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San Sebastián: cumplidor y cobrador

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Existen, para el mundo católico chileno algunas celebraciones religiosas que adoptan el carácter de «megafiestas» de la devoción. Tenemos entre las mas relevantes e imperdibles para los apostólicos-romanos y que se han transformado en atractivo turístico: La Tirana (Nuestra Señora del Carmen de la Tirana), Lourdes (La Inmaculada Concepción), Jesús Nazareno de Cahuach (Chiloé) y entre ellos un mártir, San Sebastián de Yumbel.

La peregrinación a San Sebastián se realiza en Chile a un pequeño pueblo (Yumbel), que a punta de juicios eclesiásticos logró recuperar su santo. Existen algunas «sucursales» o » franquicias» del Santo en localidades como Puerto Saavedra en la costa de la Región de la Araucania.

Pero, ¿quién era San Sebastián, antes de ser Santo? Un soldado romano que se negó a dejar de profesar su fe y fue torturado con flechas (de ahí que su imagen las muestre), pero no murió en ese acto de martirio, sino en un episodio posterior.

Pero, ¿cómo este mártir logró colocarse a la altura de festividades de María y del mismo Cristo en Chile? La fama de San Sebastián se debe a la «creencia popular» que indica que si se le pide algo al Santo (una manda), Sebastián nos avalaría ante Dios , y se nos concedería el favor que solicitamos.

Pero, como buen «italiano» debemos ofrecer algo a cambio por la dádiva divina, «nada es gratis» nos recordaría el Presidente Piñera. Ahí la cosa se pone difícil, y nos lleva a ver durante los 20 de enero y marzo, filas monumentales de feligreses cargando niños, encendiendo velas o depositando dinero en arcas de la parroquia de Yumbel. Es algo así como la más grande fila de deudores en Chile.

Como el mercado también afecta a la fe, existe otros santo, San Expedito, quien ofrece, con menos «antecedentes comerciales» y en menos tiempo, soluciones mas rápidas. Y para acceder a una «clientela» más distinguida instalo su santuario en Reñaca.

Para mi, y ese es el motivo de la nota, San Sebastián es un lindo recuerdo de niñez.

Un 23 de diciembre (vispera de Navidad) a los nueve años, me robaron mi perro y compañero Tufy. Ese año en mi casa no hubo Navidad, porque yo sólo quería a mi perro. No hubo regalo que calmara mi pena. Mi tía Lilian, como último recurso me dijo que le pediríamos a San Sebastián nos ayudara a encontrar «sano y salvo» a mi regalón. La promesa seria que dejaría de llorar y lo visitaría en Yumbel. El 20 de Enero, apareció mi perro, y el 20 de Marzo visité a San Sebastián en Yumbel, para llevarle una vela por mi y el Tufy.

¿Cómo este mártir logró colocarse a la altura de festividades de María y del mismo Cristo en Chile? La fama de San Sebastián se debe a la "creencia popular" que indica que si se le pide algo al Santo (una manda), Sebastián nos avalaría ante Dios , y se nos concedería el favor que solicitamos.

Mas allá de la crítica a la creencia de Santos, o a la intromisión de terceros entre la relación de Dios y los hombres, o a la vista gorda que hace mi iglesia a las rodillas rotas y codos pelados de las mandas, es importante valorar el compromiso de un pueblo con su fe, o en este caso el recuerdo de un niño.

Sin embargo, a días de la próxima festividad, les recomiendo ofrecer sacrificios mas contundentes y a la altura del martirio de San Sebastian. Por ejemplo, dejar de beber, no golpear a su pareja, no maltratar a sus hijos o trabajadores, estudiar, etcétera.

Pero, no olviden ante todo, pagar la manda, porque ni la banca ni los cielos perdonan a los deudores.

PD: Gracias Santito por haber regrazado a mi amigo Tufy

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Foto: Carlos MuLec / Licencia CC

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Cinthya

Quiero quedar embarazada pero no puedo