. Y ¿la vida familiar? y ¿el ocio? Acaso por eso no fueron baleados los trabajadores en Chicago ese 1° de Mayo en la primera huelga general por la jornada de ocho horas para trabajar, ocho para descansar y ocho para recrearse.
Pienso en los cientos de millones que le pagamos a la clínica privada vecina por la semana que tuvimos malo el scanner y todos los pacientes de urgencia tenían que ir a tomárselo allá, por los pacientes críticos que están en la UCI de allá, o por los niños y niñas que derivamos los días que nos quedamos sin cirujano infantil de turno. ¿Hasta cuándo?
¿Y si juntamos esos cientos de millones y aumentamos nuestras camas UCI, cambiamos el scanner y retenemos a nuestros cirujanos? ¿Y si le pagamos mejor a nuestra enfermera y al técnico para que no tengan que hacer tanta hora extra? Quizás van a trabajar más contentos, quizás van a llevarse mejor y quizás el médico, la enfermera y el técnico van a profundizar su trabajo en equipo cuando sus sueldos sean más equilibrados.
Y para que decir más, cuando son tantas las injusticias, yo sé que pronto serán muchos quienes las griten, como dijera el mártir de Chicago «La voz que vais a sofocar, será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora».
Si hay un motivo para estar alegres solo es el cariño de nuestros usuarios, nuestros pacientes y sus familias, ellos nos han premiado, nos sacamos una excelente nota en la última encuesta de trato usuario. Además el año pasado con un gran esfuerzo de todos y todas logramos acreditar nuestros estándares de calidad. Aún en las condiciones que ya comenté, los trabajadores y trabajadoras del Hospital Hernán Henríquez y de tantos hospitales públicos, en regiones y en la capital hacen su pega lo mejor que pueden.
Les propongo que dejemos la zumba para otro día, que organicemos una jornada de discusión, un acto, una marcha, una señal de protesta, que todas las multigremiales de cada hospital denunciemos la situación de nuestros trabajadores y en este nuevo ciclo político y social de nuestro país exijamos un nuevo trato, exijamos ser parte de los cambios estructurales, que también en salud podamos levantar la consigna “No al lucro” y cambiar el paradigma.
Mucho ánimo, tenemos poco que celebrar y mucho por qué luchar. ¡Vivan los trabajadores!
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Foto: chilefotojp / Licencia CC
Comentarios
28 de marzo
totalmente de acuerdo contigo Carlos!
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