Tantas veces hemos oído hablar de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Es una amenaza latente para aquellos miembros de la Iglesia Católica que han cometido ciertas faltas. Es por decirlo de algún modo, el tribunal de disciplina de dicha institución.
Si profundizamos un poco, nos damos cuenta que los orígenes de esta institución se remontan a 1542, cuando fue fundada por Pablo III con la finalidad de defender a la Iglesia de las herejías. Su base se toma del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, fundado con anterioridad en 1478 y que tendrá en la cabeza al conocido inquisidor Torquemada, por supuesto bajo el alero de la Iglesia y el apoyo de los Reyes Católicos.
Hace pocos días salió a la luz pública una foto con el sacerdote Karadima oficiando misa en público, lo que estaba estrictamente prohibido por la Iglesia, por su condición de abusador de menores. Se ha dicho que hoy se llevará su caso ante la Congregación para la Doctrina de la Fe, para que sea investigado, lo que podría resultar en la excomunión de dicho clérigo.
Lo que resulta curioso es que si bien en 1813 el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición fue abolido por las cortes españolas, la Inquisición siguió operando y más viva que nunca dentro de la Iglesia, sólo que con el nombre que ya conocemos, por eso se le denominó en sus inicios “Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición”.
Corresponde realizar un paralelo interesante respecto del tema y cómo la Iglesia siempre ha sido encubridora de los sacerdotes que caen en ilícitos.
En 1737 en Santiago de Chile encontramos a Mariana González Guimaray, de oficio costurera. Es llevada ante el Tribunal de la Inquisición por seguir doctrinas del Iluminismo, cierta creencia que entonces se consideraba proveniente o relacionada con el protestantismo. Después de su juicio, es condenada al destierro por seis meses.
Otro caso es el de Antonio Gómez Moreno, considerado polígamo por la Inquisición en 1785. En su primera audiencia ordinaria reconoce estar casado en Guayaquil y Chile. Se le condena a salir en Auto de Fe (acto público organizado por la Inquisición), vestido con insignias de polígamo. Es condenado a la vergüenza pública, azotes y es desterrado por cinco años, los que cumpliría recluido en Chiloé, “sirviendo a su majestad sin sueldo”.
Hasta este punto las penas parecen menores pero son muy duras, ya que llevan la marca de la Inquisición. Los sentenciados siempre cargaran con el peso de haber sido llevados ante el Tribunal y los demás vecinos los verán como una peste, nadie querrá trabajar con ellos o entablar amistad con personas que han tenido procesos en el Santo Oficio.
Hoy grupos sectarios y pérfidos como el Opus Dei, sostienen una persecución ideológica contra aquellos que son diferentes, atacan a los homosexuales, a las personas que están a favor del aborto, se entrometen en política y todo con la finalidad de imponer sus ideas. Son la nueva disciplina incesante, buscan ejercer ese control social que la Iglesia ha ido perdiendo con el paso de los años a causa de la expansión del conocimiento por el mundo.
Luego tenemos a sacerdotes como Fray Ignacio Bozo o Fray Pedro Nolasco Vega, acusados ambos en el siglo XVIII en Chile de solicitantes, es decir que hacían ofrecimientos indebidos a ciertas personas, las solicitaban. Sobre el segundo, una joven de 17 años, residente en el convento de Agustinas en Santiago dijo que: “estando sentada, hará tiempo de veinte días en los confesionarios del expresado monasterio de la parte de adentro, llegó a él y se sentó en la de afuera Fray Pedro Nolasco Vega, quien la persuadió a que se confesare con él y habiéndolo resistido ella, la preguntó como se llamaba, inmediatamente la empezó a decir palabras de cariño y a solicitarla para cosas torpes, queriéndola besar por la rejilla del confesionario y persuadiéndola a que saliere del monasterio, que le alquilaría casa donde se organizarían los dos y que después de lo dicho la hizo llamar en otras tres ocasiones al confesionario y que en ella repitió los mismos cariños y solicitaciones y que todo sucedió sin que interviniese confesión sacramental”. Luego de la presentación de varios testigos, el sacerdote es absuelto, se le advierte que no vuelva a cometer dichos actos y se le envía recluido al convento de su orden en Lima. Debe tener diariamente media hora de oración mental y rezar el rosario a la Santísima Virgen y los días viernes los salmos penitenciales.
