Hace sólo un mes, el 20 de diciembre de 2017, falleció Bernard Law, cardenal estadounidense que encubrió el mayor caso de pedofilia de ese país. Un reportaje periodístico (llevado al cine magistralmente con la película “Spotlight”), dio cuenta de al menos un centenar de curas abusadores sexuales de niños, que fueron sistemáticamente protegidos y encubiertos por sus superiores. El cardenal Bernard Law fue el principal encubridor, dedicándose sólo a cambiar de parroquia a los curas pedófilos, lo que obviamente les permitía continuar con los abusos sexuales a otros niños. Bernard Law, luego de ser desenmascarado por los reportajes, debió renunciar a su cargo de arzobispo de Boston. Se trasladó al lugar donde podía estar más seguro, tranquilo y protegido: al mismísimo Vaticano. El papa Juan Pablo II lo designó arcipreste de la Basílica de Santa María Mayor, y el perla hasta celebró misas en la Basílica de San Pedro.
De más está decir que los funerales de Bernard Law de diciembre último fueron presididos por el mismísimo Papa Francisco, otorgándole al difunto cardenal Law todas las bendiciones habidas y por haber.
Con estos antecedentes, ¿sorprende el apoyo que el papa Francisco le otorga al obispo Juan Barros, involucrado en el encubrimiento del Caso Karadima? No, no debiera sorprender. Todos (creyentes y no creyentes, católicos y no católicos) deberíamos hacernos la idea de que estamos ante una institución con un grave problema de casos de pedofilia y abuso sexual de menores, y peor aún, que su propia institucionalidad –desde el papa Francisco hacia abajo- ampara, protege y encubre. Un reciente reportaje del diario “La Tercera” da cuenta de que, aquí en Chile, “son 80 los religiosos en el país que han sido acusados por abusos: cuatro obispos, 66 sacerdotes, un diácono, dos consagrados y seis hermanos maristas. También se suma el caso de una monja, Isabel Margarita Lagos, sor Paula, quien falleció el 2012 tras ser removida como superiora de Las Ursulinas, denunciada al Vaticano por abuso sexual contra alumnas”. Sí, 80 casos de curas abusadores. ¿Cuántos niños por cada caso? La situación es grave, pero aparentemente la iglesia católica no piensa lo mismo. Nos guste o no, duela reconocerlo o no, la iglesia católica actúa como una organización criminal. Sí, “hay pedófilos en todas partes”, como señalan los defensores de la iglesia católica, pero convengamos que la concentración de casos en la iglesia católica es desproporcionada. Y es la red de protección y encubrimiento lo que empeora y agrava el escenario.«La iglesia católica no desaparecerá, pero en Chile y el mundo se avanza en una dirección en la que ella seguirá perdiendo influencia, perdiendo fieles y también perdiendo vocaciones sacerdotales.»
Y para finalizar este descargo público, y a propósito de la baja asistencia que tuvieron los actos del Papa Francisco en Chile, repetiré aquí lo que les escribí durante esta semana a un grupo de grandes amigos católicos que tengo, en un debate de este tema: “Mi rabia por las situaciones de niños abusados y de curas pedófilos protegidos por la iglesia es mucha. Con más calma señalo que me gusta la secularización que vive nuestra sociedad. No es un fenómeno nuevo. Son décadas de avance. No sería raro que, en el pasado, el porcentaje de católicos en Chile estuvo cerca del 100%. Pero esa realidad está cambiando. Prefiero y me siento más cómodo en una sociedad con poca influencia de las iglesias en general. Me gusta el concepto de «estado laico». La iglesia católica no desaparecerá, pero en Chile y el mundo se avanza en una dirección en la que ella seguirá perdiendo influencia, perdiendo fieles y también perdiendo vocaciones sacerdotales. Y ese no es un escenario negativo para una sociedad, en mi opinión. Sin ninguna duda, esta situación de que la institucionalidad católica ampare a sus miembros pedófilos y abusadores, no hace otra cosa que empujarla al destino al que inevitablemente se dirige: ser una organización religiosa cada día con menos influencia en la sociedad, que es lo que debe ocurrir con todas las instituciones de carácter religioso».
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