En relación al primer sacerdote, Bernarda Romero, soltera de 19 años natural de la Isla de Juan Fernández, vecina de la ciudad de Concepción declaró ante el Deán Juan de Guzmán y Peralta que se había confesado con Fray Bozo y que «este la visitaba con frecuencia en su casa y la abrazaba y besaba, que después confesándose con él, de haberlo permitido le dijo el dicho Padre, que por parte de ella no había pecado, aunque la besase, abrazase y aún tocase los pechos el mismo demonio, no teniendo voluntad o pensamiento malo”. El anterior es sólo uno de varios testimonios en su contra. En 1791, su condena son cinco años de reclusión en el convento de San Francisco en Lima. También absuelto y se le ordena oración diaria. Luego de seis años en el convento, demuestra arrepentimiento y lleva una buena vida religiosa, por lo que se le permite volver a Chile. Se le faculta para volver a “confesar, anunciar la palabra divina y continuar las tareas a su instituto con la aptitud y honor que las principió”.
Entendiendo que la historia explica nuestro presente, por ser consecuencia del mismo, es que lo expuesto anteriormente es sólo posible porque la Iglesia siempre ha tenido un poder muy grande sobre las personas, sobre la sociedad y sobre los gobernantes. Es como si temieran al mismo Dios personificado en una institución que atenta contra sus propias creencias. La Iglesia es violenta de pensamiento, hoy en día los resabios de la Inquisición se mantienen más que vivos en Chile, con sacerdotes como Karadima y otros obispos y arzobispos, de un corte sectario, escondiendo y, peor aún, callando los secretos más oscuros de la institución.
No está toda cubierta de falsedad la historia, más bien hay capas de protección invisible que hacen que muchas veces sus concepciones y enseñanzas, por desconocimiento, sean erróneas. ¿Cómo pasar por alto que hoy la Iglesia se mantiene firme ante las mismas convicciones de hace cinco siglos atrás? La diferencia radica en que no pueden llevar a la hoguera a las personas, pero de seguros muchos así lo harían si tuvieran el consentimiento que ello requiere.
Hoy grupos sectarios y pérfidos como el Opus Dei, sostienen una persecución ideológica contra aquellos que son diferentes, atacan a los homosexuales, a las personas que están a favor del aborto, se entrometen en política y todo con la finalidad de imponer sus ideas. Son la nueva disciplina incesante, buscan ejercer ese control social que la Iglesia ha ido perdiendo con el paso de los años a causa de la expansión del conocimiento por el mundo. Grupos como éstos son la herencia de la Inquisición, sus sacerdotes son los comisarios y sus obispos los inquisidores. A través del miedo, quieren hacer creer a las personas que todo está mal y que la única salvación es a su lado, no sólo eterna, también en este mundo, afirmando que exclusivamente con su compañía se puede alcanzar la verdad suprema. Ese es el error, creer que aún tienen derecho a mentirnos e influir sobre decisiones que son de la sociedad por el Estado.
Por último, los paralelos no están demás en historia y hasta hace pocos años atrás el Ku Klux Klan quemaba personas en cruces en llamas para manifestar su xenofobia y racismo, amparados bajo su cristianismo y una supuesta misión divina de limpiar la sangre. Lo hacían con vestimentas bastante curiosas, similares a las utilizadas por los verdugos de la Inquisición.
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Fernando
Después de estudiar toda mi vida en colegio de curas, cada día descubro peores errores y grandes estafas de todo tipo de ésta mafia encargada de controlar masas. Con influencias en todo el mundo, están condenados a desaparecer en la medida que se van a seguir destapando sus múltiples vicios y perversiones. Aquí en Chile se golpean el pecho para ganar plata, porque forman parte de la elite dominante, es realmente vergonzoso haber formado parte de ellos por herencia.
daniela.rebolledohuenuil
Buena nota amigo, ya basta de que la iglesia siga teniendo el control; que la gente reaccione y que la educación revoque la ignorancia de muchas personas. La religión hace daño cuando la gente se va a los extremos, cae en el fanatismo y raya en la psicosis colectiva.